Un wéstern melodramático e intenso de Phil Karlson, en la recta final del Cine Club
El Casyc antes de cerrar la temporada con Albert Serra, acoge la proyección de la película sobre la herencia del poder o la culpa paterna
Wéstern crepuscular que supone una de las mejores películas de Phil Karlson, 'El salario de la violencia' (Gunman's walk), 1968, es la proyección de hoy en el Cine Club Santander con sede en el Casyc de la Fundación Caja Cantabria. Lee Hackett (Van Heflin), ranchero a la vieja usanza acostumbrado a resolver los problemas aplicando sus propias leyes o por medio de las armas, vive con sus dos hijos. El filme prolonga el estudio sobre la crisis moral de los héroes del género, «ya estudiada en algunos de los mejores westerns de los años 50». Van Heflin y Tab Hunter protagonizan este drama sobre la herencia de la violencia y la descomposición del viejo Oeste. La invitación del Cine Club lo deja claro: «Una obra a redescubrir, en glorioso Cinemascope». Con la colaboración de la Concejalía y la Dirección General de Cultura del Ayuntamiento de Santander, la sesión preludia el final de la primera parte de la temporada que llegará con la presentación la próxima semana de 'Tardes de soledad' de Albert Serra, tal como avanzó El Diario. En verano está previsto el detallado ciclo dedicado a Mitchell Leisen en los cines Embajadores. La nueva cita, tercera consecutiva dedicada al empleo del Cinemascope en el wéstern de los 50, se centra en 'El salario de la violencia', una película que los organizadores ansiaban proyectar desde hace muchos años. Un wéstern melodramático e intenso que se aleja del relato heroico para adentrarse en los terrenos más sombríos de una tragedia familiar.
Con su habitual dirección sobria y rotunda, Karlson «desplaza los conflictos éticos y la violencia incontrolable de sus admirados clásicos del cine negro al paisaje abierto del wéstern, conservando su exactitud narrativa y precisión de estilo». La película explora temas como la herencia del poder o la culpa paterna con una lucidez que supera a gran parte de los westerns de los 60. Tab Hunter ofrece aquí su interpretación más oscura, mientras Van Heflin encarna a la perfección a un patriarca atrapado entre la lealtad filial y la justicia. Karlson fue un director irregular pero muy versátil que atravesó numerosos géneros, del musical al thriller político o el cine de acción, aunque seguramente fue en el cine negro donde dejó su huella más profunda. Obras que combinaron el drama moral con una violencia seca y directa, retratando a antihéroes atrapados en entornos corruptos y brutalizados por el sistema.
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