Gravedad diez
Bonifaz. Filmoteca ·
El cine como rizo espacio temporal, sin olvidar el sueño, claro, para inaugurar otro lugar, aunque sea extraño, que es lo que hace todo buen relatoEl británico Christopher Nolan y el canadiense Denis Villeneuve, aunque desde parámetros bien diferentes, comparten la capacidad de riesgo como premisa común de muchas de ... sus producciones. Incluso el espíritu y el legado de Stanley Kubrick, más en el segundo que en el primero, late de algún modo en su cine.

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Año 2014
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País EE UU.
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Dirección Christopher Nolan
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Guion Jonathan y Christopher Nolan
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Reparto Matthew McConaughey, Anne Hathaway, David Gyasi, Jessica Chastain
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Género Ciencia Ficción
Una década ha transcurrido de 'Interstellar', la otra gran odisea cinematográfica que, pese la aparente pomposidad que la hay, constituye un poema de gravedad diez, en estilo, en factor humano y en trascendencia. Sentimientos y tecnología, aventura e inquietud existencial han estado pocas veces tan unidas, a excepción de creaciones mayores y únicas de cineastas como Wenders, Herzog y Tarkovski. En el caso de Nolan, el equilibrio que eleva el filme, pese a su constante pisada en arenas movedizas desiguales entre el espectáculo y lo íntimo (ahí David Lean podría dar lecciones magistrales) radica en nunca abandonar ninguno de los dos extremos.
Es una cinta tan inexacta como precisa, tan sobredimensionada como intensa en su equipaje sentimental. El cineasta de 'Memento' agita la fascinación, el asombro y la reflexión casi a partes iguales y aunque la pretenciosidad y el engolamiento galácticos, que existen, sean una pátina inevitable, la historia brilla y el espectador forma parte inherente de ese viaje que es tanto espacial, sideral y astral como espacio interior cósmico. Puede incomodar que en la ambición de Nolan estriba o subyace un interés por creerse visionario y por buscar la aventura total, pero esa pretensión resulta elogiable en una película donde el amor fraternal y la memoria nunca son parte de un discurso vacío. Icónica e imaginariamente reconocemos 'Solaris', volvemos de alguna forma al sentido de 'Encuentros en la tercera fase' y puede uno hasta eludir la verborrea metafórica y la gramática científica porque la vida permanece en el tiempo (también en el del metraje) a través de la supervivencia y la resistencia, con algo de redención para la persistencia de lo humano y el perfeccionismo del director. Al cabo, el retrato, con sus agujeros negros y gusanos y sus fontanas blancas, parece decir que los afectos tienen algo de ciencia ficción. El cine como un rizo espacio temporal, sin olvidar el sueño, claro, para inaugurar otro lugar, aunque sea extraño y ajeno, que es lo que hace todo buen relato.
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