El año de las luces poéticas de Maru Bernal
La autora cántabra, Premio Internacional Amantes de Teruel y Ciudad de Salamanca con 'Rumores yámbicos' y 'No todos volvimos de Troya', respectivamente, ahonda en su querencia por los mitos
«Si la noche no hubiera temido/a la oscuridad, /jamás habría engendrado/tamaños monstruos». De Ovidio a Angel González. De Federico García Lorca a ... Alessandro Baricco. Su escritura entrelaza culpas y redenciones, mitos y tiempos. Es escena y escenario. Sueños y «palabras despeñadas/ en los acantilados del silencio». Este 2022 ha sido el año de las luces poéticas de Maru Bernal (1964). Su poesía, viajera y no exenta de querencia teatral, viene de lejos, pero la poeta y escritora, docente y actriz, afincada en Cabezón de la Sal, barcelonesa de origen, abrió el año como finalista del LIV Premio Internacional de Poesía 'Hermanos Argensola' y ha completado un trayecto con la distinción en verano del Premio al mejor poemario en el LXI Certamen Internacional 'Amantes de Teruel' por sus 'Rumores yámbicos'; y con la obtención más reciente del Premio 'Ciudad de Salamanca' por 'No todos volvimos de Troya'. Ha editado sus obras en Libros del aire y en Reino de Cordelia y ahora afronta sus sucesivas presentaciones. Pero si su particular viaje a Itaca ha estado sembrado de reconocimientos, la palabra impone su ritmo y necesidad.
La voz de Bernal se encarga de alumbrar sus pasos: «Sigo enredada en los mitos como punto de partida para entender lo que vivo y a quiénes me rodean. Tengo también in medias res un poemario sobre objetos y recuerdos del pasado de las mujeres de mi familia, un recorrido generacional desde mis bisabuelos hasta mi madre cosido a las faldas de las colinas del sur». Y de vez en cuando, confiesa, «escribo algún que otro poema íntimo, autobiográfico, jirones descarnados que se van hilvanando unos sobre otros y que necesitan del tiempo y el reposo para la cura».
Licenciada en Filología Clásica por la Universidad de Salamanca (1982-1987), ejerce como docente en un Instituto de Educación Secundaria. En el ámbito del teatro amateur ha sido actriz, dramaturga y directora del grupo Eos Theatron con el que ha recibido numerosos premios en diversos certámenes nacionales con sus montajes 'Pasaje a Itaca', 'Argonáutica Medea' y 'Troya Naos'. Ha publicado poemas y relatos en diversas revistas: de la Universitaria 'Itálica' a 'Alas', a la selección de textos y poemas en 'Pasaje a Itaca'. Además, ha colaborado en diversos libros de poesía e imagen: caso de 'Santillana, el valor de lo único' de Ana Santamatilde; 'La madriguera', 'Casa en el aire' junto a Raquel Serdio, versión y creación musical de Manuel Iglesias; 'Moda que une, moda que separa, moda que esclaviza, moda que mata' de Chema Prieto. Y en 2019 publicó su primer poemario 'Hendiendo el aire' en Septentrión, editado por el poeta, editor y crítico Carlos Alcorta. Poemario que se reedita en Libros del Aire junto con 'Suturas del alma'.
Esta última obra está cruzada por los vientos del norte y nostalgias del sur que sobrevuelan su particular geografía emocional del Mediterráneo al Cantábrico en un viaje «íntimo, azaroso, prolijo en desvíos, paradas, retrocesos y recovecos; un periplo de ida y vuelta sostenido en tiempo y espacio por ese deseo irrefrenable de volver una y otra vez al punto de partida, el paraíso perdido de la infancia, tocar mar».
El premio Amantes de Teruel reconoció su poemario 'Rumores yámbicos', en el que Maru Bernal se recrea en los clásicos. Lo integran epístolas de heroínas griegas que hablan entre sí, «mujeres atemporales, con vigencia, mujeres que para mí me resultan muy familiares porque yo converso con los clásicos todos los días; son madres hablando con hijas, hermanas con hermanas, amigas con enemigas, griegas, bárbaras, y un poco contando también los conflictos intergeneracionales y los conflictos de amor y desamor que tenemos todas las mujeres. Son mujeres de ayer y de hoy», explica.
Un mundo clásico que reivindica la poeta por ser «la esencia del ser humano» y contar los principales conflictos, las principales inquietudes, las principales formas de entender el mundo. «Digamos que fueron los primeros en descubrir el mundo».
'No todos volvimos de Troya', que acaba de ver la luz en la editorial Reino de Cordelia, es fruto de su fidelidad a los dioses y héroes de la mitología clásica: «Me han acompañado siempre, son parte de mi familia, en ellos encuentro algunas respuestas y sobre todo comparto interrogantes, siempre desde ese lugar fuera del mundo que a ambos nos ampara». María José Bruña Bragado, crítica y profesora titular de literatura de la Universidad de Salamanca apuntó sobre el poemario premiado que «los mitos quieren liberarse de lo trágico y a veces, solo a veces, lo consiguen. Estos versos encendidos nos proponen, siempre al sesgo, una mirada a la encarnadura, a lo más tierno y ferozmente humano de nuestra tradición».
Héroes, dioses y demás criaturas míticas, eternos compañeros de viaje, «conversan con nosotros en estos versos desde la cercanía, en absoluta familiaridad. Los reencontramos a la vuelta de cada esquina, ya sea una taberna del puerto de Frikes, una sórdida callejuela de Trapani o el último ferry que cruza a las islas cada anochecer. Los mitos no nos abandonan jamás, nos increpan, nos cuestionan, nos consuelan, reconocen nuestros logros y acompañan nuestros fracasos, porque también son los suyos; en ellos reside al fin y al cabo la mayoría de las preguntas y respuestas buscadas. El mundo ha cambiado y ellos con él».
Tras su poemario presidido por el nombre de Troya, asoman Penélope, Medea, Antígona, Casandra, Calipso, Andrómaca, Yocasta....Hace un año, sostiene Bernal, «releyendo las Heroidas de Ovidio empezaron a resonar en mi cabeza otras cartas, las que quizá se hubieran intercambiado entre sí esas y otras mujeres si sus destinatarios no hubieran sido hombres sino hijas, amadas, madres, amigas, enemigas, griegas o bárbaras, distintos sentimientos con una sola voz».
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