Final de curso dorado para Peñacastillo
Los de Cañas se imponen en la final de la Copa Federación ante Andros con un emboque decisivo de Mario Pellón en el chico de desempate
No han hecho su mejor temporada, ni con mucho. Han tenido dudas, debates internos, cambios de tiro (de raya menos), han perdido incluso alguna final ... como la de la Supercopa, pero Peñacastillo, al final, siempre sale bien parado en la foto final del curso bolístico. Los de Cañas se llevaron ayer la Copa Federación Española tras ganar en Maliaño a Andros por 4-3 y cierran un 2025 en el que lo suyo han sido las copas al imponerse, además, en la Apebol y en la Copa Presidente.
Y eso que Víctor no ha estado al nivel de otros años, y eso se nota. Lo notan los de Cañas y lo notaría cualquier peña, aunque en la Mateo Grijuela tiene compañeros como su hermano José Manuel y Mario Pellón que han dado un paso adelante. Quizá no todavía para liderar un proyecto, pero si para aparecer cuando hace falta. Todo ello capitaneado por un Rubén Haya irregular en los últimos meses que suple con astucia los fallos con el brazo. Que por algo sabe más el diablo por viejo que por diablo, y eso es un punto a favor.
El partido en la Gerardo Castanedo era el esperado por todos. El último a nivel de peñas del curso, un choque de trenes en el que el favoritismo estaba repartido a partes iguales entre ambas partidas, más allá de que en la quiniela particular entre ambos los resultados favoreciesen a los de Las Fraguas, que contaban con un uno y una equis a su favor. Sin secretos entre ambos conjuntos, a nivel táctico el cachi iba a oscilar de la mano al pulgar, a priori, en cada parcial, mientras que los tiros partían de posiciones alejadas.
El partido empezó favorable a Andros, que con una gran tirada se ponía por delante. La situación viró cuando, tras llevar 25 bolos a falta de siete birles, los de Las Fraguas no cerraron y dieron vida a un conjunto que aprovechó la circunstancia para empezar a jugar mejor y ponerse incluso con 3-1 en el marcador. Pese a ello todo se alargó hasta el desempate, en el que Mario Pellón, de postre, embocó de veinte para sentenciar el trofeo.
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