
Elogio de la crueldad
Los Ángeles ·
Lo oscuro nunca casa con la incertidumbre y la inquietud de sus personajes está al margen de esa melancólica extrañeza que nunca revela la medida de las heridasSecciones
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Los Ángeles ·
Lo oscuro nunca casa con la incertidumbre y la inquietud de sus personajes está al margen de esa melancólica extrañeza que nunca revela la medida de las heridasDe tanto estirar su singularidad acaba por morderse la cola. Juega a ser diferente y cualquiera ve sus límites. 'Septiembre dice' se mira el ombligo ... y llega un momento que no sabe qué hacer con sus criaturas y aún menos con una trama, de origen novelesco, pero cuyo interés se autodestruye con celeridad.
Año 2024
País Irlanda
Dirección y guion Ariane Labed
Reparto Mia Tharia, Pascale Kann, Rakhee Thakrar, Rachel Benaissa
Género Drama
El filme es realista, naturalista cuando quiere; juega psicológicamente con una especie de poética de la crueldad (hipérbole que visto lo visto no se merece) y subyace en sus entrañas una violencia física, a veces sadomasoquista, muy débil como para otorgarle credibilidad. Con la bandera de Irlanda al frente pero fruto de una coproducción que parece la ONU, el filme surgido de la novela de Daisy Johnson echa mano de cierto realismo mágico con un criterio caprichoso, remarcando aún más su desorientado rumbo. Algo así como mezclar uno de esos retablos en femenino plural con la atmósfera casi irrepetible de 'Picnic en Hanging Rock' de Peter Weir.
Es cierto que pueden apreciarse influencias del cine de Yorgos Lanthimos, pero lo que certifica esa conexión es tanto profesional como personal: Ariane Labed, actriz franco-griega, habitual del cineasta griego, es su compañera en la vida real. Su rostro, no obstante, se ha paseado tanto por 'Langosta', como por 'Black Mirror'. Labed persigue en su ópera prima, una delicada e intensa aproximación a dos hermanas inseparables y una madre. Lo iniciático, los lazos, las fracturas físicas y existenciales, la marginalidad, la vida en la periferia se entrelazan en una madeja a la que le falta textura y energía. A veces, demasiadas, el interés de la cineasta está puesto en una provocación muy frívola y exenta de credibilidad hasta el punto que suena afectada y al borde de la parodia. Acoso escolar, manipulación emocional, dependencia y dominación se solapan en la historia pero con escasos asideros a la hora de transmitir territorios tan delicados como los citados. Fuga y crueldad se aúnan en muchos momentos, más dictados y visualizados pero sin que exista una raíz dramática que vincule esos tiempos. Lo oscuro nunca casa con la incertidumbre y la inquietud de sus personajes resulta forzada y artificial, al margen de esa melancólica extrañeza que hubiese alumbrado las verdaderas heridas y las dimensiones de la perturbación. Sobra confusión y falta lucidez a la hora de mostrar esa convivencia sobre arenas movedizas. Esos huecos entre descubrimientos y afectos.
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