'Maresía', el vínculo sensorial y poético de Marnay con el mar, toma el Museo Marítimo
La exposición del artista santanderino, que se inaugura el próximo jueves y permanecerá abierta todo el verano, es una síntesis visual de obras que reflejan su querencia y dialogo con el paisaje
'Maresía', el aroma de mar y algas que desprende la zona costera, marismas y bajamar, es la columna vertebral de la nueva muestra de ... Marnay. Y si el mar, la costa, las playas han alimentado buena parte de las series y trayectoria del veterano pintor, el escenario más lógico para su nueva serie es el Museo Marítimo del Cantábrico que, desde el próximo jueves, día 10, se suma al verano expositivo con una cita que se extenderá hasta septiembre. Tras 'Maresía', punto de origen de la muestra de Marnay -José Antonio González (Santander, 1952)-, se halla la humedad salobre del mar, especialmente la que se percibe como un olor característico cerca de la costa.
El artista asegura que su muestra es fruto de esa sensación que «hace sentirme y transportarme a ese lugar que ocupa el espacio de influencia intermareal. Me traslada -confiesa- a la orilla del mar, a la bajamar, a la línea de costa, al mar en definitiva y, por ende, a un estado de ánimo interior de felicidad que personalmente busco con frecuencia». Impregnado de esa atmósfera, automáticamente conectándose todos los sentidos surge la idea: «Reflejar plásticamente, hasta donde uno sea posible, esa primera sensación recibida».
En su próxima exposición Marnay cataloga «lo visual: obra pictórica, desarrollada desde mi personal punto de vista artístico, 'La Maresía'; lo olfativo, la exposición se acompaña de aromas propias de brisa, algas y bajamar a través de esencias de aroma marina; y lo auditivo, de música que evoque al espacio marino y sonidos propios del lugar que la obra pictórica representa».
La muestra en el Museo Marítimo está arropada por un texto de Íñigo Losada, director de Investigación del Instituto de Hidráulica de la Universidad de Cantabria y catedrático de Ingeniería de Costas, quien asegura que la maresía, «funciona como símbolo. Representa lo que no se ve, pero está. Lo que no se toca, pero nos atraviesa. Lo que se respira sin darse cuenta. Es el hilo común entre ciencia y arte, entre análisis y percepción, entre control y entrega. Es una metáfora del vínculo entre lo presente y lo intangible. Y esta exposición es una forma de recordarnos que no todo lo esencial puede medirse».
Esta exposición, asegura, «es una sensación, una atmósfera, una especie de memoria viva. Y es también su eje sensorial y poético».
A su juicio, lo que distingue el trabajo de Marnay «no es solo la pericia técnica ni su reconocimiento nacional e internacional: es su forma de mirar. Sus paisajes marítimos -bajamares, playas, arenales, oleajes- no son descripciones: son impresiones detenidas, estados del agua y del aire, instantes que flotan. La costa, bajo su pincel, no es un lugar, sino una emoción».
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