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Vera Lynn en una imagen de 2009.
Un disco a los 100 años

Un disco a los 100 años

Vera Lynn, la 'novia de los soldados' que cantaba a las tropas británicas en la Segunda Guerra Mundial, celebrará su centenario con un álbum y un concierto

Carlos Benito

Miércoles, 15 de febrero 2017, 16:14

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Los 99 no son la mejor edad para hacer proyectos a largo plazo. Así que, con la prudencia que requiere la ocasión, se ha retenido hasta el último momento la noticia de que Vera Lynn planea celebrar su centenario con un disco y un concierto benéfico. El álbum saldrá el 17 de marzo, el concierto se está preparando para el 18 y el cumpleaños es el 20, pero la noticia requiere una importante matización: Vera, a la que los británicos procuran aplicar siempre su tratamiento honorífico de Dama, no ha tenido que grabar nada para esta nueva referencia discográfica, que se limita a envolver sus interpretaciones clásicas en nuevos arreglos orquestales y acompañarlas con las voces de invitados como Alfie Boe, Alexander Armstrong o Aled Jones. Aun así, parece probable que eso la convierta en la primera cantante que edita un disco a los 100 años. Para conseguir semejante hazaña no solo hay que conservar la vida, sino también cierta vigencia, y rara vez ocurre que se den juntas ambas circunstancias: una de las contadísimas excepciones sería la tanguera argentina Nelly Omar, 'la Gardel con polleras', que celebró sus 100 años con un concierto multitudinario en el Luna Park y murió en 2013, con 102.

En el caso de Vera Lynn, la vigencia no tiene fecha de caducidad, porque su nombre se incorporó de manera definitiva a la historia británica durante la Segunda Guerra Mundial, cuando la votación organizada por un periódico le colgó el sobrenombre que luce con orgullo desde entonces, la 'novia de los soldados'. La identidad artística de Vera Lynn está ligada de manera indisociable a aquel conflicto: sus canciones (y, muy en especial, una de ellas, 'Well Meet Again') servían como reconfortantes himnos de esperanza para los combatientes británicos. Vera tenía un programa de radio dirigido a las tropas, en el que cantaba en directo, acompañada por su banda, las canciones que pedían los soldados, además de transmitirles mensajes de sus familias y sus novias. La propia vocalista recordó hace unos años en el 'Telegraph' cómo atravesaba Londres en su Austin 10', con el casco puesto por si había bombardeo y la metralla atravesaba el techo del coche. También fue a actuar para el ejército en Egipto, India y Birmania, a tiro de piedra del frente y en unas condiciones que habrían espantado a la mayor parte de las coquetas estrellas de la época: no disponía de más maquillaje que una barra de labios y tenía que lavarse en un cubo. «Recuerdo que uno de los chicos me dijo: 'No podemos estar tan lejos de casa, porque tú estás aquí'. De alguna manera, les acortaba la distancia», relató en una conversación con el 'Guardian'.

La carrera de Vera Lynn está repleta de logros notables. Fue, por ejemplo, la primera artista británica que encabezó las listas estadounidenses, en 1952, con 'Auf Wiedersehn Sweetheart'. Pero lo más llamativo de todo es, simplemente, la cantidad asombrosa de tiempo que abarca su trayectoria artística, porque no solo ha vivido mucho, sino que también empezó muy pronto. Londinense del East End, hija de un estibador y una modista, Vera Lynn empezó a cantar con 7 años (estamos hablando de 1924) en clubes de obreros. Ella misma empezó a trabajar a los 14 en una fábrica textil, cosiendo botones, pero solo duró un día: la tarea le resultaba insoportable y su familia se dio cuenta de que iba a ganar mucho más dinero con la voz que con la aguja.

En las cámaras de gas

Vera editó su primer disco en solitario en 1936 y lanzó su último sencillo 'nuevo' en 1982, para celebrar el final de la Guerra de las Malvinas, pero su carrera se ha extendido varias décadas más a través de antologías: en 2009, se convirtió en la artista de más edad que ha conseguido un número una en el Reino Unido, gracias a una reedición de 'Well Meet Again'. Aquel año también denunció al ultraderechista British National Party, que había incluido sin permiso una de sus canciones en un cedé. Porque a Vera Lynn no le gusta la extrema derecha, y tiene buenas razones para ello: al día siguiente de que terminase la Segunda Guerra Mundial, la trasladaron a Alemania, a cantar para las tropas que habían liberado los campos de exterminio. «Me llevaron a ver los hornos. Vi las cámaras de gas, como una fila de garajes con puertas de acero. No había pájaros volando: me dijeron que todavía quedaba gas en el aire», contó en el 'Telegraph'.

Vera, la chica dura que cantaba estribillos sentimentales, acabó siendo un icono del siglo XX. Pink Floyd la citan en una canción de su álbum 'The Wall' ('Vera', claro) y Stanley Kubrick usó su 'Well Meet Again' para acompañar las explosiones atómicas del final de '¿Teléfono rojo?, volamos hacia Moscú'. Pero, inevitablemente, también se ha convertido en una reliquia, protagonista de una época de la que empiezan a escasear los testigos. «Los jóvenes no saben nada de todo aquello. Solo la gente de mi edad recuerda la guerra. A menos que la hayas experimentado, no tienes ni idea de lo que es. Ya no quedamos muchos. Somos muy pocos».

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