Comienza el espectáculo del Tour
Una etapa en el norte de Francia, de 185 kilómetros y adecuada para los llegadores, da este sábado el banderazo de salida a la ronda gala
Jon Rivas
Sábado, 5 de julio 2025, 00:34
El jueves falleció en Melun, en la prefectura de Seine-et-Marnee, Jacques Marinelli, un anciano de 99 años que había amasado una considerable fortuna ... con sus negocios de electrodomésticos Conforama y bicicletas. Era un tipo popular que firmaba autógrafos porque era, hasta su muerte, el ciclista vivo que había vestido el maillot amarillo de líder del Tour hacía más tiempo. Lo hizo durante seis días de la edición de 1949. Se lo puso por primera vez en Ruan y lo lució hasta la etapa San Sebastián-Pau, el 9 de julio.
Marinelli todavía conservaba la prenda de lana que picaba, apolillada, con las iniciales HD de Henri Desgrange, el precursor de la mejor carrera del mundo, la más agotadora. «En la bici, a veces sentía tanto dolor que mi único deseo era caerme y morir. Para darnos fuerzas, ya tomábamos pequeñas cosas, como pastillas con cafeína. No nos hacían ir más rápido, pero nos impedían dormir», confesaba. Pero el Tour le cambió la vida, como a tantos otros.
Cuando regresó a casa como un héroe por esos seis días vestido de amarillo le pasearon entre multitudes, y con el dinero que ganó de los critériums pudo instalar el agua corriente en su domicilio. «Antes la recogíamos de la lluvia en cubos, encendíamos la estufa y la calentábamos para lavarnos». Cuando se retiró puso una tienda de bicicletas con un solo anuncio en la pared: 'Maillot amarillo del Tour de Francia'. Eso le bastó para prosperar, para conseguir ser alcalde de su pueblo desde 1989 hasta 2002 y dejar el cargo un día después de que el Tour saliera de allí.
Duelo feroz: Pogacar vs Vingegaard
La ronda gala cambia la vida a los triunfadores como Marinelli. También se la tranformó en su momento a Tadej Pogacar y a Jonas Vingegaard, que de nuevo se enfrentan en un duelo feroz que comienza este sábado y se desarrolla durante tres semanas intensas de emoción. Comienza el espectáculo en la carretera.
Será en Lille, en el norte de Francia, donde llevan meses preparando el 'Gran Depart' de esa gran caravana que se mueve cada día con cientos de vehículos y miles de personas. Y en el epicentro, un pelotón de 184 ciclistas con 23 equipos de ocho componentes cada uno, con las cámaras de televisión encima en todo momento y las cunetas de la carretera repletas en cada kilómetro del recorrido.
Todavía no ha comenzado y nadie habla más que de los dos favoritos, o mejor dicho, de un favorito y el aspirante, que no es un cualquiera porque ya ha ganado dos veces en París. Aunque a día de hoy todas las apuestas se refieren a Tadej Pogacar. Solo se han enfrentado una vez esta temporada, en el Dauphiné, y su victoria fue rotunda.
El medio galo L'Equipe Magazine habla incluso de guerra psicológica, como en la séptima etapa de la carrera del Delfinado, cuando el esloveno bajó el ritmo y dejó que el danés se acercara. «Pogacar desperdició deliberadamente unos veinte segundos, con la despreocupación de un hijo de familia adinerada que gasta sus fichas en el casino, sin miedo a lo que le deparara el futuro. El mensaje -descifrable incluso para un estudiante de segundo de Primaria- iba dirigido a su oponente directo: No te tengo miedo en absoluto. Me impresionas tan poco que puedo permitirme terminar tranquilo».
«No son matemáticas»
No está de acuerdo Josean Fernández Matxin, el director del fenómeno esloveno: «Una cosa es la teoría y el pronóstico que pueda tener la gente, pero el Tour no son matemáticas», dice. «Habrá rivales importantes que hay que respetar, como Jonas Vingegaard, que ha ganado dos veces y tiene dos segundos puestos. De ninguna manera este Tour será un paseo para Tadej». El ciclista danés se da ánimos a sí mismo: «No tenemos miedo a Tadej Pogacar; si no, hubiera sido mejor no venir hasta aquí, pero le respetamos mucho».
Los demás se resignan. Remco Evenepoel, una de las estrellas del firmamento ciclista, se conforma con repetir su experiencia del año pasado, en la que subió al podio en su primera participación. «Es obvio que aspiro a una buena clasificación general, pero lo más importante será no perder tiempo en la primera mitad de la carrera, que promete ser muy tensa, con muchas trampas y caminos complicados».
La cuenta atrás hasta París comienza este sábado en Lille con una jornada de 185 kilómetros accidentada y en la que se disputarán los primeros puntos de la montaña con tres tachuelillas de cuarta categoría. Un día que, posiblemente, agradecerán los llegadores. Pero como en todos los estrenos del Tour, con los peligros que conlleva un pelotón tan grande en el que nadie quiere perder su sitio desde el inicio, porque el jersey amarillo, aunque sea por un día, es una tentación irresistible, que le puede cambiar la vida a un ciclista. Ya lo decía Jacques Marinelli: «Bartali me dijo que, a partir de ese día, mi vida nunca volvería a ser la misma, y tenía razón».
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