Cómo iluminar lo sombrío
Casyc. Hoy. Cine Club Santander. 19.30 horas ·
Una lección de fascinación visual que perdura quizá por ese empático acercamiento al (melo)drama desnudo en el que todos nos reconocemosTodo es arrebato filtrado por el naturalismo del maestro. El cine siempre ha viajado en tren. De los Lumière a Buster Keaton, de 'Europa' a ... Hitchcock, de los rigurosamente vigilados a Frankenheimer. Renoir no es una excepción y su maquinista, Jean Gabin inmenso, conduce un drama que muta en melodrama con idéntico tono, con miradas expresionistas, con ese desgarro con el que asoma la condición humana y la imposibilidad de amar.
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Año 1938
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País Francia
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Dirección y guion Jean Renoir
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Reparto Jean Gabin, Simone Simon, Fernand Ledoux, Julien Carette
Tras el trayecto, sin posibilidad de romper el rumbo surge la pasión, la violencia contenida y los mandamientos del destino. Adaptación de la novela de Zola, que también fue fuente de la magistral 'Deseos humanos', de Fritz Lang, 'La bestia humana' como casi todos los grandes poemas, visuales y de palabra, es una ilustración febril e intensa. Su criatura, Jacques Lantier, el ferroviario que esconde y revela a la vez impulsos donde confluyen la locura, el deseo y la fatalidad, es uno de esos ejes en los que palpitan atmósfera, opresión y mirada trágica.
La locomotora del mundo no se detiene. Lo lírico y lo técnico, la destrucción o el amor van marcando sus propias encrucijadas. Renoir ilumina lo sombrío y busca destellos de oscuridad. Hay algo que sigue fluyendo casi noventa años después de que se estrenara esta historia más allá de la etiqueta del realismo poético. Es su poderosa e inherente narratividad visual que graba lo fugaz: los sentimientos imposibles, la intimidad y la ensoñación irreal de dos amantes. Todo ello envuelto en una melancolía finalista, en un recorrido sin cambio de vías, dominado por un estado emocional perturbador. Puede exigirse un retrato psicológico más hondo, pero difícilmente cabe concebir otra mirada en la que como esta dialoguen lo cotidiano y lo inquietante, la herencia del cine silente en los planos y una anticipatoria alternativa de cine negro al uso. El perfil social, siempre presente, se zambulle en lo dramático. 'La bestia humana' ruge en blanco y negro y aunque la dimensión narrativa sonora pueda tener algo de anacrónica a nuestros ojos, rebosa un sutil existencialismo. En busca del rastro humano asoma la decadencia, el trabajador no puede salir de lo marginal, el fuera de campo y las elipsis incluso alimentan lo sórdido. Una lección de fascinación que perdura quizá por ese empático acercamiento al (melo)drama desnudo en el que todos nos reconocemos. Un año después el nazismo precipitaba la historia al abismo. Dos años más tarde se escuchaba en 'Rebeca': «No sé nada de la felicidad».
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