Mascarillas y espejos
Cinesa ·
A modo de wéstern pandémico, el inclasificable Ari Aster, con la conplicidad de Phoenix, se marca una sátira demoledora sobre la sociedad USAEs desmesurada, excesiva, sobrada para lo bueno y lo malo, una sucesión solapada de hipérboles que zarandean a través de un rumbo que el espectador ... nunca espera. Pero tras el disparate aparente que supone la iconografía de 'Eddington' se halla la firma de Ari Aster, uno de los cineastas más singulares del presente. 'Midsommar' y 'Hereditary' constituyen dos rotundos ejemplos de su potencia visual, de esa facilidad de contagio para deslizarse por capas de violencia y situaciones inquietantes.
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Año 2025
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País Estados Unidos
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Dirección y guion Ari Aster
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Reparto Joaquin Phoenix, Pedro Pascal, Luke Grimes, Deirdre O'Connell
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Género Drama
A modo de wéstern pandémico, el inclasificable Aster, con la complicidad de Phoenix, se marca aquí una sátira demoledora sobre la sociedad estadounidense. 'Eddington' es el nombre del pueblo, por llamarlo de alguna manera en el que el cineasta mete todo su microuniverso de máscaras, mascarillas y espejos deformados, de tal modo que el relevo de historias se asemeja a un castillo de naipes, a una radiografía valleinclanesca dibujada sobre las cuatro calles de esta geografía de Nuevo México. En este sentido, brilla más el filme cuanto más caos genera y retroalimenta, acercándose en el último tramo de su desmesurado metraje a las mejores estampas visuales de Aster y su aún escasa pero mucha deslumbrante filmografía.
Con tanto ardor guerrero al cineasta le sale una cinta irregular pero con una puesta en escena atractiva, sugerente, que va empapando el esperpéntico retrato, siempre alocado, visceral, violento, especialmente el que encarnan Joaquin Phoenix y Pedro Pascal, sheriff y alcalde, respectivamente. Las pantallas, móviles, la televisión, internet, las redes sociales configuran el magma (maga) del enredo, una madeja de desinformación y catálogo de conspiraciones, entre la sátira salvaje y el perfil de algunos personajes construidos desde la parodia. Ese paisaje de 'verdades' edificadas desde las redes, donde todos son mantras del trumpismo asomando de un modo u otro por las cloacas demoníacas donde confluyen la ultraderecha y el supremacismo blanco. En la enredadera, en la naturaleza visible y transparente pero extraña del conflicto, 'Eddington' es como un vómito ordenado en dimensiones escalonadas, desde lo más primario a lo tarado. Hay tanto ingenio como hipérbole. El virus habita más bien dentro que fuera. Las fake news, los bulos, el elogio constante de las armas, el negacionismo...el desfile es interminable. El cineasta desgrana todos los síntomas. Ya no es el terror psicológico de sus anteriores filmes, sino una pesadilla social desde el epicentro de la paranoia.
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