Palabras como balas
Bonifaz. Filmoteca. La llave azul ·
La descarga enchufa la mofa y la sátira en una lucha desde abajo, con descaro e ingenio, sin perder la diversión y, sobre todo, con una mirada política y atrevidaLa película, ya desde su promoción, ironizaba con el hecho de que imagen e Irlanda conllevaban siempre idéntica, uniformada y encasillada iconografía ligada al IRA. ... Pero lo cierto es que 'Kneecap', que parece discurrir en la periferia, no es menos política. Con un deje alocado y dislocado, efervescencia y pulsión intergeneracional, bajo la apariencia de biopic y retrato urbano, late una atractiva y sugestiva sucesión de golpes ácidos (en el doble sentido) y agitadores pese al distanciamiento que procura su rostro de comedia incontrolable. El foco es el perfil de 'un trío de hip hop irlandés y en irlandés' que surge, por supuesto, de los márgenes, de la resistencia y con la fama como un incierto campo minado.
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Año 2024
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País Irlanda
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Dirección y guion Rich Peppiatt
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Reparto Kneecap: Móglaí Bap, Mo Chara, DJ Próvai
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Género Biopic
Tras 'Kneecap', configurado por los raperos Mo Chara, Móglaí Bap y el DJ Próvaí (que en el filme se interpretan a sí mismos) hay un relato que surge apenas hace ocho años deslizándose por la agudeza de las letras. Hay más de retrato social que de incursión musical, aunque en este caso nacen entrelazadas. Lo primero es más universal y las referencias más localistas a veces suponen un obstáculo, pero el debutante Rich Peppiatt traza una sólida historia con mucha rima visual en la que conviven y malviven el humor, la ideología, el litigio lingüístico, las drogas... «Cada palabra pronunciada en irlandés, es una bala que dispara por la libertad de Irlanda». La frase la expresa el personaje encarnado por el gran actor Michael Fassbender, cuya presencia, ya de estrella, chirría en esa sintonía aferrada a la calle que trata de reflejar el cineasta en su ópera prima, tras firmar mucho antes un mediometraje documental, One Rogue Reporter.
La influencia de Guy Ritchie es notoria en 'Kneecap', del mismo modo que es fácil dejarse llevar visualmente hasta el 'Trainspotting' de Danny Boyle. Pero pese a la juerga, a las raves, a la marginalidad activista, hay un tono ácrata, más sustentado en la reivindicación y en una toma de conciencia que en una mera provocación. A veces da la sensación de que la comedia dramática echa de menos el molde del documental que habita en su interior. Peppiatt elude con estilo la tentación y se marca una ecuación de identidad, jerga, o gramática ideológica, y busca el gesto de rebeldía con naturalidad. Lenguaje y música recorren la entraña del retrato pero los códigos se alimentan de efectos y animación en un enérgico estado narrativo que zarandea el encorsetado biopic al uso. La película es Belfast y la descarga enchufa la mofa y la sátira en una lucha desde abajo, con descaro e ingenio, sin perder la diversión y, sobre todo, con una mirada comprometida y atrevida en lo cultural.
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