«España perdió Cuba de forma voluntaria pues hizo todo lo posible para no ganar esa guerra»
Juan Ignacio Díaz Lucas presenta esta tarde en el Ateneo su primera novela, 'La gran traición', en el Aula de Cultura de El Diario Montañés
Cuando era todavía un niño y a Juan Ignacio Díaz Lucas (Pamplona, 1973) todavía le regalaba los libros su padre descubrió en uno de ellos – ' ... La capitana del Yucatán' de Emilio Salgari– que la Guerra de la Independencia de Cuba tenía otra lectura a la que se estudiaba en el colegio. «Para empezar que más que de independencia fue un conflicto civil entre los que querían seguir siendo parte de las colonias españolas y los que no», afirma. Con el tiempo y aunque estudió la carrera de Derecho siguió teniendo una gran inquietud por la Historia y, sobre todo por la novela histórica, que ha hecho que por fin se haya lanzada a escribir su propia ficción, un libro que lleva por título 'La gran traición', que ha publicado recientemente la editorial cántabra Fanes, y que esta tarde, a las 19.30 horas, presentará en el Ateneo de Santander en un nuevo acto organizado por el Aula de Cultura de El Diario Montañés.
La novela está protagonizada por Juan Yanguas, un burócrata y gris funcionario militar pamplonés que a poco de llegar a Madrid, en 1898, justo en el último tramo de la hispanidad de la isla, es enviado allí con una delicada misión. En esta obra, el autor quiere aportar su visión sobre todo ese conflicto que según sostiene, y se ha documentado mucho para escribir el libro, «tiene bastante poco que ver con lo que nos han contado». Y es que, según sostiene, aunque Cuba deja de pertenecer a España a raíz de la guerra de este país con Estados Unidos, « fue una guerra civil entre los partidarios de seguir siendo España y los de la independencia que eran infinitamente menores. Entonces, Estados Unidos no tenía el poderío que vemos ahora. En 1898 era una potencia económica, demográfica y social, pero no era una gran potencia militar como en la actualidad y, desde luego, entonces no era superior a la española. Es curioso que aunque las flotas navales era similares, España perdiese estrepitosamente las dos únicas batallas que hubo en en el mar y en lo que tiene que ver con tierra, el ejército español contaba con 200.000 soldados solo en Cuba mientras que los norteamericano pasaban de 20.000. ¿Qué pasa qué éramos muy malos y muy tontos como para perder esa guerra en tres meses? Lo dudo, teniendo en cuenta que los oficiales eran gente muy preparada, las armas españolas eran modernas y mejores que las de Estados Unidos y los barcos eran nuevos. Así que, tal y como sostienen muchas fuentes históricas, Cuba se perdió de forma voluntaria. Se quiso perder y se hizo todo lo posible por hacerlo en el menor tiempo posible».
Con toda esa información, Juan Ignacio Díaz Lucas decidió utilizar el tiempo de la pandemia –«no todo iba ser malo» dice– para escribir esta historia en la que su personaje queda fascinado por la música, costumbres y gente de Cuba lo que le llevará a sufrir un gran sentimiento de culpabilidad.
El respeto que este abogado, que es director territorial de la zona norte de Mutua Fraternidad, tiene a los historiadores le llevo desde el principio a plantear su tesis desde la ficción, si bien tiene bien contrastados y documentados sus postulados. También cree que «la historia a doctrinal tiene muy poco interés en España mientras que la historia novelada, las ficciones que cuentan hechos reales sí que tiene mucho tirón». Y pone un ejemplo: «Si preguntas a la gente si quiere leer un libro sobre la historia de Roma o una novela sobre este tema de Santiago Posteguillo la mayoría va a elegir a este último». Y «en España la ficción que consigue relatar de un modo fidedigno lo que pasó en la realidad, tiene un gran interés», asegura.
La tesis
Tras este debut literario y las buenas críticas recibidas por los lectores, José Ignacio Díaz Lucas ya tiene bien avanzada la que será su segunda obra. «Estoy enzarzado en ella y espero que se pueda publicar el año que viene, pero ya puedo avanzar que también será de corte histórico».
Antes de concluir se le pregunta ¿Y por qué España quiso perder la guerra y por tanto sus últimas colonias? «Si España hubiese ido a propósito a pelear en serio esa guerra hubiera durado mucho tiempo y esto podía haber provocado una revuelta en el país. En aquella época solo iban a la guerra los que no podía pagar una redención de 2.000 pesetas por lo que solo iba a luchar la gente pobre. Eso hubiera generado una gran revuelta que probablemente hubiera tumbado a la monarquía y al turno de rotación de partidos que existía entonces. Perder era la mejor forma de evitarlo tal y como se demostró».
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