Póquer de novatos en División de Honor

En diferentes edades y circunstancias, esta temporada se iniciarán en la máxima categoría de bolo palma Javier Cacicedo con Riotuerto (aunque estrictamente ya debutó en la máxima categoría con Hermanos Borbolla), Luis Vallines con Sobarzo, Javier Cabrero con Renedo y Javier Alonso con La Rasilla. Además de la coincidencia de que tres de ellos se llaman igual, dos van a jugar en el equipo de su pueblo, donde se criaron como bolistas, lo que añade un plus de presión y responsabilidad al hecho de codearse con los grandes. Cacicedo, Vallines y Cabrero llegan de jugar un escalón por debajo, en Primera Categoría, mientras que para Alonso el salto será mayor al haber jugado el curso pasado con El Tarumbo en Segunda Especial.

El primero de los casos es un debut un poco trampa, porque Javier Cacicedo (Entrambasaguas, 2000) ya lanzó algunas bolas con el primer equipo de Hermanos Borbolla en la última jornada liguera de 2017, aunque este curso afronta su estreno como jugador de pleno derecho de la máxima categoría y, además, lo hace en el equipo de su pueblo, La Cavada. El joven jugador cañonero, a sus 19 años, afronta el reto con «ilusión» y con la única presión de «querer hacerlo bien y además en casa». Con la responsabilidad de ocupar plaza en el cuarteto titular, el de Riotuerto cree que llegar a jugar en División de Honor es «el máximo», un logro que ahora sólo queda confirmar para intentar lograr «buenos resultados y quién sabe si en el futuro títulos».

Su caso es el del regreso de un canterano, puesto que Cacicedo se formó en la escuela de La Cavada, fue pinche de la peña y tras su etapa en Borbolla, donde llevó a su segundo equipo a Primera Categoría y llegó a debutar con la primera plantilla cuando el equipo ya era matemáticamente campeón, regresa a La Encina.

Su vuelta se enmarca dentro de la renovación que José Antonio Abascal se ha visto obligado a impulsar en su peña. Tras la marcha de Alberto Díaz y Chin Velasco a Noja, trató de fichar a Manuel Domínguez, y al recibir su negativa apostó por la juventud de Jairo Arozamena (otra promesa que suma ya sin embargo varias temporadas en la élite) y el propio Cacicedo.

Para Luis Vallines (Laredo, 1999) llegar a la máxima categoría bolística es «un sueño», aunque lo afronta como un paso más en su carrera. El laredano llega a La Tapia procedente de la peña de su pueblo después de foguearse en Bansander y, como sus compañeros, afronta la nueva etapa con «mucha ilusión, pero a la vez con respeto, puesto que no deja de ser la máxima categoría y eso implica siempre dar lo mejor de uno mismo». Estará acompañado por los hermanos Gandarillas, Ricardo González e Iván Gómez para formar una cuadrilla cuyo objetivo es evitar pasar los apuros del año pasado.

Otro de los jóvenes que lleva un tiempo llamando a la puerta del relevo generacional es Javier Cabrero (Somahoz, 1997), que llega a Renedo «con muchas ganas de poder ayudar y aportar» a una peña que es «la que me ha dado la oportunidad de poder estar entre los mejores jugadores de bolo Palma del momento». Tras una temporada complicada en Calixto García, el también jugador del Torina de Tercera División formará parte de una partida cuyo objetivo no es otro que la permanencia y estará rodeado de Cristian Lavid, con el que además comparte vestuario futbolístico, y jugadores ya curtidos en la categoría como los hermanos Rueda y Noel Gómez.

También jugará en el equipo de su pueblo Javier Alonso (Los Corrales de Buelna, 1990), que, según sus palabras afronta la cita con «muchísima ilusión porque es mi primer año en el equipo donde aprendí a jugar a los bolos, en el que fui pinche y en el que siempre soñé con jugar, ya que tenía mucha afinidad con Cundí Ceballos». Para el corraliego es «una oportunidad única» que no quiere desaprovechar.

Mención aparte merece Mario Borbolla (Noja, 1999). Como su buen amigo y ya excompañero Cacicedo debutó en el primer equipo costero en la recta final de la temporada 2018, este año ha jugado en Primera Categoría y esperará de nuevo su oportunidad. Lo tiene complicado, porque además de los cinco integrantes de la primera plantilla (Raúl de Juana es en principio el suplente, aunque siempre termina jugando) también Jonathan García parece por delante de él en la jerarquía costera. Al menos así sucedió en las Jornadas El Corte Inglés, pero la apuesta de futuro de la peña nojeña es su canterano, uno de los mejores bolistas de su generación. Así, no s epuede descartar que Pepe Borbolla le vaya dando progresivamente oportunidades a su sobrino.

Ellos son los nuevos, parte del relevo generacional. Otros muchos llegaron, algunos se quedaron por el camino. Los bolos, esos trocitos de madera que a veces son tan caprichosos, dictarán sentencia.