Rafael Álvarez, El Brujo
El veterano intérprete abre el ciclo Talía, en el Teatro Casyc, con la obra 'Iconos o la exploración del destino'Rafael Álvarez El Brujo Juglar
'Iconos o la exploración del destino' es la última obra de Rafael Álvarez El Brujo, que representó ayer y repetirá hoy (20.00 horas) ... en el Teatro Casyc de Santander, como apertura del ciclo Talía, que ha programado cinco citas teatrales hasta finales de agosto, incluyendo a Els Joglars o las huellas de Ignacio Amestoy y Juan Carlos Rubio, o Magüi Mira.
La obra de El Brujo es un monólogo en clave de humor en el que el actor reflexiona sobre el destino a través de los personajes clave de la tragedia griega, pero contrastados con la mitología hindú y el concepto de karma.
Un auténtico mito sobre los escenarios, 'El Brujo' volverá a acercar de nuevo a los clásicos con su estilo personalísimo, alejado de los parámetros convencionales, pero con una mirada lúdica y profundamente humana que permite al espectador descubrir por qué veinticinco siglos después sus obras siguen siendo radicalmente actuales.
–La gran tragedia clásica se resume en el absurdo de la existencia; ¿no exageraban un poco los griegos?-¡Se quedaron cortos! Si levantaran la cabeza y vieran cómo está el mundo... ¿Quién gobierna? Un señor que un día sube los aranceles, al siguiente los baja, al otro los vuelve a subir… Y lo único que quiere es que se hable de él.
–Autores como Emilio del Río hacen manuales de autoayuda con los grecolatinos, pero ¿qué nos dicen hoy día los clásicos?
–Les llamamos clásicos porque hablan de temas que son permanentes, que no caducan con el tiempo. Cambian las modas y la tecnología pero la esencia del ser humano es la misma. De lo que habla Sófocles es lo mismo de lo que habla Arthur Miller.
–¿Cuáles son esos 'iconos' a los que alude el título?
–Edipo, Antígona, Medea y Hécuba. Cuatro personajes de la tragedia que son icónicos, un referente total y primordial. Y los analizo en clave de humor.
–¿Y qué va a contar hoy a «la burguesía ilustrada de Santander»?
–Voy a hacer una comparación del destino en la tragedia griega, que es una fuerza que gobierna la vida de los héroes de una manera caprichosa, que los putea y los machaca y los destruye y no se sabe por qué a uno sí y a otro no, que siempre acaban quejándose; «¡Oh, dioses odiosos! ¿Por qué a mí?», y tal. Y del otro lado el destino en la concepción de la mitología y de la literatura sagrada de la India, donde no es una fuerza ciega, sino con una lógica, una ley de causa y efecto; es decir, el destino es una elaboración de los propios seres humanos: lo que hacen en el presente se convierte en el destino para el futuro.
–¿Pero eso del karma, es algo así como 'el que lo hace, la paga'?
–El concepto del karma se basa en la idea de que toda energía que se proyecta tiende a retornar a su punto de origen, como un círculo tiende inevitablemente a completarse. Pero la palabra 'karma' viene del sánscrito 'cri', que es la raíz de acción. Entonces, la acción es una proyección de energía en el universo que tiene unas consecuencias inevitables. Vas con el coche y aparcas en un sitio prohibido porque tienes prisa o porque te resulta más cómodo. Y entonces pasa por ahí un guardia que viene buscando a quién le puede poner una multa, porque va a comisión. Y se encuentra con tu coche y dice, «¡Oh, los dioses me han enviado aquí a un incauto!» y te pone la multa. Entonces tú dices, «¡Oh, los dioses me han puteado, qué mala suerte!». Pero no son los dioses ni la mala suerte. Es que tú pusiste el coche donde no debías y estabas atrayendo una respuesta del universo que llegó en forma de policía.
–¿Entonces el destino no es solo para héroes? ¿Los antihéroes de la vida cotidiana tampoco nos libramos?
–Es algo con lo que venimos ya de nacimiento al mundo. Los héroes son un reflejo didáctico para comprender la vida de todos los demás, que se supone que no son héroes, pero alguien que se levante a las seis y media de la mañana para estar en su puesto de trabajo ¿no es un héroe? Es un héroe total.
–¿Pero qué hace hablando de tragedias un tipo con semejante vis cómica? ¿O es que no hay tanta distancia de la risa al llanto?
–La vida, contemplada con distancia, es una broma terrible; terrible pero maravillosa. Está ahí todo: el sufrimiento, el gozo…
–Lo que nunca está escrito es lo que va a suceder en sus representaciones…
–Ocurre lo mismo que con la vida: hay una parte predestinada y una parte que puede ocurrir. No hay un mecanismo total. El universo es impredecible porque es femenino.
–Bueno, no sé si esa respuesta nos la homologará el ministerio de Igualdad…
–En realidad es un elogio: es femenino en el sentido de que es totalmente intuitivo, impredecible y tiene una infinita capacidad creativa.
–En una de sus últimas visitas a Santander bromeaba con lo que diría un crítico sobre sus excursos. ¿No le trata bien la crítica?
–Con los años, se han rendido. Bueno, alguno queda por ahí que tiene que darse importancia, porque hacerle una mala crítica al Brujo es ganar protagonismo.
–¿Le han dado muchos palos?
–Palos terribles. Y antes me dolían, pero ya me curé totalmente. Ahora ni leo las críticas. Aparte de que el crítico ha perdido su preponderancia, por las redes sociales. Ahora todo el mundo es crítico. Los doscientos que vienen a verte escriben su crítica en las redes: la obra me gustó por esto, por esto y por esto. Frente a eso, el crítico del periódico de papel ya no pinta nada. Se acabaron los jamones del productor.
–Antes de que me deje sin trabajo, en el encabezamiento ¿qué le pongo? ¿Actor, cómico, juglar, dramaturgo?
–Pues hago todas esas funciones, pero yo creo que ahora soy más juglar.
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