Rayo y Burgos Promesas se neutralizan
Cántabros y burgaleses suman un punto en un partido de brega y de un alto nivel de compromiso defensivo en los Campos de Sport de Astillero
José Compostizo
Astillero
Domingo, 21 de septiembre 2025, 18:10
El Rayo Cantabria y el Burgos Promesas sumaron un punto (0-0) en un partido de brega y de un alto nivel de compromiso defensivo, que comenzó siendo típico entre filiales, puesto que de inicio los dos equipos quisieron tener para sí el balón y ofrecieron una primera media hora abierta, pero a la postre deslucido por la necesidad de ambos; de los unos de volver a la senda del triunfo tras la derrota el pasado domingo ante el Numancia y de los otros por vencer por primera vez este curso.
Rayo Cantabria
Laro, Argos, Cagigal, Manu González (Vallecillo m.45), Solórzano, Baldrich (Santi Franco m.61), Izan (Rosado m.86), Diego Fuentes, Dani Cordero (Samu Calera m.33), Rodri Ramos (Diego Díaz m.61), Axel
0
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0
Burgos
Monedero, Rastrilla, Pascual, Ricoy, Ribas (Fillouche m.70), Mazeya, Romero (Alejandro m.64), Iván Martínez, Lecic (Sedano m.79), Oussama, Sagredo (Lasme m.70)
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Goles: No hubo.
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Árbitro: Ramón Collado (C. Asturiano). Amonestó a Romero, Ribas, Vallecillo, Rastrilla, Iván Martínez, Cagigal, Mazeya, Diego Fuentes y Solórzano (2)
El choque empezó con mucho ritmo, muy abierto y con los dos equipos buscando la meta contraria. A los siete minutos, un error defensivo burgalés a punto estuvo de aprovecharlo Baldrich, pero el remate, flojo, del delantero lo atrapó Monedero. La réplica de los visitantes llegó con un centro lateral de Mazeya al que no llegó por muy poco Ricoy.
El filial del Burgos ejercía en los primeros minutos una presión altísima como que quisiera terminar rápido las jugadas. Paradójicamente, fue esto lo que hizo que el balón circulase menos de área a área, aunque fueron los de Ezequiel Loza lo que dispusieron de una nueva ocasión tras un disparo cruzado de Argos que se fue fuera.
El equipo verdiblanco se hizo con la tenencia del cuero con relativa presteza, alcanzado el ecuador de la primera mitad. A fuerza de presionar, más que robar y amenazar, acabó por llevar al Burgos Promesas a un bloque medio que trataba de neutralizar sus operaciones con el esférico. La banda izquierda de Dani Cordero, hasta su lesión, fue la que más exigió a la defensa visitante con centros laterales que fueron bien abortados por los burgaleses.
A falta de dos minutos para la conclusión de la primera mitad, Samu Calera pudo adelantar al Rayo, pero su remate de cabeza, tras un centro de Diego Fuentes, se marchó rozando el poste. La contienda, que se fue al descanso con más fuegos de artificio que otra cosa después de un inicio fulgurante.
El filial racinguista volvió a intentar ganar terreno y pisar el rival elevando de nuevo la presión en los primeros instantes de la reanudación. De la querencia de la tenencia de balón de ambos llegaron imprecisiones en ambas mitades del campo e hicieron el juego trabado. En estas, y como los ataques estaban pasando inadvertidos, Loza dio entrada a Santi Franco, con el fin de ganar presencia arriba.
Pero, tras la expulsión de Solórzano, por doble tarjeta amarilla, el envite se afeó, aunque la pelea por controlar el encuentro siguió, los envíos fueron cada vez más frontales y continuaron siendo de muy poco tino. Fueron más numerosas por parte de un Burgos Promesas que se dio de bruces con una zaga firme y que no concedió oportunidades, más allá de una de Mazeya de cabeza que se marchó fuera.
En el fragor de la batalla -honesta, sin dureza, pero siempre intensa-, el filial burgalés tuvo durante un rato metido a su homólogo en su área, o por lo menos en sus inmediaciones. Pero aún así los de Loza lo intentaron y Santi Franco con un remate desde el interior del área a punto estuvo de desnivelar el marcador, pero el balón tropezó en un defensa y se fue a córner. También el Burgos Promesas tuvo un último arreón, con varias acometidas por la izquierda de las cuales la única que concluyó en ocasión y parada de Laro fue en respuesta a un remate de cabeza de Ricoy.
Fue la última aproximación a una portería de cierta relevancia. El silbatazo final puede dejar a ambos técnicos satisfechos con el compromiso de sus jugadores, innegable, pero no con el juego. Así, a fuerza de que la necesidad imperase sobre la virtud, el empate fue justo; el fútbol, escaso.