Los sobresaltos que enmudecieron el fútbol

Uno de los últimos momentos de impacto llegó con el capitán de la Fiorentina, Davide Astori, que fue encontrado sin vida en su habitación del hotel de concentración antes de jugar contra el Udinese. Ocurrió en 2018 y el jugador tenía 31 años. Fue una muerte súbita cardíaca que las estadísticas reflejan que le ocurre a uno de cada 100.000 deportistas. Una situación similar sufrió el español Daniel Jarque (8 de agosto de 2009), que falleció a los 26 años a causa de asistolía (insuficiencia de las contracciones del corazón) en el recinto hotelero donde estaba concentrado el Espanyol. El defensa perdió el conocimiento en la habitación mientras hablaba por teléfono con su novia.

Otras ocasiones ocurrieron a la vista de todos. Antonio Puerta conmocionó al fútbol español. El lateral del Sevilla se desmayó en un partido liguero que enfrentaba al Sevilla y al Getafe. Fue atendido en el terreno de juego por los médicos. Parecía que se recuperaba, aunque acabó sustituido. Pero en las tripas del estadio volvió a quedar inconsciente. Recobraba después el conocimiento, pero tres días después murió a causa de una encefalopatía postanóxica y un fallo multiorgánico.

Marc-Vivien Foé convulsionó la Copa de Confederaciones de 2003. El camerunés desfallecía en el césped y, a pesar de los intentos de reanimación, murió de un ataque cardíaco. Sufría una inflamación en su ventrículo izquierdo. Otro impacto ocurrió con el húngaro Miklós Feher. En una acción del partido que enfrentaba al Vitoria de Guimaraes y al Benfica, el futbolista se agarró las rodillas y cayó sobre el campo. Murió una hora después debido a una arritmia cardiaca. El Benfica lo entrenaba José Antonio Camacho. Un impacto que jamás olvidará.

Menos conocido era Christian 'Chucho' Benítez. El ecuatoriano murió de manera inesperada el 29 de julio de 2013 en Catar por un fallo cardíaco tras ingresar en un hospital por un dolor abdominal. Pero no sólo en la élite ocurren situaciones trágicas. En la Tercera de Portugal perecía el joven brasileño Alex Apolinario, de 24 años, de un infarto en pleno partido, que le provocó una parada cardiorespiratoria.