Expertos de España y Chile abordan en la UIMP el rol de la «diplomacia humanitaria»
Un curso revive en La Magdalena el legado de Carlos Morla Lynch, Ángel Sanz Briz y Samuel del Campo, que salvaron miles de vidas con su «actitud heroica»
Ángel Sanz Briz, Samuel del Campo y Carlos Morla Lynch salvaron miles de vidas en la Guerra Civil española y en el contexto del régimen nazi. Practicaron una «diplomacia humanitaria» que fue más allá del deber, de la negociación o la política internacional; una diplomacia que fue poco conocida, y que comprendió en muchos casos «hazañas y actitudes heroicas», como las exhibidas por los propios Sanz Briz, Morla Lynch y Del Campo. Los tres se convirtieron en figuras clave de la diplomacia española y chilena, bordeando (e, incluso, contraviniendo) la instrucción oficial para salvar miles de vidas, pero no fueron especialmente reconocidos por ello, lamentan los expertos.
Por esta y otras razones se ha organizado en La Magdalena el curso 'Más allá de la diplomacia', que la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) organiza en colaboración con la Fundación España-Chile y la Asociación Plaza Porticada. Las primeras pinceladas del encuentro las dieron ayer el embajador y exsubsecretario de Relaciones Exteriores de Chile, Fernando Schmidt; el historiador y ministro consejero de la Embajada de Chile en Portugal, Jorge Schindler, y el politólogo y también historiador español José Antonio Lisbona. Los tres subrayaron el «humanismo» de los diplomáticos, que se sirvieron de documentos, banderas y edificios para proteger a la población civil.
Sanz Briz ha pasado a la historia como el 'Ángel de Budapest'. Salvó la vida de casi 5.000 personas, la mayoría judíos señalados por los nazis. ¿Cómo? El joven diplomático español –que tiene una «gran vinculación» con Cantabria gracias a su matrimonio con Adela Quijano Secades– mantuvo una «actitud humanitaria de salvación» en Hungría, ocupada por la Alemania nazi en marzo de 1944, una actitud que plasmó en unas «cartas de protección» que, a grandes rasgos, fue entregando a judíos con antecedentes españoles. Y si bien el gobierno húngaro solo le permitió poner en circulación 300 documentos individuales, Sanz Briz los convirtió en 300 documentos familiares que dieron una segunda oportunidad a esas cerca de cinco mil personas. También logró salvar vidas extra en las llamadas marchas de la muerte y en los propios campos de concentración. Fue reconocido como un 'Justo entre las Naciones'.
¿Y quién fue el diplomático chileno Samuel del Campo, distinguido de la misma manera? Su historia se sitúa en Rumanía, explicó Jorge Schindler. En ese destino comprendió que tenía que proteger a los refugiados. Salvó a cientos de la muerte. En los informes que envió a Santiago constató la vulnerabilidad de las personas de origen judío. Del Campo «usó la representación de Chile como un marco referencial y comienza a emitir unos pasaportes o salvoconductos para que estas personas tuvieran una identidad. Él dice que están bajo la protección de Chile y eso evitó que los alemanes que ya habían ocupado Rumanía y que el [propio] Gobierno rumano pudieran hacer alguna acción en contra de los judíos», explicó Schindler.
El también chileno Carlos Morla Lynch puso en práctica la «diplomacia humanitaria» durante la Guerra Civil española. Destinado en Madrid durante la II República y los años del conflicto, «logra salvar la vida de unas dos mil personas», recordó ayer Fernando Schmidt, y lo hizo, entre otras maneras, salvando a presos en caso de que tuvieran nacionalidad chilena o algún contacto con Chile, y dando refugio en las dependencias de la embajada. Las «hazañas» de Morla Lynch quedan en parte reflejadas en sus 'Diarios de Berlín (1939-1940)', sus 'Diarios españoles' (I y II) y 'España sufre'. Por su parte, 'Más allá de la diplomacia. La inédita historia de Samuel del Campo' o 'El ángel de Budapest' dan cuenta de las acciones del segundo diplomático chileno y de Sanz Briz.
Y hoy en día, momento en el que «las instituciones multilaterales que hemos creado de la II Guerra Mundial en adelante se han debilitado», en el que la población y las tensiones se han agravado, «el papel de la diplomacia están siendo crucial», concluyó Schmidt, que dirige un curso donde hoy se abordará la diplomacia científica y la cultural como herramienta para afrontar retos en el siglo XXI.
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