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Portada del libro 'Ni tontas ni locas'.
Mejor ser anónimo que ser mujer

Mejor ser anónimo que ser mujer

El libro 'Ni tontas ni locas' recupera protagonistas de la historia que tuvieron que hacerse pasar por hombres o esconder su identidad

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Viernes, 20 de julio 2018, 00:03

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Marie Curie, Cleopatra o Juana de Arco son mujeres reconocibles que aparecen en la gran mayoría de los libros de Historia. ¿Pero cuántas compañeras acompañan a las más ilustres? Es indudable que existe un desequilibrio en número y clidad respecto a los hombres entre las manuales que se explica en parte por los obstáculos de los machismos de las diferentes civilizaciones. Pero también se explica por el desconocimiento o por propia voluntad de las desaparecidas de las páginas.

El divulgador Javier Sanz y el periodista Rafael Ballesteros han querido ayudar a evitar ese olvido con 'Ni tontas ni locas' (Oberon), un libro con más de dos centenares de biografías sobre mujeres destacadas de la historia. «Cada una de las mujeres que han recurrido durante la historia a estos ardides ha tenido sus propias razones que, en general, tienen que ver con que creyeron que esa era la mejor -en ocasiones la única- manera de lograr la consideración, el respeto, la credibilidad y las oportunidades de las que solo gozaban los hombres: si vestías de hombre, las puertas se abrían y conseguías un trato y reconocimiento entre iguales; si firmabas como hombre, nadie despreciaría tu obra como una extravagancia pretenciosa o un desarreglo 'histérico'», señala Sanz por correo electrónico. No eran ni tontas ni locas, pero era indudablemente mejor ser anónimo que reconocerse mujer. «Incluso para poder acceder a aquellos tradicionalmente reservados para un perfil femenino –la enfermería, la docencia, tomar los hábitos- incluso para estos las barreras de acceso a la formación eran normalmente insalvables», denuncia el escritor de varios libros de divulgación sobre asuntos históricos.

Los autores destacan un detalle fundamental: buena parte de los descubrimientos, inventos, reflexiones o creaciones bajo el anonimato son, en realidad, de mujeres escondidas. «Detrás de los nombres de los hermanos Bell, de Gregorio Martínez Sierra, de George Sand o de Isak Dinesen… se ocultaba realmente un talento femenino; las siglas P. D. y J. K. trataron de enmascarar a Phyllis Dorothy y Joanne Kathleen, respectivamente James y Rowling; escondidas tras la apariencia del cirujano James Barry de la primera mitad del XIX, del soldado Franklin Flint Thompson de la Guerra Civil americana, del sargento Milunka en las guerras de los Balcanes o del corresponsal de la I Guerra Mundial Denis Smith… habitaban en realidad mujeres», ilustra el escritor antes de denunciar dos 'crímenes': la usurpación y el olvido.

Sanz y Ballesteros quieren ayudar a desterrar tópicos y cumplidos que esconden un tono condescendiente que retira méritos a las féminas más destacadas de la humanidad. «Sorprende la magnitud del agravio cometido con la frase de que 'detrás de todo gran hombre hay una gran mujer'; y cómo ese discurso todavía está interiorizado a muchos niveles», remarca Sanz.

«La historia les debe a las mujeres, gigantes todas ellas a su manera, el sitio que nunca debió negarles»

¿Qué diría un marciano si investigara cómo ha sido el trato a las mujeres desde las primeras poblaciones? «Sería capaz de ver con toda claridad que como sociedad hemos dificultado, impedido, perseguido y/o despreciado durante siglos las aportaciones de la mitad femenina», avanza Sanz. La deuda es mayúscula. «Decía Isaac Newton: 'Si he logrado ver más lejos es porque me he subido a hombros de gigantes'. La historia les debe a las mujeres, gigantes todas ellas a su manera, el sitio que nunca debió negarles», explica el escritor.

En 'Ni tontas ni locas', Ballesteros y Sanz tratan de poner su pequeña aportación en contra del olvido y de la deuda. Hombres y muejres pueden aprender y recapacitar, al tiempo que las más jóvenes pueden encontrar sus referentes. Pero nunca podrán restituir del todo a las anónimas olvidadas. «El principal problema no son las mujeres destacadas que se hicieron pasar por hombres porque hemos podido llegar a conocerlas y reivindicarlas. El verdadero drama son aquéllas de las que jamás sabremos los nombres», reconoce Javier Sanz.

Javier Sanz y Rafael Ballesteros posan con su libro.
Javier Sanz y Rafael Ballesteros posan con su libro.

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