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La UIMP premia el «activismo 360» de una emocionada Cayetana Guillén Cuervo
La periodista, actriz y directora de la Academia de Artes Escénicas recogió en La Magdalena el reconocimiento a la Cinematografía
«Es el premio que más me llega al corazón», decía fuera de cámara Cayetana Guillén Cuervo al rector de la UIMP, Carlos Andradas. Ese ... reconocimiento, a la Cinematografía, lo recogió en el Hall Real. Antes de empezar, tras el corrillo de bienvenida, con un poco de retraso y tras una llegada de quien sabe que es la estrella de la tarde y la actitud de quien sabe moverse como tal, posó para los fotógrafos en el exterior del Palacio. En el interior, entre el público, además del equipo rectoral, o políticos como Gema Igual, Pablo Zuloaga, Noelia Cobo o Jorge Gutiérrez, caras conocidas del teatro cántabro, como Francisco Valcarce, de La Machina o Patricia Cercas, la notable Medea que la compañía estrenó en el FIS. También Carlos Troyano, Anabel Díez, o el artista Okuda, junto a su madre amigo personal de la homenajeada, «mi familia» destacó. Y en la escalera, atento y sonriente, su pareja, el fotógrafo Omar Ayyashi.
«Ay qué nervios», bromeó cercana, ya sentada en la mesa. «Para nervios los míos», respondió Andradas, quien reconoció que «ha costado» encontrar una fecha para celebrar este acto –la decimosexta edición– porque la «agenda de Cayetana es de todo menos sencilla». El galardón a «una actriz indiscutible, hija de una saga de actores», que empezó haciendo teatro, pasó a la televisión, al cine, de la mano de importantes directores de nuestro país y «una de las personas que más ha hecho por el conocimiento, el reconocimiento y la puesta en valor del cine español». Es, además, la primera mujer que dirige la Academia de Artes Escénicas.
Comunicadora desde la experiencia que enseña a amar el cine
«Es un lujo tenerla cada semana en nuestra casa, introduciendo una película o una obra de teatro. Lo es verla actuando y tener a alguien en la academia que defiende, visibiliza y dignifica los intereses del sector», señaló Nacho Solana, autor de la laudatio. El deseo de dedicarse a la cultura «no era tanto una decisión activa como una extensión de la normalidad» para Guillén Cuervo. Marsillach o Pou, 'El ministerio del tiempo', Uribe, Suárez, Cuerda, Armendáriz, Almodóvar, Garci, Pons…La enumeración de sus trabajos es la evolución del cine nacional. Cayetana comunica «desde la experiencia y el respeto al proceso creativo», que protege un bien público y educa. «Divulgar es permitir que exista la empatía, primer paso para amar» y los espectadoras «aman el cine porque tú se lo enseñas».
El propio rector le hizo entrega del «modesto, pero cargado de valor» premio, consistente en un diploma y una estatuilla. Ella misma leyó el texto del diploma a todo el público, en el que se destacó, de manera global, su versatilidad, pasión y compromiso con el arte, que la convierten en una gran embajadora de la cultura en España».
Reiteró ante el micro la actriz, que siempre ha tenido «la pulsión de comerme la vida», la ilusión que le hace el premio «que tiene que ver con la educación, con la palabra y lo que tiene el ser humano para ser mejor persona». El origen de todo lo que es, confesó, está en sus padres, Fernando Guillén y Gemma Cuervo, por lo que el agradecimiento siempre empieza por ellos, «porque la interpretación, el hecho artístico, se entendía en casa como un compromiso; ayudar a crear reflexión y espíritu crítico, abrazar la diferencia y transformar desde el escenario», sacudiendo a las personas. «Mis padres fueron esas personas que pasaban los textos de los autores prohibidos en los pasillos de casa», que estrenaron a Camus y Sastre cuando no se podía, un compromiso constante que transmitieron a sus hijos con su ejemplo, unos hijos que corrían por Estudio Uno, por los camerinos de los teatros y TVE. «Nunca me he querido ir de ahí, porque me siento útil en un servicio público», una faceta que destaca constantemente. Esa «maravilla», como calificó 'Versión española', idea de Santiago Tabernero, para «hacer sentir el cine español de otra manera». Ahí lleva 25 años, «media vida exacta y no he faltado ni un solo día». Así, «son muchas generaciones las que han aprendido a valorar el cine» gracias al programa. Trece años lleva también al frente de 'Atención obras', dirigido por Sara Núñez.
«Hay pocas cosas que me hacen tropezar, pero en el trabajo necesito buena gente al lado», defendió, en «esta vida 360 de activismo cultural». Una vida en la que la gente de las tablas y del cine «somos tremendamente disciplinadas», aunque se nos ve en las alfombras rojas, «jugando en ese momento a celebrar», pero es un «mundo cero frívolo, un mundo sensible que protege las artes y da herramientas a los demás para que sepamos convivir con el otro».
A la vida de Guillén Cuervo llegó la posibilidad de ser la presidenta de la Academia de las Artes Escénicas, «una labor totalmente altruista»; nadie cobra en la junta directiva, como detalló. «Un tema muy gordo, de mucha responsabilidad», reconoció, porque implica representar a todas las artes escénicas –en este momento Cayetana paró el discurso para dar agua a una asistente con un ataque de tos– «lo cual es una belleza». Asumió ese cargo «para aterrizar todo lo que mis padres me habían enseñado durante toda la vida, de una forma rigurosa». Cogió ese timón, abrió las velas, puso en marcha al equipo «y no sabéis qué proyecto tan bonito estamos levantando». La misión clara: dignificar a todas las profesiones de las Artes Escénicas y darles voz. «Están empezando a contar con nosotros, en una telaraña de protección que está echando raíces; no hay una academia como la nuestra en el mundo», una academia de la que «se quiere formar parte por amor».
Que el consejo de la UIMP le entregue este premio supone para ella «que se haya entendido todo ese trabajo y ese activismo», cerrando un círculo vital. «Que entiendan mi trabajo es lo mejor que me puede pasar en la vida», reconociéndose agradecida «de que hayáis percibido mi identidad» dijo con emoción.
Para Guillén Cuervo, ves una película y «te sientes menos solo». Coges un libro y «te completas, te llenas de herramientas para poder entender algo de ti y de los demás», argumentó defendiendo la educación. «Cuando me piden algún consejo siempre digo lo mismo: formación; será lo que te haga más libre».
Recordó, como ejemplo, cómo durante la pandemia «nos salvaba una canción o un poema». «La vida no puede ser solo pagar un alquiler; hay un vuelo en la cultura que le da sentido y sin eso, nos moriríamos», destacó la actriz antes de cerrar el acto con un fragmento de la obra 'Pandataria', convirtiéndose, de nuevo, en esa estrella que sabe ser.
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