
Secciones
Servicios
Destacamos
¿Se requiere mayor destreza para tocar el violoncelo o para dirigir un centro de enseñanza musical profesional? Tres personas pueden responder a esta pregunta ... en Cantabria. Los tres son músicos, chelistas y los tres están al frente de un conservatorio. Marina Kolesnikova dirige el Jesús de Monasterio, Miren Zubeldia el Ataúlfo Argenta, ambos en Santander, a apenas unos metros de distancia en la calle Paseo de Altamira y David Cubillas es el director del Conservatorio de Música de Torrelavega. El sábado compartieron, además, escenario en la sala Argenta del Palacio de Festivales, donde ejercieron como guías en la performance que reunió a un grupo de violonchelistas y sus instrumentos para interpretar el preludio de la suite nº1 de Bach. Una experiencia que quedó registrada en formato audiovisual por el realizador cántabro Álvaro de la Hoz y un ejemplo de las redes que se tejen entre las instituciones.
El conservatorio Jesús de Monasterio, de cuatro plantas en un moderno edificio de levantado a comienzos de los 2000, cuenta con unas 45 aulas para dar clase, de grupo e individuales. Un conservatorio «cercano, abierto al público, a la gente que quiere aprender y conocer algo más de este arte». No solo como salida profesional, sino también con actividades de acercamiento para seniors o la Semana Inusual, por ejemplo. La música, sobre todo en los últimos años, «ha dejado de ser un arte académico puro y duro», por lo que esta dimensión social, «amigable», resulta fundamental. Una apuesta que ha dado sus frutos a lo largo de los años. El aforo completo en los conciertos es una demostración de que el público «tiene ganas».
El profesorado del centro pertenece a diferentes generaciones y se nota «que cada uno tiene su manera de enseñar, en función de cómo ha aprendido». Kolesnikova lleva 40 años ejerciendo como docente -30 de ellos en este centro- y percibe el cambio en los métodos en paralelo a los tiempos. Para ella, desde siempre, el objetivo es «que amen la música». No solo el instrumento, que es obvio, sino que tras una formación de tantos años, «mantengan la inquietud» por seguir escuchando y descubriendo «durante toda su vida».
Favoritos El piano es el instrumento más solicitado en Cantabria, seguido de guitarra y violín
Metas Construir carreras profesionales y fomentar el amor a la música son objetivos comunes
Si bien «siempre falta alguna cosa», podría enumerar aspectos mercantiles «de andar por casa» o la presencia de algunas especialidades, «pero no nos podemos quejar», expone.
En Santander -y no solo-, el piano «es una tradición que manda» y el instrumento más demandado por los nuevos alumnos. Guitarra, violín o flauta le siguen en la lista, y coinciden en señalar que «quien sale un poco más perjudicado» son los instrumentos de viento metal.
Su compositor favorito es Tchaikovsky, que «supo llenar las almas de emoción a través de la música».
Miren Zubeldia ejerció como subdirectora del Ataúlfo Argenta desde 2019, hasta que este curso asumió el cargo de directora en funciones. El profesorado de este centro, ubicado en una casona de estilo montañés y su recinto aledaño, tiene cada vez más recursos, más estrategias y más preparación para hacer frente a lo que es dar clase a un alumnado que va de los 8 a los 18 años, atravesando diversas etapas evolutivas.¿Y qué piden? De las 18 especialidades que ofrece el centro, son, de nuevo, piano, guitarra y violín, con el cello y la flauta sumando enteros. Los que tienen menos demanda «lo son por desconocimiento». Bombardino, tuba, fagot se baten el cobre año tras año.
En Cantabria no hay formación superior y los alumnos deben salir a otras comunidades o al extranjero, pues «el espacio en la comunidad europea es común y hay bastante oferta», pero su percepción es que los estudios especializados se valoran.
Como docente, Zubeldia, que recomendaría en general a Bach, considera que hay muchas habilidades relacionadas con la interpretación musical que deben tenerse en cuenta, «pero en nuestro centro valoramos también la educación en valores». No son únicos de la música; la puntualidad, el respeto, saber programarse, promocionarse, la resiliencia, la perseverancia, la escucha... Todo suma.
Va a hacer veintiún años que David Cubillas es el director del Conservatorio de Música de Torrelavega. Desde que se abrió, en realidad. Cuando él se formaba, los conservatorios se circunscribían a la enseñanza de piano, violín, flauta o guitarra. Minoritarios eran otros como el cello o la viola, «eso si se podían estudiarE. Algo que «ha cambiado muchísimo», especialmente con la implantación en el año 92 de la Logse que modificó el sistema de estudio e impulsó todas las especialidades de viento madera, viento metal, percusión, orquesta y banda.
Lo que define su conservatorio es la familiaridad y cercanía. «También tiene un claustro bastante más joven de lo habitual». Gestionan, además, dos secciones regionales; piano y violín en San Vicente de la Barquera y piano en Reinosa y ofrecen la posibilidad de formarse en otros instrumentos con un sistema combinado, acudiendo a Torrelavega solo un día a la semana.
Su objetivo principal es lograr que se construyan carreras. «Las enseñanzas profesionales tienen que ser habilitantes para continuar estudios superiores o la profesionalización de los alumnos», defiende. Las Escuelas de Música son los espacios para entender la formación como hobbie, pero los conservatorios aspiran a esa profesionalización. La primera promoción del conservatorio de Torrelavega, 54 alumnos, está cursando enseñanzas superiores. Un percusionista trabaja en un conservatorio de Alemania; una clarinetista en Barcelona y otro en Holanda, otro ejerce de repertorista en la ópera de Maastrich... Cinco alumnos están en Musikene, «el conservatorio de más exigencia en España actualmente». La salud del centro y de la comunidad «no están nada mal», defiende.
¿Qué pieza elige como imprescindible? La obertura 1812 de Tchaikovsky, «que le va a gustar a todo el mundo».
Los tres centros hacen actividades conjuntas «y nos complementamos», señala Kolesnikova. Hace poco participaron en un gran encuentro de clarinetes o previamente de cellos, o de viento metal; en encuentros de música de cámara «que nos sirven para conocernos mejor, demostrar nuestros logros y compartir nuestros momentos de enseñanza».
De hecho, España es, como añade Cubillas, «top 1 en Europa en cuanto a músicos jóvenes que están saliendo de los conservatorio y profesionalización por el sistema de enseñanza», desde su punto de vista, «muy superior y mucho más barato que en cualquier otro punto». En la Joven Orquesta Europea, de 120 alumnos seleccionados, 33 son españoles, una muestra del buen trabajo de base que realizan los conservatorios.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.