Desde un hablar dañado
Antonio Méndez Rubio presenta su nuevo poemario 'Peor que pedir' en La Vorágine
Vicente Gutiérrez
Jueves, 11 de septiembre 2025, 07:42
Vivimos en tiempos de colapso, amenazados por un declive energético sin precedentes, un posible resurgimiento del fascismo, un ecocidio cada vez más angustiante y por ... las consecuencias de una tragedia climática ya difícil de ocultar. Y en estos tiempos oscuros el poeta se siente tentado de explicar lo que pasa a su alrededor. De ahí que gran parte de los poetas actuales caiga en la trampa pues no hay nada más alejado de lo poético que la demanda de claridad comunicativa. Tampoco podemos obviar que el lenguaje común está siendo degradado por las redes sociales, que lo someten a la lógica de la inmediatez pero también por la irrupción de una inteligencia artificial que lo deshumanizada y mercantiliza. Ante todo eso la poesía de Antonio Méndez Rubio siempre ha asumido el reto de escapar del lenguaje cotidiano, que no lo olvidemos, es el lenguaje del poder. En realidad su poesía siempre se ha mantenido fiel a su deseo de indagación en el lenguaje, abriendo grietas inesperadas y –en el buen sentido– incomprensibles. Y me atrevería a decir que en su último poemario, 'Peor que pedir', editado este año por Pre-textos, ha intensificado ese reto. En este poemario, ajeno a toda exigencia de inteligibilidad, el lenguaje se fragmenta en hablas, el posible discurso se disgrega en diálogos inacabados, en voces que se suceden como versos-aullidos, gestos verbales de dolor o diferentes capas de pensamiento separadas a veces por los signos / y //, indicando nuevas categorías de encabalgamiento. Y así, a lo largo del poemario su voz tiende hacia un escapismo en el que la poesía amenaza con su propia ausencia, creando vacíos y silencios que hacia el último bloque del libro devienen en lugar de desvanecimiento y extinción, en salto a la propia exterioridad del lenguaje.
En definitiva, Méndez Rubio no nos habla del daño causado por las terribles circunstancias que nos está tocando atravesar sino que nos muestra más bien un hablar dañado, un decir genuino que se disipa y que me hace pensar en las sombras dejadas por los asesinados en Hiroshima y Nagasaki en 1945, cuyos cuerpos fueron disipados por las explosiones atómicas.
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