El Aula de Oratoria se consolida como referente en La Magdalena
Sesenta participantes de toda España, docentes en su mayoría, agotaron las plazas para el curso impartido por el escritor experto en los clásicos grecoromanos
En mayo de 2017, Norbert Feher, conocido como 'Igor el ruso', asesinó en Andorra a tres personas durante un robo. Huyó y tras un accidente ... en Teruel fue capturado y juzgado. Gracias a la declaración de uno de los abogados, el jurado, en tablas sobre el veredicto, desempató y condenó al serbio a la primera prisión permanente revisable por asesinato a cuerpos y fuerzas de seguridad. «Un abogado puede saber mucho, pero si no lo sabe comunicar, no sirve de nada», dice Jorge Piedrafita, autor de aquel alegato, que participó la pasada semana en el curso de oratoria que cada año imparte Emilio del Río. Uno de los más multitudinarios del programa, también en esta edición, a la que se han sumado sesenta alumnos.
Piedrafita procede de Huesca y sostiene que «convencer con la palabra» es muy importante para su trabajo. Recuerda la suerte de tener, desde el principio, durante su formación, un profesor que le habló de la importancia de la oratoria. «De cómo en un juicio todo se decide en medio folio, ese con el que captas la atención del juez». Después de 13 años de ejercicio considera que «sigue siendo importante venir» a este foro. Es la tercera ocasión en que acude a la UIMP y la segunda en el curso que imparte Del Río.
«La oratoria es algo vivo y hay que entrenarlo –expone– y este curso es muy importante tanto para aprender, como para mantenela». Por eso su intención de repetir en años posteriores y seguir añadiendo conocimientos. «Todos los años el curso varía, cambian los contenidos y eso te sirve para reforzar y seguir mejorando», máxime cuando «la oratoria es una carencia general de la población; de los estudiantes, pero también de cualquier profesional».
«La oratoria es una carencia general de la población, de cualquier profesional»
Jorge Piedrafita
«Es un honor tener a Del Río como profesor y aprender de él y de todos los compañeros»
M.Ángeles Casiano
«En la enseñanza, captar la atención de los alumnos en un mismo punto tres minutos es una proeza»
Germán Avilés
«Recibir retroalimentación es clave junto a la indicación del profesor de practicar, practicar y practicar»
Cristina Rodríguez
Durante el desarrollo de las dinámicas clases, Del Río, cuyo entusiasmo es una de las señas de identidad de su estilo como docente, pone distintos ejemplos literarios y cinematográficos que ayudan a fijar en la memoria las referencias. «Creo que esa es la otra palabra –dice Piedrafita– no solo comunicar, sino también entusiasmar». Cuando se apuntó en 2024 tenía sus reservas, por aquello de tener un profesor «que hablara de griegos y romanos», pero luego vio que «desde los clásicos, que pueden dar tanto miedo, aprendes cosas que son de máxima actualidad y mucha importancia para el mundo de hoy».
María Mercedes Casiano es de Mérida, pero aterriza en la UIMP desde Alemania, donde es profesora de Bachillerato en un instituto. Es funcionaria de Baden-Württemberg, en una ciudad llamada Öhringen, «que está cerquita de Stuttgart», detalla.
Está encantada de estar en Santander, un lugar «que quiero muchísimo». Viene desde hace varios veranos, como se mide el tiempo en la UIMP, a hacer distintos cursos. El de oratoria «era mi asignatura pendiente», explica. Ha coincidido con el principio de las vacaciones y no ha dudado en quitarse la espina.
Los docentes «estamos continuamente hablando en público» y este curso «ayuda, porque aunque seamos profesores, realmente estamos representando un rol en clase siempre» con grupos muy diferentes; padres, compañeros, directivos, jefes de estudio, formadores… «Tenemos que hacer mucho teatro». «Este curso te ayuda a aprender esa técnica, porque en realidad es una técnica que hay que aprender y que hay que practicar».
Lo que más le ha sorprendido del curso, «de una forma muy positiva» es tener a Del Río como profesor. «Es un honor y estamos aprendiendo muchísimo de él y de los otros compañeros que también están participando». De hecho, le gustaría estar con cada sesión no una mañana o una tarde, sino varios días.
Esos otros compañeros proceden de diferentes disciplinas, «algo muy enriquecedor», si bien la docencia es la mayoritaria, «y estamos participando mucho en las dinámicas de grupo». Todo ello «con muchísimo respeto, aprendiendo de los demás y reflexionando sobre cómo lo hemos hecho, qué puedes mejorar y qué has hecho bien».
Tras su séptimo verano en Santander, para esta extremeña asentada en Alemania, seguramente haya un octavo.
En las antípodas de Cantabria, concretamente en Antequera, Málaga, desarrolla su labor Germán Avilés. Da clases en Secundaria y es profesor asociado en la Universidad de Granada. Había estado en Santander, pero en otro campus, el de Las Llamas y esta es su primera experiencia con Emilio del Río y su programa de oratoria.
Sus sensaciones, desde el inicio, son «muy buenas; es muy práctico, dinámico y con una combinación de talleres y clases magistrales, una mezcla muy interesante».
Aunque lleva dos décadas dando clase, «un cambio de escenario, de auditorio, siempre provoca cierta tensión», y de esa tensión positiva surgen las ganas de «conseguir las herramientas para evitar ese nerviosismo inicial, que luego se disipa totalmente».
Las alusiones a Grecia y Roma «son constantes» y además «muy bien traídas e hilvanadas». Una herramienta que ayuda «a ilustrar ciertos contenidos y aspectos que uno quiere resaltar» y que deja además el mensaje de que ya está todo inventado. «Esto ya se dijo, ya se hizo, por lo tanto, vamos a ponerlo en práctica y a conseguirlo a través de la técnica».
Respecto a esa capacidad de seducir, «todo suma y ayuda y vamos a hacer acopio de todas las técnicas que nos den». Especialmente en el mundo en que vivimos donde «en la enseñanza actualmente, captar la atención de los alumnos es algo bastante difícil», que un docente «sin tecnología o sin móvil consiga, no digo una hora, sino tres minutos y que haya un silencio absoluto donde todas las miradas confluyan en un mismo destino, es una proeza prácticamente».
En los distintos perfiles del curso, junto a veteranos con años de carrera, hay también principiantes que vislumbran su futuro profesional. Cristina Rodríguez, de Los Barrios, Cádiz, es maestra de Educación Infantil. Bueno, «todavía no», dice. Está opositando y a la vez, estudiando psicología. Hace dos años formó parte del alumnado del Aula Blas Cabrera, donde ya coincidió con Del Río. «La impresión fue muy buena y me llamó la atención, porque la oratoria es muy importante».
El carácter práctico «y lo rápido que vamos aprendiendo», desde el primer día, ha sido lo más sorprendente, así como «recibir retroalimentación». La clave, como les dice el profesor: «practicar, practicar y practicar».
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