«El cochino dinero nos convierte en monstruos de nosotros mismos»
Mañana llega al Teatro Concha Espina de Torrelavega, 'En la orilla', la crítica de Rafael Chirbes sobre la burbuja inmobiliaria
Adolfo Fernández (Sevilla, 1958), actor y director, ha adaptado para el teatro 'En la orilla', la crítica de Rafael Chirbes a la burbuja inmobiliaria que ... mañana llega al Teatro Concha Espina dentro de la programación del Festival de Invierno de Torrelavega (20.30 horas). El actor, que ha trabajado en películas como 'Hable con ella', de Pedro Almodóvar, y en series como 'Águila Roja', está al frente de la compañía K Producciones, especializada en teatro político y social.
-¿Qué le llamó la atención del texto de Rafael Chirbes?
-Soy fan de Chirbes desde hace mucho tiempo y he leído prácticamente toda su obra. Lo que más me llamó la atención de 'En la orilla' es que aborda el tema de la corrupción, no desde el punto de vista de la gente corrupta de las élites económicas o culturales, sino del pueblo llano. El protagonista es un simple carpintero con cuatro empleados. Y me atrajo que la historia cuenta que nos corrompemos porque nos mimetizamos con nuestros referentes ideológicos y políticos.
-¿En qué orilla esta usted?
-En la de trabajar todos los días en mi pequeña empresa teatral para sacar proyectos adelante. Es un lugar bastante privilegiado porque me liga a un oficio que me gusta y me permite posicionarme ideológicamente encima de un escenario.
-¿Por qué se han especializado en teatro social y político?
-Es una especie de necesidad vital. Hay una realidad y tratas de denunciarla. Nosotros ya hablábamos de la corrupción política antes de que estallara la trama Gurtel.
-¿Qué moraleja tiene esta obra?
-Chirbes es un autor muy elevado y yo creo que la moraleja es cómo podemos destruir la ética que nos han transmitido a cambio del cochino dinero. Nos transformamos y abaratamos nuestra realidad y humanidad y nos convertimos en monstruos de nosotros mismos. Abandonamos a nuestra mujer, cambiamos de coche y de casa... Todo porque queremos ser como los mitos que nos describen las televisiones con sus anuncios de irrealidad. 'En la orilla' trata de un padre, miliciano de la Guerra Civil, perseguido, que se comió tres años de cárcel y su hijo destruye la pequeña empresita de carpintería por pura ambición alocada. Nos convertimos todos en idiotas y todavía lo estamos pagando.
-¿No hemos aprendido nada con la crisis?
-No. Ya se ha olvidado y ahora vuelven a subir los alquileres y las viviendas. Cualquier señor del Gobierno, impulsado por un holding empresarial o el Ibex, convence a la gente para volver a especular y nos volveremos otra vez rematadamente idiotas. Volveremos a destruir. Fin. Yo no tengo ninguna esperanza.
«Nos corrompemos porque nos mimetizamos con los referentes políticos»
-Dicen que la esperanza es lo último que se pierde...
-Mientras no cambien estos políticos no hay esperanza. Mientras sigamos votando a ladrones viviremos como Alí Babá en la cueva.
-¿Dónde está la belleza teatral de 'En la orilla', una obra sobre política y corrupción?
-Ufff, hablamos de literatura y de Chirbes. Es un descubrimiento, Premio Nacional de Narrativa... Hablamos de palabras mayores. Nos ha llevado tres años adaptarla porque es una obra muy barroca.
-Aquí no perdió la esperanza...
-Hay que tener tesón y nos ha salido muy bien.
-¿Cómo llegó la interpretación a su vida?
-Empecé con quince años y voy a cumplir ya los sesenta. Primero hicimos obras infantiles y utilizamos el teatro para rebelarnos. Y hoy seguimos haciendo lo mismo porque las cosas no nos gustan. Cuando me hablas de esperanza, yo pregunto ¡qué esperanza! Es divertido estar en esta orilla que tú dices, aunque me veo toda la vida igual.
-¿Qué le ha enseñado el teatro?
-Lo primero a comer, que no está nada mal. He podido sacar a mi familia adelante... soy empresario y doy trabajo a mucha gente. Para mí es un orgullo en los tiempos que corren poder dar trabajo gracias a la cultura. Me gustaría dar más trabajo, pero ya sabemos qué han hecho con la cultura, igual que con la sanidad y la educación. Son los primos pobres.
-¿Tiene algún nuevo proyecto entre manos?
-Ya estoy pensando en un nuevo espectáculo que tardaremos en montar cinco o seis meses. Es con un autor joven, Javier Suárez, que tiene varios premios y creo que va a ser la primera vez que lleva una obra al teatro. Me encanta lo que escribe.
«Las televisiones no deberían ser tan rancias y seguir con películas de Pajares y Esteso»
-¿Y cómo ve la cultura? ¿qué necesidades tiene? ¿Y el teatro?
-Necesita lo mismo que todo: buenos gestores, inteligentes básicamente. Porque creadores hay. Es el país de Machado, Miguel Hernández, Rosalía de Castro, García Lorca... Pertenecen a una época en la que huían o eran asesinados. Lo hemos hecho muy mal. Si los ministros de Cultura hubieran sido esos genios que tuvieron que huir del país, hubiéramos heredado una sociedad maravillosa. La cultura necesita mejores humanistas.
-Si brindamos por el teatro, ¿qué pedimos?
-En el terreno particular, que me salga muy bien el siguiente proyecto. Y en líneas generales, que lo publico sea más brillante y libre. Que las cadenas de televisión no manejen las noticias y desprecien la cultura. Que no sean tan rancias y sigan dando películas de los Pajares y los Estesos. Se ha hecho un cine y una cultura maravillosa y parece que quieren cretinizar al personal. Muestran los valores más baratos del franquismo, lo machista, sexista y xenófobo y bromas maleducadas. Deben coger lo mejor y no lo peor.
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