Katie Ledecky entrega su corona en los 400 libres

Ledecky suma así su séptima medalla olímpica, que colgará en su vitrina al lado de la que consiguió en Londres 2012 y de las cinco que obtuvo en Río, pero no dejará de tener un cierto regusto amargo para una mujer acostumbrada a visitar el puesto más alto del cajón. Ariarne Titmus ya venía anunciando que podía asaltar el trono de Ledecky en esta distancia. La australiana, nacida hace veinte años en la isla de Tasmania pero residente en Queensland, ya la había derrotado en los mundiales de Gwangju, en Corea del Sur, en 2019. En aquella competición, Titmus demostró una jerarquía extraordinaria, superando por un segundo a la nadadora americana. Aunque en Tokio la diferencia no ha sido tan abultada, la australiana ha vuelto a ganar con autoridad, al superar a Ledecky por 67 centésimas. Entre ellas dos y el resto de las competidoras se ha abierto una distancia sideral: la medalla de bronce reposa ahora sobre el cuello de la china Li, que ha entrado más de 4 segundos por detrás de Ariarne Titmus.

Aun quedan tres posibilidades más de medalla para la fabulosa Ledecky, que competirá en los 200, los 800 y los 1.500 libres. En estas dos últimas pruebas se verá las caras con Mireia Belmonte.