Andros y Borbolla se citan en la final de Copa

En el primer duelo de semifinales, Andros se veía con uno de los pocos conjuntos capaces de derrotarlos este curso. Los de Las Fraguas solo habían perdido un partido antes del desastre de la Mateo Grijuela y había sido en la primera jornada ante Casa Sampedro. Los de Torres, un diez en nada pero un siete en todo, tenían la sensible baja de Jairo Arozamena, aquejado de apendicitis y que suponía una baja sensible para los de Manolo Oliva sobre todo a la hora de lanzar desde distancias largas.

A primera vista, para llevarse el duelo Andros tiró de acierto embocados. Rascando un poco, los comandados por Óscar González donde fueron mejores fue a la hora de llevar madera. Un partido fuerte y formal, que no feo, en el que, a diferencia de lo ocurrido el pasado jueves, no dudaron a la hora de posicionarse en los veinte metros para arrancar la contienda. Alfonso Díaz apostó por un emboque a la mano que se podía lograr golpe en tierra y que convirtió Carlos García con uno de sus lanzamientos. Embocó también el capitán de Sampedro, aunque una queda de Penagos lastró el recorrido de los suyos en el parcial.

En el segundo llegó una de las claves del encuentro. Los de Torres se fueron a diecinueve, Andros pegó el bolo del dinero al tablón del pulgar y, con un último birle de cinco, los ayer visitantes se quedaron a un bolo del cierre. Tampoco acertaron los de Las Fraguas, que vieron cómo su rival desaprovechaba una ventaja de tres palos y les entregaba el parcial. El partido estaba de cara para los favoritos, que de nuevo con Lolo Lavid en el banquillo, metieron pie y medio en la final después de calcar la apertura en el tercer chico. Esta vez era El Junco el encargado de embocar y sus compañeros los responsables de acompañarlo para una bola imposible para Sampedro. Aunque se agarraron en el cuarto y facilitaron la trayectoria de los lanzamientos hacia la jugada suprema en el quinto, la suerte de los del Besaya estaba echada. Andros era el primer finalista de la Copa FEB.

En el otro duelo de semifinales partía como favorito Hemanos Borbolla. No por juego durante el curso, no por clasificación, sino por los cara a cara particulares entre los costeros y Los Remedios, en los que los el triunfo fue en las dos ocasiones para los de José Borbolla. Pese a ello, la dinámica de final de curso de ambos igualaba las cosas y el poder embocador de las dos partidas dejaba las apuestas más repartidas todavía.

El partido fue de mínimos, con un juego irregular y con los costeros más certeros a la hora de aparecer en los momentos clave. Ninguno de los dos capitanes apostó por mandar a los suyos al fondo del corro, por lo que el duelo se decidió de tiros cortos. Tras repartirse los primeros parciales entre los dos conjuntos, una de las claves del partido llegó en el tercero. Borbolla birló bien, cerró y, cuando Los Remedios llevaba trazas de matar la jugada, un bolo frenó la bola de Federico Díaz, que se quedó a centrímetros de pasar la caldera.

El remate de la victoria nojeña llegó en el quinto. Hasta ese momento no había aparecido el martillo pilón de Borbolla, que por medio de Chin Velasco estacó para fusilar el emboque de veinte y encarrilar su pase al partido decisivo.

La gran final está servida. A partir de las 18.00 horas, en La Rasilla si el tiempo no lo impide y en Peñacastillo si el agua irrumpe en la fiesta, se pondrá en juego el último título oficial del curso. Para Andros sería el segundo título del curso y de su historia y serviría para quitarse la espina de la Liga perdida en las últimas jornadas, mientras que para Borbolla supondría lograr un trofeo por segundo año consecutivo tras la Copa Apebol alzada hace doce meses. Lejos de su mejor momento, un recuerdo de glorias pasadas para un equipo que siempre está en la pomada. Un partido de tensión, un partido de nervios, un partido en el que la calidad no siempre prevalece sobre la templanza y un partido, además, marcado por las alturas de curso en la que llega. Porque no es lo mismo jugar con calor que con frío, ni hacerlo en junio, en plena vorágine de concursos y partidos de Liga, que hacerlo cuando el año agoniza. Ahí, la capacidad de competir será la que prevalezca. El enfrentamiento tendrá también el morbo de ver a Óscar competir contra la peña con la que estuvo a un paso de acabar en los juzgados hace apenas unos meses. Más carga motivacional para un choque de trenes.