'Yo, Farinelli, el capón' habita en el FIS
La novela de Ruiz Mantilla muta en 'teatro musical barroco' a través de un monólogo de Miguel Rellán
«Desde que terminé de escribir 'Yo, Farinelli, el capón' he pensado que podía adaptarse a algún tipo de espectáculo. Pero no cualquiera, nada al ... uso. Desde siempre, quise concebir para esta historia del cantante castrado más famoso de todos los tiempos algo especial». Lo confiesa el escritor y periodista santanderino Jesús Ruiz Mantilla.
Y aquello que imaginó, pensó y concibió es ya una realidad. Hasta el punto que esa concepción especial, singular que demandaba la historia, el personaje y su mutación, ha requerido de un término también diferenciador: «Teatro musical barroco».
Bajo esta enredadera escénica habita y revive Farinelli que emerge entre recuerdos y arias, entre voces, palabra y música en una producción edificada por una suma de complicidad y talentos. El Festival Internacional de Santander, tras el paso por el auditorio del festival de El Escorial, acogerá la puesta de largo de un monólogo que sangra palabras y música, que rezuma reconstrucción histórica y fragmentos de la condición humana.
Un monólogo en el que el veterano y gran actor Miguel Rellán encarna a Farinelli al final de sus días, recordando su llegada a la corte de Felipe V en España –donde se quedaría 22 años– y haciendo repaso a su vida y su carrera con ese eje como centro. «Aquí estuvo al servicio del primer Borbón y de su hijo, Fernando VI y fue encargado de introducir el arte de la ópera en España a lo grande».
El montaje
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Estreno 9 de agosto. 20.30 horas. Sala Argenta. Palacio de Festivales. 'Yo, Farinelli, el capón'. Teatro musical barroco. Basado en la novela de Jesús Ruiz Mantilla (Santander, 1965), editada por (Galaxia Gutenberg).
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En datos Manuel Gutiérrez Aragón, director de escena; Aaron Zapico, director musical; Miguel Rellán, Farinelli viejo; Carlos Mena, contratenor; Forma Antiqva. Con la colaboración de la UIMP
Los recuerdos del mayor castrato de todos los tiempos van mezclándose así con las cinco arias que le cantaba cada noche a Felipe V en La Granja o Aranjuez, lo que se plasma en la voz del contratenor Carlos Mena y con la música de Forma Antiqva.
Pero si el Mantilla narrador y cronista de la realidad y la ficción dio el paso fue porque la dirección de toda esta construcción queda en manos de un demiurgo, el cineasta y escritor cántabro Manuel Gutiérrez Aragón, en lo supone su regreso a las tablas.
«Tanto él como yo hemos tratado de concebir un espectáculo original, nada al uso, en el que queremos ir a la raíz del teatro de manera sobria –mediante el monólogo de un gran actor- pero imaginativa y sugerente con música de la época».
El novelista de 'Ahogada en llamas', apela a «la experiencia y solvencia de un veterano como Rellán, a la frescura y el rigor de Forma Antiqva y a la grandísima aportación clave de Mena, uno de los grandes en su cuerda», más la implicación de los hermanos Zapico.
El Farinelli crepuscular, «narrando su asombrosa y atrabiliaria vida desde su retiro en Bolonia» recorre su evocación de la niñez y su castración en Nápoles, sus triunfos en Venecia y en las cortes europeas, su encarnación de lo que fue el primer divo en la historia y su retiro en la España de Felipe V, donde curó la melancolía al rey con su canto.
Carlos Mena, junto a una orquesta experta en el repertorio, los hermanos Zapico con Forma Antiqua –Guillermo Peñalver, flautas; Jairo Gimeno y Pepe Reche, trompas; Jorge Jiménez y Pablo Prieto, violines; Antonio Clares, viola y viola d'amore; Ruth Verona, violonchelo; Jorge Muñoz, contrabajo–, completan la escena. Mantilla elogia la complicidad del Festival de El Escorial y el FIS a la hora de dar vida al testimonio de este personaje que «marcó un hito en la Historia de la música y que tuvo su protagonismo en el barroco europeo y español».
«Un ser preso de su paradoja, con cuerpo de hombre y voz de mujer, que es toda una metáfora de la ambigüedad en este siglo XXI, donde géneros y naturalezas se confunden en un enriquecimiento continuo de la tolerancia y el arte para el que Farinelli es un símbolo reconocible y aun por reivindicar en nuestro país. No en vano fue el introductor en la corte borbónica a lo grande de una forma de arte que ha llegado hasta nuestros días: la ópera».
Gutiérrez Aragón regresa a la escena, tras abandonar el cine hace doce años, con este montaje singular. El torrelaveguense ya escribió para el Centro Dramático Nacional 'Morirás de otra cosa', obra que dirigió y estrenó en e Teatro María Guerrero.
También dirigió en 1998 dos óperas basadas en textos de García Lorca, que fueron representadas en el Festival de Teatro de Granada, en la Zarzuela de Madrid y en La Fenice de Venecia.
Música y literatura
El santanderino Ruiz Mantilla ha demostrado en su trayectoria una querencia por lo literario y lo musical reflejada en novelas como 'Preludio', también estrenada el pasado año en versión teatral por Daniel Ortiz, o en otros libros y géneros como 'Contar la música', amén de su trayectoria como periodista y cronista musical en el diario El País durante más de dos décadas.
El autor siempre confesó que tal vez su «inconsciencia» fue la que le llevó a relatar en primera persona la biografía del castrato más famoso de la historia de la música, Carlo Broschi, más conocido como Farinelli (1705-1782), y que él ha transformado en «teatro literario».
Una obra en la que se acercó al personaje «con curiosidad e incluso morbo», al tiempo que trazaba «una visión muy subjetiva del Barroco».
Farinelli acudió a la llamada de Isabel de Farnesio, que requirió su voz para sacar de su permanente estado depresivo a Felipe V. El castrato llegó, vio y convenció al monarca con sus prodigiosas dotes, y lo que parecía iba ser una corta estancia se prolongó durante esos 22 años.
«Farinelli era muy inquieto y durante ese tiempo organizó muchos espectáculos en la corte. Llamó a los mejores cantantes del momento y contrató a Metastasio como libretista».
En la producción que recala en el FIS el próximo día 9 se incluyen 'Afortunadas mis penas pasadas' de la ópera Artaserse de Adolph Hasse; 'Soy como una nave que agitada' de Riccardo Broschi; De Johann Adolph Hasse, 'Pálido el sol, turbio el cielo'; de la ópera 'Rinaldo de Händel; o 'Ese ruiseñor que enamorado' de Geminiano Giacomelli.
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