«Los recortes de las humanidades solo pretenden minar la disidencia»
Helenista, profesor y cineasta, afincado en Atenas, llega a la UIMP para participar en la Escuela del Mundo Clásico y en los Martes Literarios
La relación de Pedro Olalla (Oviedo, 1966) con Grecia es muy larga y paulatina, como él mismo explica. Su interés hacia el helenismo y todo ... lo que conlleva se fue fraguando viaje a viaje hasta que hace más de treinta años decidió instalar allí su residencia para hacer lo que llama un helenismo 'in situ' y tener un contacto con el terreno, la lengua, las fuentes literarias y arquitectónicas y por supuesto con la realidad del país que ha materializado en un trabajo en el que da a conocer la cultura griega y humanista combinando elementos literarios, plásticos y científicos mediante un lenguaje marcadamente personal. Esta semana hablará de todo ello en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) donde hoy, lunes, se encontrará con los alumnos matriculados en la tercera edición de la Escuela del Mundo Clásico y mañana, será el protagonista a las 19.00 horas de una nueva sesión de los Martes Literarios en el Paraninfo de La Magdalena.
-¿Cómo ha evolucionado su relación personal y profesional con Grecia a lo largo de todos estos años?
-Mi relación con Grecia empezó como suele empezar la de todas las personas que tienen interés por la cultura en general, pues Grecia siempre acaba apareciendo en el horizonte. Tirando de ese hilo fui profundizando a lo largo de muchas visitas y muchos años de viajes hasta que decidí instalarme en ese país para tener un mayor contacto con su realidad y metabolizar toda la información adquirida a lo largo de los años porque no quería quedarme únicamente en el estudio de su pasado. Estoy convencido de que ser parte de su presente puede contribuir a su conocimiento en el futuro.
-Y esta semana viene a hablar de todo eso a la UIMP.
-Esta semana, es decir hoy lunes, participo en la III Escuela del Mundo Clásico que dirige Antonio López Fonseca para hablar de los viajeros por Grecia y sobre todo de la figura singular del periegeta. En esta misma jornada María Belmonte hablará de los viajeros de la Antigua Roma. Además, ambos participaremos en un diálogo coloquio sobre este tema.
-Y mañana, en los Martes Literarios, hablará de su último libro 'Palabras del Egeo'.
-Lo de mañana será un encuentro con los lectores y un espacio abierto para hablar de cómo mi experiencia de tantos años en Grecia ha servido para compartir conocimiento y emoción a través de mis libros. Él último de ellos es efectivamente 'Palabras del Egeo', editado por Acantilado. Como todo lo que he publicado anteriormente mi intención ha sido hacer de los contenidos históricos, de la reflexión filosófica y de la experiencia en toda esta materia griega, un género literario que no fuera de ficción, pero que sí tuviera esa dimensión de lo personal. Y este libro trata de explicar esa Grecia anterior a la Grecia Clásica, esas raíces profundas de la cultura de la que de la que decimos provenir. Es un libro que trata de rastrear el concepto de logos, de pensamiento y lenguaje vinculados entre sí, tan inherente a la cultura griega.
-¿Qué le resulta más difícil, contar lo que es lo que es Grecia a los demás o seguir sorprendiéndose a si mismo de ella?
-Es mucho más difícil contarlo porque no se trata de informar sobre una serie de hechos o sobre una realidad de la que te acabas de enterar, como puede ser una noticia periodística, sino de transmitir un relato maduro y sopesado que sea el fruto de tu experiencia y de haber metabolizado todo ese alimento y toda esa información antes de contárselo a otras personas. Creo que ese metabolismo, esa maduración personal y esa manera de ponerlo después al alcance de otros es lo realmente valioso de la labor de un escritor y en este caso de uno que no escribe obras de ficción sino obras que se alimentan de la realidad histórica.
-Ha dicho en alguna ocasión que Grecia es mucho más que un museo al aire libre. ¿Cuál es la lección principal que nos sigue ofreciendo hoy en día?
-La lección de que todas las aspiraciones, todos los valores, todo el idealismo que puso en pie la cultura griega clásica en los tiempos antiguos y que han sido desde entonces un punto de referencia para la cultura universal, (la ética, la política, la filosofía, la democracia...) no constituyen tanto un legado como un desafío. Siguen siendo un desafío, algo inalcanzado plenamente y que está en una posición amenazada, que no ha sido conseguido por completo y que hay que defender cada día que amanece.
-La democracia ateniense es el origen de nuestro sistema, ¿hemos traicionado aquella idea o, por el contrario, la hemos sabido conservar?
-Creo que el origen de nuestro sistema democrático representativo viene más de la tradición del republicanismo romano que la democracia de las polis griegas. Entonces uno de los grandes problemas que yo veo es que nuestras deficientes democracias utilizan el nombre de la democracia griega, el sistema de voto y, sobre todo, el prestigio que ya parece incuestionado de la antigua democracia para justificar sistemas que en el fondo son oligarquías encubiertas y que no responden en absoluto ni a las formas, ni a los mecanismos, ni por supuesto al espíritu que inspiraba esa forma de autogobierno que era la democracia y que aspiraba a la máxima identificación de los gobernantes y los gobernados y al gobierno directo de los ciudadanos como portadores activos y responsables de la esencia política de la sociedad.
-¿Cómo ve la enseñanza de las humanidades y de la cultura clásica en el mundo contemporáneo?
-Aunque no siempre gozaron de muy buena salud, en los últimos tiempos, estamos asistiendo a un recorte permanente de las humanidades en los planes de estudio. Siempre he dicho que esas prácticas de que cuando se necesita recortar recursos, se recorte por educación y cuando se necesita recortar educación, se empiece por las humanidades, no es un mecanismo tanto para economizar recursos, sino para minar la disidencia. Es decir, para minar aquellos saberes que cultivan las actitudes, las prerrogativas más plenamente humanas como es el juicio crítico, el conocimiento de la historia, la memoria, el uso del lenguaje...
-¿Encuentra algún paralelismo entre la crisis de valores que describen los autores clásicos y la que podemos vivir hoy?
- Los valores siempre han estado en crisis. Es propio de los valores su estado crítico, entendida la crisis en su sentido etimológico del replanteamiento y el sentido etimológico del juicio. Creo que es propio de los valores y de nuestras convicciones estar sometidas al juicio crítico. Lo malo es el abandono de ese juicio crítico, el pensar que los valores son algo inalcanzable o algo obsoleto que no se corresponden con la realidad y que pertenecen simplemente a un mundo de las ideas que conviene abandonar para no llevarse desilusiones.
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