Planazo gótico
Embajadores, Cinesa, Ocine y Yelmo ·
Todo rezuma una dulzura fantasmagórica, una seducción obsesiva de espectro y ensoñación. Elfman pone la partitura y entonces resulta fácil bailar el esqueletoUna reciente y genial (como casi todas) viñeta de Riki Blanco rezaba: «Casarse es como empadronarse en el otro». La frase, con la muerte de ... por medio, podría presidir de manera irónica esta pieza de orfebrería visual e imaginativa que es 'La novia cadáver'. Al cobijo comercial de Halloween (no le hace falta) y en su veinte aniversario, la fantasía macabra 'burtoniana' regresa estos días a las salas –sí, a las salas– para abrir ojos y postularse como el mejor planazo gótico de fin de mes.
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Año 2005
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País Estados Unidos
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Dirección Tim Burton, Mike Johnson
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Guion John August, Caroline Thompson, Pamela Pettler
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Género Animación/ Fantástico
Deliciosa y exquisita, planificada de muerte, es casi imposible que no resuciten las miradas con esta joya ya histórica del stop-motion. Un relato de amor y necrópolis, a tumba abierta que, flanqueada por cuatro estratos musicales, suena a réquiem tan retorcidamente divertido como triste y encantadoramente oscuro. La fiesta es de los muertos que viven en la celebración de su estado, mientras los vivos solo sobreviven.
Todo el filme de Tim Burton y Mike Johnson rezuma una dulzura fantasmagórica, una seducción obsesiva de espectro y ensoñación. Danny Elfman pone la partitura y entonces resulta fácil bailar el esqueleto, el propio y el ajeno. Es pionera en el uso radical de la citada técnica pero es sutilmente artesanal, evocadora de clásicos, con sabor fundacional y un juguetón viaje al fin de la noche entre lo familiar y lo obsesivo. Una juerga de animación, de títeres con la cabeza bien puesta sin dejar de mirar a sus mayores literarios y cinematográficos, de Disney a Ray Harryhausen, del cine silente al cartoon, de Poe a Arthur Machen, pasando por 'Vértigo' de Hitchcock. 'La novia cadáver', obligado es recordarlo en este aniversario, es el primer largometraje de animación que se rodó íntegramente con una cámara de fotos digital. Lo que hay detrás, como en la magia, se queda en el truco. En cualquier caso, un proceso laborioso, intrincado, de mecanismo, precisión y técnica. Un paso definitivo que no se hubiera podido dar sin magistrales piezas como el cortometraje 'Vincent' y el antecedente de la historia de Burton, 'Pesadilla antes de Navidad', dirigida por Henry Selick. Más allá del oportunismo del rescate, regresar al epicentro más creativo y personal del universo del cineasta de 'Eduardo Manostijeras', supone recorrer el tacto y la luz oscura de una poética hermosamente siniestra. Espera y deseo. Deseo y espera. Valiente en su evocación y en su humor entre lo coreográfico y lo refinado. Una incursión a dos metros bajo tierra en una historia de iniciación vital en la muerte.
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