Prueba de amor
Cine Los Ángeles, a partir del miércoes ·
Alzhéimer, memoria colectiva e íntima se funden en un retrato hermoso y desgarrado, entre el espanto y el coraje, entre el gesto y la necesidad de contarnosUna de las escenas de este desgarrado, necesario y hermoso filme transcurre durante un eclipse y bien podría simbolizar metafóricamente el sentido de un documental ... cercano, sobrecogedor y conmovedor. La pareja chilena protagonista la integran el periodista Augusto Góngora, al que se le diagnosticó alzhéimer prematuro, y la actriz y ministra de Cultura en el primer Gobierno de Michelle Bachelet, Paulina Urrutia. Ambos, en carne viva, en un delicado sincero y directo documental de vida y prueba de amor, despojado de todo artificio, se revelan en una crónica de vida que solo puede ser fragmentada. En la citada secuencia, la pareja se acaricia y abraza entre interrogantes y sombras, pero alumbrados, protegidos por gafas especiales, mientras avanza el eclipse. Él, sin mucha conciencia de lo que sucede. Ella, didáctica, ejerciendo de útero y cobijo. Cuando Góngora asume la situación, Urrutia le dice que los «rayitos del sol» han despertado su cerebro. Y ahí reside todo: una vida juntos que debe ser cada día restituida, entre luces y sombras, entre objetos y fotografías, entre la rutina reconocible y el destello de un trozo de existencia raptado por el olvido.
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País Chile
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Año 2023
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Dirección y guion Maite Alberdi
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Intervenciones de Augusto Góngora y Paulina Urrutia
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Género Documental
En ese combate se funden el Alzhéimer, la memoria colectiva y la íntima y el amor que ejerce de yeso y asidero, de alumbramiento y de redención. La cineasta documentalista Maite Alberdi ya mostró la excelencia con la singular 'El agente topo', una curiosa incursión en la vejez a través de un enredo que transcurre en una residencias de ancianos. Ahora, solapando miradas y proyectos, firma en 'La memoria infinita' un retrato que permite tanto acceder al ecosistema personal de la pareja como a la crónica de Chile: desde el golpe de Estado del sátrapa Pinochet a las torturas, represión y desaparecidos, pasando por la democracia, la pandemia y los vínculos con la cultura del matrimonio.
Entre archivos, material documental y grabaciones caseras, Alberdi construye una delicada colmena donde conviven retazos, tiempos rotos, costuras, complicidades, cuerpos y sentimientos compartidos. Entre dudas y evocaciones diluidas, la evolución de Augusto Góngora asoma en forma de crónica, de intimidad revelada con tacto. Y asistimos a lo cotidiano frente al disturbio de la memoria, mientras el enfermo expresa la felicidad fugaz, confiesa su amor por su pareja o manifiesta sus miedos y fragilidad. El filme así, familiar y fraternal, niega el olvido. Como el libro sobre Chile que escribiera el periodista, cabe el espanto, la nobleza y el coraje. Y como diría el propio Augusto Góngora, esta película refleja la estancia de dos sembradores de vida.
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