Andros, campeón de la División de Honor
Los de Las Fraguas aprovechan su primera oportunidad para cantar el alirón tras imponerse de manera contundente en Torrelavega
En la semana de la Feria de Santiago, el amplio léxico taurino da con la clave de la temporada liguera de Andros: no hay quinto ... malo. Quinta, en este caso. Y es que en su sexta campaña de vida, en su quinto asalto al título de la División de Honor, los del Valle de Iguña han logrado por fin el objetivo perseguido y ansiado desde su fundación. Porque en Las Fraguas los bolos están de moda, la gente va a la bolera, se juega una Liga de aficionados, hay cantera, pero faltaba el remate, el que llegó ayer después de ganar en Torrelavega a la Bolística y que les permite cantar el alirón a falta de dos jornadas para el final.
La de los capitaneados por Jesús Salmón ha sido una temporada en la que no ha sobrado nada, pero tampoco ha faltado nada. Por equis o por zeta, en la mayoría de los encuentros en los que la pendiente se ponía cuesta arriba, los jugadores sacaban el resultado adelante. Tropiezos ha habido, claro, pero los buenos resultados han impulsado a una partida que, desde luego, acertó con el fichaje de Alberto Díaz. El de Quijas se ha demostrado el engranaje perfecto para la capacidad birladora de Salmón y Óscar, porque de todo tiene que haber en un equipo. Y, claro, cuando hay que embocar, el pulso del ex de Camargo pocas veces tiembla.
El título se confirmó ayer en un partido extraño, en el que en el ambiente en la Carmelo Sierra flotaba el futuro de la entidad local tras el anuncio por parte de la directiva que preside Edu Ingelmo de dimitir a final de campaña. Sobre la bolera, manistas por un lado, pulgaristas por otro (todo sobre el papel). Lo cierto es que Andros cumplió en la apertura a la mano para subir el primer escalón hacia el cielo. A partir de ese primer buen chico visitante el encuentro se enredó, que para eso había mucho en juego. Y sólo en el cuarto y definitivo parcial ambos conjuntos encontraron el cierre a la primera. Empataron, pero una última gran tirada certificó que la División de Honor 2025 era para un equipo que es algo más que un club en el Valle de Iguña.
Con todo, el éxito se había fraguado en los duelos directos ante Peñacastillo o Camargo y en su capacidad de supervivencia, siempre necesaria a la hora de sumar esos puntos que, al final, son la clave. El partido que se remonta, el chico del buen birle, el emboque cuando hace falta… Muchos son los puntos de unión que hacen falta entre un equipo y la competición para ganar una Liga, sobre todo teniendo enfrente a rivales que apenas pierden. Y es que no hay que olvidar que Peñacastillo y Camargo sólo han cedido en tres encuentros en el torneo, los mismos que Andros. La diferencia, claro, está en los empates.
Quizá otra de las claves del curso haya sido la táctica, el afine definitivo en cada partido, con los veinte metros como recurso y no como obligación. Quién sabe, porque cuando la dinámica es buena se juega bien de todos los tiros, o de casi todos. Más allá de eso, en El Carmen por fin pueden celebrar que son campeones de Liga. Que no, que no hay quinto malo.
Cuando Álvaro Mier lanzó la última bola, que necesitaba cuatro para igualar y se fue con uno, Pedro Gutiérrez y Alfredo Aja saltaron a la arena para abrazarse con el resto del plantel y celebrar que el torneo de la regularidad ya era suyo.
En el resto de la jornada, y ya en el resto de Liga, la emoción va a estar en la zona baja. Con Marcos Maza fuera de la ecuación y La Rasilla pendiente de lo que haga hoy ante J. Cuesta. Desde Ribamontán y Sobarzo, con 20 puntos, hasta Riotuerto y Sobarzo, con 18, la cosa está candente. Ayer Sobarzo y Casar empataron, Ribamontán hizo lo propio con Los Remedios y Riotuerto se estrelló en Comillas.
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