Borrar

Tengo la impresión, ahora más que nunca, de que nadie sabe nada

CUADERNO DE EXCEPCIÓN | DÍA 32 ·

Jueves, 16 de abril 2020, 07:24

Comenta

El próximo miércoles el Gobierno pedirá una nueva prórroga del estado de alarma. Todo apunta a que el confinamiento se prolongará, como mínimo, hasta el 10 de mayo. Imagino que llegado el 10 de mayo el confinamiento se extienda de nuevo. ¿Resignación? ¿Aceptación? ¿Pesimismo? ¿Realismo? Pienso en cómo se aleja el fin de la pandemia y suspiro. O cojo aire. O tal vez las dos cosas al mismo tiempo. Ya no sé. Todo es confuso. Hasta respirar se vuelve difícil si uno piensa en lo que está pasando o en lo que va a pasar.

Tengo la impresión, ahora más que nunca, de que nadie sabe nada. Para poder vivir, mejor no pensar en exceso. Lorenzo Oliván, que es un arquero preciso, lo dejó escrito en unos versos que me vienen ahora a la cabeza. Los busco: «Si el ave analizase su alto vuelo / caería a plomo a tierra». Hace dos noches escribí, por fin, el poema del que hablé en este cuaderno en la primera semana de confinamiento, qué lejos ya aquellos días en los que estrenamos este mundo distinto. El poema me lo había pedido, antes de que el coronavirus llegará a nuestras vidas, Luis Alberto Salcines.

Debía hablar del paso del tiempo y lo quería para una modesta publicación con motivo de su cumpleaños, que ya fue. El poema se me resistía, así que opté por olvidarlo para que acabara llegando a mí. Estaba a punto de dormirme cuando un verso me vino a la cabeza. Ni siquiera encendí la lámpara de la mesilla, iluminé el cuaderno con la luz del teléfono móvil. Me sentí un monje de clausura escribiendo bajo un candil. Escribí el poema de un tirón, algo que no me suele suceder. Con los vapores de la noche, me quedé contento. Lo titulé 'La caída' y mientras me dormía pensé que su tono, quizá, no fuera el más adecuado para celebrar algo. Por la mañana, al releerlo con la claridad del día, mi satisfacción comenzó a tambalearse y me entraron las dudas de siempre. Pese a todo, lo recité y lo mandé en un archivo de audio.

Como estamos confinados y debo entregar una copia manuscrita, me dice Luis que puedo esperar a que todo pase para terminarlo. Siento alivio porque entonces podré seguir escribiendo el poema durante las próximas semanas. Igual no cambio muchas cosas. Es posible que solo unas palabras. No descarto tampoco que los cambios sean a peor o que ni siquiera se aprecien. Con estas cosas nunca se sabe. Vivir es parecido, un oficio en el que a veces acertamos y casi siempre no. Caigo en la cuenta de que no felicité a Luis por su cumpleaños, pienso que si lo escribo aquí y él lo lee quizás mi descuido quede compensado.

Lea la serie completa pinchando aquí.

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

eldiariomontanes Tengo la impresión, ahora más que nunca, de que nadie sabe nada

Tengo la impresión, ahora más que nunca, de que nadie sabe nada