Hitoshi, el talento asiático del Cayón
El central japonés viajó a España para intentar hacer realidad su sueño de ser futbolista y a los 27 años lo está cumpliendo en Sarón
A los 22 años Hitoshi Ishida (Machida, 29 de julio de 1996) sentía que su sueño de ser futbolista se le escapaba de las manos. ... Recién graduado en Magisterio, había jugado en las categorías inferiores del Machida, club de la máxima categoría nipona. Pero no había conseguido dar el salto al primer equipo. Había mantenido el pulso en el Biloba Tokyo de la tercera categoría, pero quería más, y recién terminados los estudios se puso en contacto con una agencia de representantes en la que conoció a Noki, su actual agente.
Fue él quien le buscó sitio en el Mladost de la tercera categoría croata y al año siguiente consiguió llegar al Medimurje de la segunda, pero la pandemia terminó abruptamente con su primera aventura europea y tuvo que regresar a Japón. Solo unos meses estuvo en casa, lo que tardó en calmarse la emergencia mundial y Noki, en conseguirle una prueba en el Colonia Moscardó. La superó. Después el Unami y el Tarancón le sirvieron para llamar la atención del representante de Luis Fernández, que le reclutó para la causa aurinegra. «Me dijeron si quería jugar en Segunda RFEF y no lo dudé. No conocía Sarón, pero rápidamente me informé por internet y estoy muy bien aquí».
Un cambio enorme. De una ciudad de más de 400.000 habitantes en la periferia de la mastodóntica conurbación de Tokio a los poco más de 3.200 habitantes de Sarón. Nota el cambio por la cercanía; por ser uno de los ilustres del valle. Por lo demás, se ha adaptado rápido y disfruta de una calma que ya buscaba antes. «Mi ciudad es como todas las capitales del mundo que conozco. Grande y con mucha gente, pero aquí se vive con tranquilidad», explica.
A los 27 años no ha perdido las ganas de progresar. «Quería venir a España porque en Japón mucha gente me había hablado de cómo es el fútbol aquí y quería probar suerte. No me arrepiento de haber venido y espero seguir escalando categorías, empecé en Tercera y ahora estoy en Segunda RFEF», expresa con un castellano mejorable, pero que le sirve de sobra para entenderse. También le convencía el 'spanish way of life'. Le llamaban la atención el clima y, sobre todo, «que se vive tranquilo», al menos en Moscardó y Sarón. Claro que antes tuvo que hacer la parada croata. Más clima mediterráneo y más fútbol europeo para seguir creciendo.
Desde que llegó al Cayón es uno de los centrales titulares. Ya tras el primer sorteo, cuando sus compañeros vivían la decepción del emparejamiento con el Ursaria, él no veía un tren perdido, sino la oportunidad de coger otro más grande: «Le vamos a eliminar», comentaba esbozando una sonrisa. Acertaba.
Así fue como su equipo se ganó el pase a la segunda ronda. Durante el sorteo, que siguió junto a sus compañeros en el vestuario del Fernando Astobiza, con televisión en directo, cruzaba los dedos para que les tocara la Real Sociedad. No es que el Athletic sea mal rival, pero en San Sebastián juega Kubo y ese enfrentamiento le hubiera dado mucho cartel en su país, a donde aspira a regresar a largo plazo para ser entrenador. Pero eso será más adelante. Antes quiere consolidarse y disfrutar de otro nivel de fútbol, aunque sea en las categorías modestas: «Quiero seguir jugando en España hasta los 40 años y luego sacarme el título de entrenador y puede que después me vuelva a Tokio; ya veremos». De momento el fútbol ocupa todo su tiempo. Y en general el deporte, matando horas muertas viendo béisbol y rugby.
Llegó a España para mejorar en defensa, con Íñigo Martínez como espejo -por poco no ha podido enfrentarse con él- y lo ha conseguido a base de no poco sacrificio, porque tiene que dar clases telemáticas por zoom para una escuela de fútbol japonesa para completar el escasísimo salario que se gana en la categoría, como antes en Tercera. Vive en casa del abuelo del preparador físico, Adrián Lavín, lo que ha significado otra renuncia. Cuando se trasladó a Cantabria, su novia tuvo que quedarse en Madrid, donde trabaja. Y donde gana más que él, como reconoce entre sonrisas. A cambio, el pueblo le ha recibido con cariño: «Si en Tarancón me trataron muy bien, aquí mejor. Tanto los compañeros y los técnicos como los aficionados». ¿El futuro? Aún es una incógnita. Se debate entre dos ideas y, sobre todo, una esperanza: «Me quedaría encantado si me dijeran que siguiese, pero quiero ascender de categoría».
Hito, que es su nombre de guerra, saldrá hoy con el 'cinco' a la espalda para marcar a Raúl García, a quien ya anunciado que pedirá la camiseta, Villalibre o Iñaki Williams. En partido televisado, ante un histórico europeo y en un estadio con aroma a Primera División. Otro paso en la carrera de un curtido central que ya mira de reojo y sin complejos a la Primera RFEF. Lo conseguirá o no, pero por tenacidad no será.
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