«Delibes seguirá vivo porque no se esconde en un estilo»
El estudioso publica una radiografía de los vínculos y huellas del narrador con Cantabria. «La popularidad de Delibes está representada en las vidas sencillas de 'El camino»
. 'Miguel Delibes y Cantabria', de Mario Crespo López, que ve la luz en Ediciones Tantín, es un original homenaje al escritor, «cántabro de adopción», ... y a sus lectores, con «numerosos testimonios de admiración, informaciones hasta ahora desconocidas, textos recuperados y un amplio material gráfico». Dividido en seis grandes apartados, y con una documentación en su mayoría inédita hasta ahora, este libro recorre la relación de Delibes con la región, desde su vinculación familiar y biográfica con Molledo-Portolín y la redacción de la novela 'El camino', a las relaciones epistolares y amistosas que mantuvo con personalidades cántabras. El Ateneo acoge hoy (a las 19 horas) la velada de puesta de largo de la obra con la presencia de Elisa Delibes de Castro, presidenta de la Fundación del autor de 'La hoja roja', José Luis Fernández Gándara, editor de Tantín, y el autor de la obra.
–En síntesis, ¿cómo es el Miguel Delibes cántabro?
–Es una prolongación del Delibes más conocido: persona sencilla y discreta, de aficiones modestas, atento a lo que sucede, cercano a los humildes. Cantabria cruza buena parte de su biografía, desde su niñez a su madurez. Es el escenario de sus veraneos infantiles y juveniles y también de sus años compartidos con Ángeles de Castro. Y tiene por escenario especialmente Molledo-Portolín y Suances.
–¿Qué definición, significado y valor le otorga a 'El camino'?
–Es la novela en la que encuentra el estilo, la que allana su camino literario, nunca mejor dicho, con una historia reconocible y próxima al lector. La popularidad de Delibes está representada en estas vidas sencillas, aldeanas, marcadas por el destino y el ritmo de un valle atravesado por el progreso.
–¿Cuáles son las mayores aportaciones de este libro sobre el vínculo del escritor con Cantabria?
–Quizá la presencia de Cantabria en otras obras suyas como 'El loco' o 'Un mundo que agoniza'. El cuento 'La vocación' es como un embrión de 'El camino'. Además está la aportación documental procedente de la prensa, con artículos reeditados después de mucho tiempo, o los archivos particulares, con cartas inéditas que permiten fijar la relación de Delibes con Mario Camus, José María de Cossío, Jorge Guillén, que se escapaba a San Vicente, Bartolomé Bennassar, que veraneaba en Somo, o Carmen Laforet, que vivió en Santander un tiempo. Aquí queda demostrada la amistad de Delibes con el abogado torrelaveguense José Ángel de Lucio o la profesora francesa, afincada en Santander, Isabel Schöusboe.
–¿El material relativo a lo epistolar es lo más valioso desde el punto de vista del investigador?
–Las fuentes epistolares permiten trazar inquietudes, preocupaciones, relaciones, sujetas a un tiempo, un espacio y unos personajes. Para el historiador, que debe estar apegado a los documentos, las cartas son el pálpito de la vida. En este trabajo se reúnen cientos de cartas y fragmentos epistolares. Creo que solo por la carta que publicamos de Laforet a Delibes, escrita en Santander, merece la pena este libro.
«Molledo, donde la profesora Múgica ha fijado perfectamente la relación, sería un magnífico lugar»
– ¿Todo este cruce de relaciones, geografías literarias y querencias con Cantabria podría plasmarse en un museo?
–Delibes es un escritor que cuenta con un gran aprecio de crítica y de público, concita una gran carga cultural y emocional en varias generaciones de lectores. En Molledo-Portolín la profesora Carmen Múgica ha fijado perfectamente la relación biográfica y literaria de Delibes, y creo que sería un magnífico lugar para que se instalara un museo que mantuviera viva su obra.
–¿Qué relectura merece Delibes? ¿Hay una obra que permanece aún 'tapada' por algunos de sus grandes títulos?
–Delibes seguirá vivo porque no se esconde en un estilo, sino que trata temas intrínsecos a lo humano, desde la infancia a la muerte, pasando por la preocupación ecologista, la libertad de conciencia o la lucha del individuo frente a los convencionalismos. Estoy de acuerdo en que hay obras que aún pueden dar nuevas lecturas, como 'La guerra de nuestros antepasados', '377A, madera de héroe', o sus numerosos artículos de prensa. Cuando investigué 'El hereje' para Cátedra descubrí dimensiones de la novela que no había ni imaginado.
–¿La fortaleza y actividad de la Fundación Delibes deja en evidencia a la falta de entidades parecidas en Cantabria?
–La Fundación Delibes es ejemplar en su gestión, con los hijos del escritor implicados en la generosa conservación y difusión de la obra de su padre y con una financiación pública y privada. En Cantabria los creadores deben buscarse la vida para preservar sus obras, no se valora nada y por supuesto se cuenta con muy escaso apoyo público. Lo que hay o se olvida o se quema o se esconde. Ejemplos hay numerosos. Para mí uno sangrante es la Casona de Tudanca. ¿Qué escritores cuentan con lugares donde se estudie su obra? ¿Dónde está el legado de nuestros grandes artistas?
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