Máscaras y espejos rotos
Cinesa ·
Un filme irregular, a veces con el foco estancado pero que adquiere dimensión de cercanía cuanto más crudo es su retrato de sororidadDe tanto subrayar su querencia por el cine independiente y dejar patente su sello en pantalla, a 'The last showgirl' se la va a veces ... la fuerza por la boca. Su retrato lo hemos visto en otras ocasiones. Esa parada obligada en la madurez que conlleva crisis existencial, una biografía enrocada y fragmentos de espejos rotos, deformados y máscaras, muchas máscaras. Pero no es menos cierto que Gia Coppola cuando abandona las zonas de confort, algunas reiteraciones y la adscripción a etiquetas, logra que su perfil de una bailarina de Las Vegas que se queda en el paro al cumplir los cincuenta, exhiba momentos con mucha verdad dentro.

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Año 2024
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País EE UU.
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Dirección Gia Coppola
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Guion Kate Gersten
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Reparto Pamela Anderson, Kiernan Shipka, Brenda Song, Jamie Lee Curtis
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Género Drama
Es esa textura de autenticidad– la del arranque del filme, la de los primeros planos desgarrados, las de la falta de maquillaje, las conversaciones entre mujeres que destilan complicidad– la que revela su solidez como relato humano. Son esas imágenes las que permiten asociar con naturalidad al personaje con la actriz que lo encarna, Pamela Anderson, ex vigilante de la playa que se asoma a una especie de autoterapia o tour de force sobre su propia vivencia. Suena a reinvención pero sin impostura.
Gia Coppola, nieta del cineasta, le pone en bandeja a Anderson un espejo en el que mirarse. Y es en ese trayecto de la fama al olvido, del estrellato a la marginación, donde confluyen criatura e intérprete, doble visión y acto reflejo para el espectador que hurga entre las capas en busca de otra profundidad que la mera lectura superficial. Es en el territorio de la decadencia, de la muerte de una manera de concebir el espectáculo donde Coppola se suelta, excelentemente sostenida por la propia actriz y por el trabajo descomunal de nuevo de Jamie Lee Curtis, a la intemperie en lo físico y en su personalidad. Trayectorias truncadas, en lo profesional y en lo vital, de mujeres que socialmente sufren una doble disolución por culpa de la jerarquización machista y patriarcal. El mito erótico, la cosificación, los encasillamientos, el descenso a los infiernos...todo tiene su juego dentro y fuera de la ficción que representa Anderson de manera doble. Cámara en mano, la cineasta de 'Palo Alto', que tiene otro espejo en el que mirarse, el de su tía Sofía, mezcla con soltura música e imagen al adentrarse en la lentejuela y la frivolidad de Las Vegas, fruto de su experiencia en el videoclip. Un filme irregular, a veces con el foco estancado, que adquiere dimensión de cercanía cuanto más crudo es su retrato de sororidad.
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