Borrar
Poesía

Maneras de crear recuerdos

La mirada de Fernando Sanmartín en 'Costa Oeste' es la del 'flaneur', ese paseante solitario que observa y reflexiona, que sigue fiel a sus costumbres, acompañado siempre por la lectura

Viernes, 5 de septiembre 2025, 07:27

Comenta

Una residencia artística en Göteborg, ciudad sueca ubicada en la desembocadura del río Göta y segunda en importancia del país, ha desencadenado la escritura de estos poemas, algo, según confiesa el propio autor, no previsto de antemano ―el objetivo de dicha residencia era escribir un libro de viajes, libro que, confiamos, podamos pronto leer―, pero que se impuso como suele ocurrir con la poesía, sin previo aviso, a su antojo y con una insistencia difícil de refutar, cosa que agradecemos entusiásticamente sus lectores, porque, hay que decirlo ya, siempre es un placer leer a Fernando Sanmartín (Zaragoza, 1959), practique el género que practique, la novela, el libro de viajes, la prosa memoralística o la poesía. Publicado con exquisito gusto por Papeles mínimos, 'Costa Oeste' está dividido en dos secciones muy vinculadas entre sí, pues en ambas seguimos el itinerario, a la vez geográfico y sentimental, de Sanmartín por una ciudad hasta entonces por descubrir que, además, le sirve para «convalidar [sus] recuerdos». La mirada de Fernando Sanmartín es la del 'flaneur', ese paseante solitario que observa y reflexiona, que sigue fiel a sus costumbres, acompañado siempre por la lectura, lo que no le impide estar atento a cuanto sucede a su alrededor. Cualquier detalle, por nimio que sea, suscita el deseo de escribir. Estamos ante una poesía de imágenes: la gaviota intentando comer un trozo de pastel, cartas de una baraja dispersadas al azar: «El mecanismo del azar / murmullo vulnerable / miro la memoria y está lejos el invierno / encontrar lo que somos / en el suelo pasos que no llegan / lo imprevisto o lo previsible / según».

Ese según, esa indefinición es marca de la casa porque el poeta no explicita, sugiere y es el lector quien debe llenar los huecos para ... encontrar su propio sentido a unos versos que son solo indicaciones, que trazan un camino lleno de bifurcaciones, quien debe revaluar constantemente las manipulaciones a las que el lenguaje somete a la realidad. Poco propenso como es Sanmartín a romantizar el pasado, no puede obviar, sin embargo, establecer dramáticas correspondencias, y así, mientras almuerza «bacalao con salsa de eneldo / a la misma hora / lejos / en mi ciudad / ángulo infinito / operan a un amigo arquitecto / es lunes / posteridad que se renueva / en el mismo espacio». La realidad externa se inmiscuye de manera determinante en la propia biografía por eso, parafraseando a Louise Glück, se pregunta: «¿un poema debe imitar nuestra vida?». Más que imitar, la poesía de Fernando Sanmartín refleja esos instantes de la existencia que alteran la cotidianidad con pequeños detalles que en otro poeta no pasarían de ser anécdotas banales. Él proporciona las pistas. Elabora un guion, construye una sólida estructura objetiva en torno a la anécdota para incentivar la reflexión y, a la vez, anclarse en un espacio y un tiempo reales: «Una muchacha escribe un wasap / el viento es su discípulo / el alma / todavía / no tiene túneles / el destino se arrodilla y mira / sonríe con la frente arrugada / a todos los que volveremos».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

eldiariomontanes Maneras de crear recuerdos

Maneras de crear recuerdos