De helados y mentiras
El parque temático de Sean Baker, antes de 'Anora', es un cuento de infancia habitado por criaturas en los márgenes tan lúdico como desolado
Esta es la película que Donald Trump nunca vería. Antes de 'Anora', hace una década existió 'Tangerine' y poco después Sean Baker firmaba 'The Florida Project', este cuento neorrealista que tiene su particular tesoro social al final del arcoíris. Sin aspavientos ni hipérboles, el cineasta (afortunadamente no le sientan bien las etiquetas) construye un drama que no lo parece y una comedia teñida de desgarradura atemperada por un juego de encanto y desencantos. Es Alicia y es todas las infancias posibles, tan olvidadas como añoradas. Brooklyn Prince es el hechizo y el espejismo, la magia y la tristeza. Un parque temático de la desolación que muta en paraíso lúdico de la pobreza y la soledad.
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País EEUU
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Año 2017
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Dirección Sean Baker
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Guion Baker, Chris Bergoch
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Música Lorne Balfe
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Fotografía Alexis Zabér
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Reparto Brooklynn Prince, Willem Dafoe, Bria Vinaite, Caleb Landry Jones
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Género Drama social
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Salas Embajadores Santander
Baker es un cineasta humanista y eso es difícil de entender en este tiempo de pragmatismos, donde prima lo útil y la inmediatez y donde no caben los matices ni los pliegues, ni siquiera un tiempo para la extrañeza y el asombro. Frente al sueño americano, el make America great again, Florida proyect es el paisaje de los márgenes, de los no lugares frente a las deslumbrantes luces de neón del capitalismo salvaje. Un cuento de niños y madres, las otras crónicas de motel habitadas por criaturas que se adentran en el reverso de Disneyworld. Neokupas de espacios de color rosa que buscan su lugar en el mundo. Baker deja a la intemperie a sus personajes flanqueados por dos criaturas generacionalmente opuestas que conviven en el contraste, entre la travesura y el orden: la citada excelente niña y un descomunal Willem Dafoe, entre lo descarado y lo amargo. Es la espalda de Disneyworld, del artificio, paisaje marginal y derrotado, en el que se aúnan y funden vidas rotas, familias fragmentadas, personajes fronterizos, nómadas expulsados del sistema. Náufragos que bracean entre la infancia y lo adulto. Un complejo de comida basura, de comida de la basura y de gente sin rumbo, un cuento de supervivientes sin techo fijo.
Es curioso pero las películas de Baker son diferentes sin buscar el subrayado de la originalidad y todas marcadas por un luminoso gesto dramático y una irreverente manera de reclamar una vía de escape. Un filme que sabe mostrarse esperanzado pese a la crudeza que reposa al fondo. Una historia de helados y mentiras. El cineasta de 'Prince of Broadway' construye, a través de una textura especial, un pequeño reino despojado en el que habitan miedos y princesas sin trono. Es la crisis, pero es también, y sobre todo, un trozo de vida que se queda pegado en la garganta antes de que se le trague el tiempo o de que la memoria nos traicione.