«En la literatura tienes que poner la libertad en el cuerpo del mensaje»

Y es que, como dijo, la escucha es fundamental. Entre las personas y también hacia la naturaleza, «que sufre una situación de emergencia extrema en esta sociedad de riesgo». La escucha es «una herramienta maravillosa», que , a su juicio «utilizamos poco, mientras regalamos nuestra atención a las empresas extractoras de nuestros recursos gratuitamente».

Rivas es Premio Nacional de las Letras 2024, periodista, escritor y poeta, «aunque eso es mucho decir», reflexionó con su imbricada retranca. Lo intenta, desde luego. Para el gallego, la poesía es «como el primer anillo» en lo que se llama literatura. Todo ello mirado desde el punto de vista de la anatomía de un árbol. Anillos que cuentan historias del propio árbol y de su entorno. «La dendrología que me gustaría ejercer si no me dedicara a escribir», señaló. Poesía y ecología de las palabras tienen mucho que ver, a su juicio. «Vivimos en una atmósfera dominada por una variante de depredación, despotismo y temor semántico». La excitación destructiva domina sobre la creativa que representa la poesía.

¿Cómo resistir? A través de la lectura. «Cuando cualquiera de nosotros lleva una hora leyendo dan ganas de salir al balcón y gritarlo», bromeó. Leer es un momento de pensar y sentir. Una forma también de «re-existencia, vista no solo desde un punto defensivo». Las bibliotecas se convierten así en un espacio extraordinario, donde convive gente de distintas edades, estéticas, géneros e ideas. «No se habla lo suficiente de lo que significa un sector como el cultural en términos incluso estadísticos y económicos». Un sector que ha crecido exponencialmente, afirmó, con «depósitos de esperanza mayores de lo que pensamos».

La buguina, una caracola, resonó en el Paraninfo. Las tres llamadas del mayday de alerta en la navegación, una llamada de auxilio que «tiene sentido en esta época». Así se titula, además, el curso que imparte esta semana. «Siempre que hay una situación de emergencia, la poesía y la literatura responde con esa voz que disiente, de libertad, que no se somete al terror semántico». La manera de contrarrestar esos puntos críticos, ese odio incendiario y creciente, son otras palabras «polinizadoras».

Lenguaje y medio ambiente representan realidades paralelas para el autor gallego. Por lo que dicen y lo que callan, animales y palabras tienen esa capacidad de advertencia. En un contexto de suma de negacionismos cobran mayor relevancia. Hace unas décadas, había una motivación central sobre la idea de otro mundo es posible. «Era el tiempo del foro de Porto Alegre, de Davos, con protagonismo de países emergentes». Ahora se dialoga sobre «el fin del mundo posible», lamentó.

Recordó Rivas un naufragio en la Costa de Morte en el que un marinero sobrevivió y otro murió. La búsqueda duró dos días y le preguntaron al superviviente; «¿Usted aún tiene esperanza?» «Por supuesto respondió él, pero es una esperanza negativa». Rivas se aplica ese término ante los síntomas que se van apuntando, desde lo más grave, la carrera armamentística de vuelta, por ejemplo a los negacionismos que van contra la naturaleza o la mujer y que terminarán teniendo un efecto boomerang. «Algo que hay que hacer». Aboga por crear un archipiélago en donde, «igual que hay redes que propagan el odio, incendiando las mentes, se pueda contrarrestar».

Su carrera periodística comenzó como 'El meritorio', chico para todo, al que le dieron como oportunidad escribir los horóscopos. Hoy, el periodismo «se achica, pero no la cháchara» y lo poco relevantes que son los porqués. «Es lo preocupante». En medio de una crisis existencial, «nos sentimos en algunos momentos como una labor medieval, en retirada», que supone una pérdida de estima. «El periodismo, pase por las fases que pase, con gente que se la juega, sigue siendo un bien necesario, imprescindible», concluyó Rivas.