Lo radical divertido
Embajadores. Santander. ·
Fábula, metáfora, cuento, participa tanto de la extrañeza como de una perseguida dureza, en su nada simulada búsqueda de un retrato agudo social¿Es posible que el sentido del humor pueda llegar a ser tan angustioso como fascinante? La respuesta está en 'Canino'. Mucho antes de que ... el cineasta Yorgos Lanthimos adquiriera un estatus Hollywood y ganara en medios pero perdiera en ingenio, este filme fue como un brote verde en un territorio de cine de autor no tan al uso, y postulándose como una propuesta creativa radical.
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Año 2009
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País Grecia
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Dirección Yorgos Lanthimos
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Guion Efthymis Filippou, Lanthimos
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Reparto Christos Stergioglou, Michelle Valley, Angeliki Papoulia, Mary TsonI
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Género Comedia negra
Fábula, metáfora, cuento, 'Canino' participa tanto de la extrañeza como de una perseguida dureza, casi distópica, en su nada simulada búsqueda de un retrato agudo social. También agresiva, la inmersión en una comunidad familiar convencional de matrimonio con tres hijos, comienza a adoptar a través de imágenes muchas veces sorprendentes y una puesta en escena inteligente, esa composición extraña que domina toda la cinta. El epatante paisaje educativo, a modo casi de secta o de confinamiento disciplinario lleva a Lanthimos a mezclar con sutil precisión y agudeza una mezcla absolutamente personal y rotunda de humor negro, comedia kafkiana y drama psicológico con toques provocadores, entre el absurdo y lo enfermizo.
En este sentido, esa radicalidad fresca, ácrata se ha ido perdiendo en el cineasta heleno, la cual asoma aquí tan inédita como divertida. En una primera visión resulta desconcertante y causa una profunda desazón. Pero revela y transparenta sus ideas claras, su fabulación ocurrente, su excentricidad y hasta perversidad. El cineasta de 'Langosta' y 'La favorita', dos maneras de contar historias aparentemente opuestas pero con un universo común, convierte su tercer largometraje en un desembarco claustrofóbico con trazos de microcosmos en bucle, en un lúdico ecosistema donde colisionan lo íntimo y lo social, el interior y el exterior. Rareza surreal, sí, pero también una voltereta familiar simbólicamente con muchos cadáveres en el armario y diálogos a golpe de asombro, entre Buñuel y Lynch, entre Pasolini y M. Night Shyamalan, todo ello pasado por la disección de un Haneke. Un espejo de jardín, piscina y sol que a veces es oscuro, prisión y que daña el ojo pensante. Puede ser un divertimento pasado de rosca pero esta historia de padres sobreprotectores y relaciones reinventadas deja un poso turbador.
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