«La memoria colectiva es una forma de traspasar la historia y aprender de ella»
Mendia Echeverría reflexiona sobre la huella del hombre en su entorno, en la muestra 'Cartographie Éphémère' que se puede visitar en el Museo de Altamira en el marco de PHotoEspaña
El 7 de enero de 2019 Mendia Echeverría entraba acompañada de un mapa, una cámara de fotos y un plan en el Bois de ... Vincennes de París, el mayor espacio verde de la ciudad y una zona que, aunque mantiene su carácter boscoso, también refleja desde 1852 su transformación en parque y su aspecto de «naturaleza estabulada». El objetivo de esta artista era esclarecer los misterios que rodean Le Gran Rocher, un peñón artificial y hueco de 65 metros de altura construido en 1934 en mitad del parque. Cuatro meses más tarde de aquella primera visita la artista salía con una colección de imágenes que suponen una cartografía de aquel momento y aquel lugar y que se puede contemplar, hasta el próximo día 12 de noviembre, en el Museo de Altamira en Santillana del Mar, como una de las propuestas del Festiva PHotoEspaña que se celebra estas semanas en Cantabria. Con este trabajo, que ha titulado 'Cartographie Éphémère', la autora introduce al que lo contemple en un mundo donde lo natural y lo artificial conviven de manera paradójica, planteando un recorrido a través del espacio y el tiempo, y generando un verdadero mapa en el que lo real -el bosque- y el simulacro -la roca- forman un conjunto indisociable, reflejo del mundo contemporáneo que ella relaciona con la memoria. «Tenía muchas ganas de trabajar en un entorno natural que estuviese rodeado por una gran ciudad», explica la artista que entiende que la memoria es la base de la cultura de una sociedad.
Para ella, y tal y como señaló en la inauguración de la muestra, es una maravilla que las fotos se vean en Altamira, cuna del arte prehistórico y «en una sala que está ubicada justo encima de la Neocueva porque lo que expongo es un juego similar: Una roca que se crea simulando otro espacio. Si bien aunque sabemos que hueca por dentro no podemos entrar en su interior como en el caso de este museo. Pero me parece una conexión súper interesante porque ambas replicas, la de la roca y la de la Neocueva crean su propio imaginario alrededor de la memoria», explica.
Mendia Echeverría empezó a explorar en la memoria, «por motivos familiares», y esto la ha permitido hilar sus reflexiones con diferentes tipos de proyectos - entre ellos su tesis doctoral- que todavía encadena. Reconoce que históricamente la fotografía es uno de los mejores soportes para preservar esa memoria, una tarea que considera que más allá de que se comparta o no debe de estar presente en la vida. «Al final una forma de traspasar la historia y de aprender de ella es la memoria colectiva o y para ello, la fotografía es uno de los mejores vehículos. Al margen de que siempre se le da toda la veracidad aunque a veces no la tenga», asegura.
El trabajo realizado en el bosque de París la ha servido para tener una nueva concepción de lo que es la pausa y la contemplación. «Para mí ha sido muy importante esa sensación de detener el tiempo incluso a nivel personal porque en otros trabajos, por su tipología, no he podido disfrutar de esa pausa y ese tiempo».
Del proceso y de sus cuatro meses en este escenario también destaca como en la historia el hombre va repitiendo los mismos patrones en relación a su entorno natural. «Esta transformación se llevó a cabo en los años treinta y todavía perdura en el centro del bosque, pero parece claro que la especie humano acabamos ocupando todos los sitios a los que vamos».
Su proceso de trabajo, con fotos en gran formato y con cámara de placas, no es casual. «Me interesaba mucho a la hora de hablar de memoria porque es una manera también de preservarla. Ya no solo lo que vemos en el resultado, también he que querido mostrar en este proyecto todo el poso previo y me parecía bien interesante seguir todo el procedimiento de revelado y positivado en blanco y negro ya que el hecho de tardar en obtener las fotos dos horas y no cinco minutos es también una manera de reflejar la memoria de manera diferente».
Mendia Echeverría pertenece a una generación de artistas que ha visto como la fotografía ha entrado con fuerza a los museos. «Es importante porque la fotografía surgió en el siglo XIX y desde entonces lleva luchando por pertenecer también al mundo del arte», explica. «A lo mejor en España ha tardado más, pero poco a poco va teniendo su espacio y llegando a un mayor número de público gracias también a iniciativas como las de PHotoEspaña. «Lo importante es que la gente lo vea como otro tipo de arte».
Mendia Echeverría reivindica la mirada objetiva a la hora de plantear sus trabajos. No es de esas artistas que quiera dejar su presencia en los proyectos. «Saco lo que hay y lo que veo».
De vuelta de París a Madrid, donde reside en la actualidad, continúa con otros proyecto iniciado también en la capital francesa y que lleva por título 'Museum'. Se trata, según explica, de una serie de fotografías que documentan el Museo de Historia Natural de París, «entendido como un espacio arquitectónico para preservar las memorias».
En este escenario, el nexo entre memoria y espacio constituye una veta de exploración fotográfica a partir de la siguiente premisa: el espacio se adecua de manera casi atemporal para albergar recuerdos que no pertenecen al lugar donde se ubican. «La forma en que la memoria se objetiva en el espacio público constituye otra manera de enmarcar los recuerdos de un lugar concreto». concluye la artista navarra.
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