Patricio Pron: «No tiene sentido escribir lo que han escrito otros»

El narrador será el protagonista de los Martes Literarios de la UIMP, con el patrocinio de El Diario, el próximo día 10. En 'Trayéndolo todo de regreso a casa', que así se titula un libro que recoge toda la producción cuentista desde sus inicios hasta ahora, es decir, a lo largo de tres décadas, también puede leerse que solo hay dos o tres cosas con sentido en la vida: «Escribir, leer y amar». «Bueno, agregaría ahora cuidar: cuidar de quien amamos, de quien conocemos, de quien no conocemos, de quien piensa diferente también», sostiene este escritor que dice que la vida de los personajes y la de sus creadores pocas veces coinciden, pero que con esas frases que escribió en algún momento está completamente de acuerdo.

«Yo creo en eso. Esas tres son las cosas que me importan y las que más ocupan en mi vida. Y creo que la literatura participa de la vida real, que no está al margen de las conversaciones de la vida real sino muy al contrario. Creo que si no aporta mejores conversaciones, al menos sí las hace más interesantes». Esto lo dice alguien para quien la literatura ha llegado a ser una carrera profesional (como autor, crítico, periodista cultural y jurado en concursos también), pero para quien incluso antes, solamente como lector, era ya «una parte fundamental de mi vida. Y a veces la mejor parte», reconoce.

«Es lo que nos pasa a los que nos consideramos lectores en primer lugar». Fue uno de esos desde muy pequeño, y ya muy joven supo que quería escribir a su manera. «Mis padres nos enseñaron a mis hermanos y a mí que la sustancia de ser una buena persona es hacer bien lo que uno se propone; y nos habilitaron a hacer lo que quisiéramos sin límites, siempre que no fuéramos polis ni curas», recuerda Pron. «Nos decían: lo que sea, pero hacedlo bien. Y desde el principio tuve claro que ese hacerlo bien, para mí, era hacerlo a mi manera».

De ahí nació esta literatura muy personal -con obras como la ganadora del Premio Alfaguara de novela 2019, 'Mañana tendremos otros nombres'- que insiste en establecer «conversación» con los lectores y en hacerlo «fuera de lo convencional y lo ya visto. Hay personas que sienten enorme placer en la repetición y en la franquicia (de audiovisuales, de libros, de gastronomía), pero a mí me gusta más procurar vivir cada día como si fuese diferente del anterior. Me gusta que determinadas cosas me sorprendan, y en particular los libros». Como lector, y como autor, claro. «Hay ya tantos y tan buenos libros que no tiene ningún sentido escribir lo que han escrito otros». En su libro se puede ver su marca de la casa, que ha ido mutando con los años. Ordenados cronológicamente, los primeros le parecen hoy «escritos con una intención de encajar que yo no recordaba» pero no reniega de ellos, son parte de su historia y pueden «mostrar» caminos a escritores que estén comenzando. Después, cuando ya vivía en Alemania, «me otorgué la libertad de escuchar solo mis convicciones». La que mantuvo al trasladarse a Madrid. La que sigue ejerciendo y que se muestra en estos relatos «que son puertas de entrada» a su mundo literario.