
Secciones
Servicios
Destacamos
«¿Podrías encargarte de su gemelo?». Para Sergio Carlos Labrador Oyagüe (22-5-1974, Santoña) aquella llamada fue un estímulo positivo; uno más en la dilatada y densa carrera médica de este fisioterapeuta, nacido en Santoña, y un referente en la fisioterapia moderna. Al otro lado de la línea estaba el círculo de confianza de Pau Gasol, uno de los deportistas españoles más importantes de la historia. Ellos fueron los que le pidieron a este santoñés que hablase personalmente con la selección nacional de baloncesto. El catalán estaba a un mes de jugar el Eurobasket de 2015 y su participación era un misterio. Sergio dirigió el equipo que logró que Gasol liderara al combinado español hacia el campeonato europeo. «Fue un placer. Una confianza que te sirve de motivación para seguir investigando, creciendo y dedicándote a lo que te gusta», asegura. Resulta difícil de creer, pero lo cierto es que uno de los grandes se encomendó a los conocimientos de alguien anónimo y alejado de las cámaras. Los médicos son los héroes que se esconden detrás del telón, entre bambalinas, y que no levantan ningún trofeo. Tan solo el reconocimiento del protagonista. Ahí es nada.
Desde entonces a este sencillo 'gurú' le ha faltado tiempo para correr detrás de los avances en una materia médica «en continuo progreso». Ahora vive y trabaja en la villa marinera, pero detrás de él hay años de estudio en Lieja (Bélgica) o Madrid, donde trabajó para el Real Madrid en Valdebebas durante tres años. «Allí aprendí mucho y aproveché la oportunidad que se me brindó», añade. Fue allí donde le cambió -si no le había cambiado ya- el concepto de la fisioterapia y el lugar en el que percibió que la espectacular tendencia a la práctica deportiva popular necesitaba una dosis de adoctrinamiento. «Antes que comprarse unas zapatillas es mejor una visita al cardiólogo». Esta frase tan corta y concisa encierra un mensaje de lo que no se puede prescindir; un cardiólogo, un traumatólogo, un médico rehabilitador...
Una llamada clave
Por la consulta de Labrador, ubicada en su localidad natal, pasan deportistas de élite y muchos que lejos de serlo caen en el error de intentar parecerlo. «Todo tiene un proceso. No se debe ocultar o engañar la realidad y ponerse metas imposibles e irreales. Eso constituye riesgos», afirma el santoñés. Esta actitud tan propia de hoy en día en la que desnortados deportistas de última hora que deciden un buen día coger todo tipo de atajos para conseguir sus objetivos deriva en importantes problemas, lesiones y en algunos casos sustos de mayor envergadura. De ahí que Labrador apunte a la «necesidad de concienciar a la gente de que el iniciarse en el deporte requiere un correcto asesoramiento y una práctica acorde a las características de cada uno». Para este joven investigador, el escenario ha cambiado sensiblemente; los principiantes que se atreven con nuevos retos son cada vez más numerosos y, por tanto, la probabilidad de que existan más contratiempos se multiplica. Afortunadamente también la ciencia, la medicina y la fisioterapia progresa. «El fisioterapeuta actual ya no es el masajista. Ahora es mucho más y los avances permiten dar soluciones y acelerar las recuperaciones de un modo impensable hace años», sugiere Labrador. Esto último es, precisamente, el 'oficio' de este cántabro que cuyo buen hacer cautivó a Pau Gasol y a su equipo para ponerse en sus manos. Un hito para Santoña.
El futuro
La tecnología y las técnicas de trabajo actuales sitúan a la fisioterapia en un escalón superior «a aquella vieja concepción del sanitario vestido de blanco con su camilla». La demanda y la urgencia han impulsado una investigación frenética y los nuevos profesionales marcan la pauta.
El santoñés dedica sus esfuerzos a los estudios, fundamentalmente, aplicados a la radiofrecuencia, las ondas de choque o la EPI (Electrólisis Percutánea Intratisular), que junto con la terapia biológica, basada en infiltraciones de colágeno o de ácido hialurónico aceleran la reparación de tejidos y su recuperación. «Antiguamente apenas había aparatos; ahora todo gira en torno a la tecnología. La radiofrecuencia no es más que un modo de aumentar la temperatura, aplicar fiebre local en la zona dañada para que la acumulación de sangre ayude a recuperar la zona lesionada», explica Labrador. Un aparato llamado R-200 fue el que ayudó a que Gasol ganara con sus compañeros aquella medalla de oro de 2015.
Este joven agente de salud se esfuerza en hacer un llamamiento: «Se necesita un diagnóstico preciso para poder actuar sin errores». Es obvio que el deporte «no deja de ser un banco de pruebas» y cuyos adelantos son aplicados a los pacientes comunes. «La propia sociedad ha demandado estas nuevas tecnologías; ha potenciado que se investigue más como consecuencia de que ahora mismo el deporte es una de las piedras angulares de la sociedad». De esta manera, los equipos de fútbol, atletas, ciclistas... «Son los mejores test de cara a que la fisioterapia crezca. Ellos necesitan estar al 100% y lo necesitan de hoy para mañana», insiste el cántabro. Estudios de criopresión, centrados en los contrastes de temperaturas, «son otra de las técnicas que hemos descubierto que también disminuye las inflamaciones y por tanto acelera la recuperación de tejidos dañados».
Atención
Hoy en día la demanda es tal, que para realizar una práctica rigurosa y acertada se necesitan decisiones consensuadas. «Los jugadores de fútbol generan mucho dinero y sus diagnósticos han de ser muy rigurosos, esa exigencia hace que se trabaje en equipo. Un médico rehabilitador, un fisioterapeuta y un traumatólogo, por ejemplo. Ese modo de operar se traslada a la vida común y permite ser mucho más práctico», añade.
Labrador está más tranquilo con las expectactivas. Para él, cada vez se está tomando más conciencia de lo que es imprescindible. «Nuestro principal reto, el de la gente que nos dedicamos a la salud, es sensibilizar a los practicantes de que antes de conseguir grandes objetivos es conveniente hacerse una prueba de esfuerzo para testar cómo nos encontramos, una visita al cardiólogo, un asesoramiento del traumatólogo o el seguimiento de algún fisioterapeuta. Con estas pautas se minimizan los riesgos». En conclusión, el correr muy rápido sin un correcto asesoramiento puede salir caro, mucho más que el precio de una simple revisión médica. El deporte implica riesgos y la mejor manera de reducirlos es con una sensata práctica.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
«De repente, no sientes nada y no puedes moverte»
El Diario Vasco
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.