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Ciencia ficción y fantástico se funden en el filme.
Crítica de cine: 'Viaje alucinante'

El sentido de la vida

Bonifaz. Filmoteca. Programa de julio. ·

Pese a su atmósfera vintage y la falta de desarrollo de sus personajes, conserva el encanto y sobrevive su atrevida vuelta de tuerca a la ciencia ficción más trillada

Guillermo Balbona

Santander

Lunes, 30 de junio 2025, 12:07

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Aunque en el presente tenga algo de fragancia vintage y rostro pálido, mezcla de pop y kitsch, lo cierto es que 'Viaje alucinante' merece un bon voyage cinematográfico. Posee un registro tan sutil como escapista, huye de los estereotipos de la ciencia ficción, se postula como un homenaje casi juguetón a Julio Verne y es mucho más imaginativa y eficaz que lo que aparenta su modo ilustrativo.

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  • Año 1966

  • País EE UU.

  • Dirección Richard Fleischer

  • Guion Harry Kleiner, David Duncan

  • Reparto Stephen Boyd, Raquel Welch, Donald Pleasence, Edmond O'Brien

  • Género Fantástico

Bajo una epidermis colorista y artesanal, el filme de Richard Fleischer de los sesenta conserva más frescura y transparencia formal que muchas de las sofisticadas y aparatosas incursiones que ha dado el género fantástico en época de hipérboles artificiales. El cineasta de 'Los vikingos' y '20.000 leguas de viaje submarino' asumió el reto de representar en pantalla unos espacios nunca vistos hasta entonces, los que recreaban el interior de un cuerpo humano.

Lo insólito y lo fantástico fundidos en un potente relato que exprime los momentos de tensión dentro de una trama con escasez de sorpresas. Stephen Boyd y Raquel Welch encabezaron el reparto de un filme en el que subyace la Guerra Fría, el thriller y cierto pensamiento poético místico planteado más como cortina de humo que como verdadera seña de identidad. La miniaturización, la ciencia y la rareza de la idea convierten el viaje en una inmersión en la extrañeza, arropado todo por una dirección artística, decorados, maquetas y efectos especiales. La exploración en busca de lo insólito traza un trayecto inverso al habitual: el interior del cuerpo humano. El guiño minimalista, lo quirúrgico, los bionautas, lo científico como aventura fluyen en esta odisea corporal envuelven los efectos visuales que siguen siendo hoy una sorpresa. Los arquetipos y la falta de perfil psicológico de los personajes mandan. En el fondo el atractivo reside en la dialéctica entre la tensión dramática y los símbolos que afloran de la curiosa expedición. Un universo fundamentado en los peligros derivados de la reacción del sistema inmunológico, los errores de navegación como en cualquier travesía y los tiempos que convierten la película en una gran instalación, o incluso performance, del hombre adentrándose en el hombre, del cuerpo que literalmente se mira por dentro. Pese a su tono primitivo y la falta de un guion consistente el didactismo y la pasión encendida sobrevive esa mirada ingenua pero salvaje, que afrontó muchos problemas de rodaje, pero que se eleva por esa mezcla de fantástico, cientificismo médico y singular indagación.

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