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Isabel Morant Deusa, en La Magdalena, donde impartió un curso magistral la semana pasada. Roberto Ruiz

Isabel Morant Deusa

Historiadora
«Al integrar a las mujeres producimos una historia más completa y más real»

La catedrática dirigió la pasada semana el curso magistral 'Mujeres y hombres en la historia. Identidades, relaciones y espacios público y privado'

Mada Martínez

Santander

Lunes, 4 de agosto 2025, 09:29

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Hasta su regreso, la última vez que Isabel Morant Deusa (Almoines, Valencia, 1947) visitó Cantabria fue en la década de 1990. Lo hizo para participar en un congreso científico. «Era cuando empezábamos a hacer historia de las mujeres», evoca la catedrática emérita de la Universitat de València, sentada esta mañana de finales de julio en uno de los sillones de la primera planta del Palacio de La Magdalena. En apenas media hora vuelve a subirse a la tribuna porque el motivo de su vuelta a Cantabria es el mismo que le trajo aquí hace cerca de tres décadas: la reflexión en torno a la historiografía de las mujeres. En esta ocasión, Morant ha transformado su gran objeto de investigación en un curso magistral titulado 'Mujeres y hombres en la historia. Identidades, relaciones y espacios público y privado'. Esta mañana va a dirigir una sesión, sobre 'Feminismo e Ilustración', en jornadas anteriores ya ha hablado sobre 'El discurso de las religiones, de la filosofía y de la ciencia moderna', sobre el matrimonio, el amor, el divorcio o la democracia. Sobre estas y otras cuestiones, pero ante todo sobre educación, conversó con El Diario Montañés.

La producción científica de Morant ha dado pie a numerosos artículos y publicaciones –entre ellas, 'Amor, matrimonio y familia' (1998) o 'Historia de las mujeres en España y América Latina (2005); así como la dirección de la conocida colección sobre Feminismos de la editorial Cátedra, que se acerca ya a los 200 títulos–, y uno de sus últimos títulos es 'El lugar de las mujeres en la historia. Desplazando los límites de la representación del mundo', que no es sino una especie de manual que sus autores ofrecen a las escuelas y universidades para ser más precisos y justos con la historia de las mujeres, esto es, con la historia en general. «Al integrar a las mujeres en la historia, estamos produciendo una historia más completa y más real. Y además, modificamos muchas veces los prejuicios que aún persisten en los libros de historia», apunta Morant, que ha firmado este volumen junto con Rosa E. Ríos y Rafael Valls.

En el mismo participan hasta una veintena de especialistas que escriben sobre prehistoria, Egipto y Mesopotamia, Atenas y Roma, el medievo en Occidente, el mundo americano prehispánico, el Renacimiento, la Ilustración, las religiones... La idea, por ejemplo, si el profesor explica en clase la construcción de las democracias modernas, es que «integre cómo se produjo para el caso de las mujeres» y que mencione, por ejemplo, a la filósofa Olimpia de Gouges porque «entró de lleno en el debate político» del momento, redactando, entre otras muchas cosas, la 'Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana'. Precisamente, esta es una de las lecturas que Morant ha comentado en clase con sus alumnos.

«Nuestro objetivo con 'El lugar de las mujeres en la historia' era llevar el conocimiento académico a la enseñanza. El libro lo ha hecho profesorado universitario y profesorado de enseñanzas medias, mujeres y hombres que hemos buscado en nuestro conocimiento, en todo lo que se ha ido estudiando en la universidad y en la experiencia en las enseñanzas medias. Y con esa sinergia hemos hecho un libro que cualquier profesor de Historia, de Historia de la Filosofía, de Literatura... puede tomar como un referente para su programa. No es que vayamos por otra línea, sino que se trata de poder explicar, por ejemplo, la Ilustración de una manera, quizá, un poco más compleja de lo que el profesor puede leer en los libros habituales», continúa Morant, que, de hecho, en la UIMP ha tenido por alumnos a muchos maestros y profesores. «A ellos les quiero decir: 'mira, aquí tenéis este material», un material que, desde el rigor científico, «ayuda a dignificar a las mujeres», ayuda a aprender historia y combate las «burradas misóginas». Con este libro, «verán quién ha dicho burradas misóginas y por qué a lo largo de la historia».

«La educación es una columna vertebral que está siendo descuidada. Los Ministerios de Igualdad y Educación deberían hacer un pacto»

El libro también es necesario porque, en este momento, Morant observa un vacío en la educación. «¿Qué estamos haciendo con la educación? Es una columna vertebral que está siendo descuidada», lamenta, no sin subrayar su sorpresa por que «las instituciones que se dedican a cuestiones de igualdad no estén más atentas a esta cuestión». Y añade: «Siempre he pensado que el Ministerio de Igualdad y el Ministerio de Educación tendrían que hacer un pacto en este sentido, tener un proyecto que ofrecer». De hecho, en otra entrevista concedida estos días a la propia UIMP, Morant insistió en este hecho: «El paso fundamental que hay que dar es la educación en igualdad en los centros educativos para formar a los alumnos de manera natural, porque hemos abandonado la educación».

Inicios e hitos

Morant es protagonista de varios hitos académicos en la España moderna. El feminismo, admite, le llevó a querer revisar la historia para corregir vacíos y discriminaciones.

De esta manera, en la década de 1990, Morant comenzó a investigar y a componer esa historia de las mujeres desde la «necesidad y el deseo». Y se explica. «Desde mi experiencia, en los años setenta y finales de los ochenta [del siglo XX], lo primero fue el feminismo, ese renacer del feminismo», un movimiento, señala la catedrática, que «históricamente», ha vivido «momentos potentes» –«en nuestro país, después de la muerte de Franco o en los meses anteriores a la muerte de Franco, hay momentos potentes»– y otros en los que «parece» que no pasa nada. «Pero siempre pasa, nunca ha desaparecido, y ahora menos que nunca».

Por entonces, la historiadora trabajaba en una tesis doctoral dedicada a la transición del feudalismo al capitalismo y el cambio de la propiedad de la tierra en la zona de Valencia. Así, por un lado, Morant estaba interesada –y también «fascinada»– con el movimiento feminista y «todas las cosas que se estaban diciendo sobre la libertad de las mujeres, sobre la igualdad», pero intelectualmente su trabajo iba por otro camino. Hizo su tesis con mucho gusto, pero luego dio un «giro» académico de 180º. «Me di cuenta de que había que hacerlo. Fue un deseo y una necesidad, por ese orden. Surgió así. Y a partir de ahí, para una historiadora, porque yo era historiadora, vinieron las preguntas:¿Qué era lo que queríamos saber?, ¿qué es una mujer?».

Según recuerda Morant, que cita por el camino a Simone de Beavoir o a Poullain de La Barre, esta historiografía exigía «hacerse las preguntas de nuevo, sospechar del discurso recibido y tratar de deconstruirlo». Al principio, en la academia, las investigadoras interesadas en hacerlo o vinculadas al feminismo eran «muy poquitas, pero hicimos mucho ruido». En estos momentos, Morant cree que el testigo lo han recogido ya los jóvenes. «Yo estoy ya de salida, pero no me voy a callar», dice con desparpajo.

En 1984, Morant también se convirtió en la primera vicerrectora de la Universidad de Valencia en el primer gobierno de la institución elegido democráticamente. «Fui la única durante los cuatro primeros años». Más adelante, en 1992, empezó a impartir la asignatura sobre historia de las mujeres. «Comenzó siendo optativa. Era la primera y también la única. No había más. Pero lo que pasó es que tuvieron que desdoblar dos veces el curso. ¿Por qué? Porque los estudiantes se apuntaron», evoca. «Para mí, como te he dicho antes, todo esto era un deseo y una necesidad. Y con todo el entusiasmo nos pusimos a ello. Pero sin esa acogida no hubiéramos podido». Después, con la reforma del año 2000, la asignatura pasó a ser obligatoria. El proceso «no fue de la noche a la mañana. Yo creo que algo hemos influido», dice antes de despedirse.

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