Una trainera cántabra conquista el Támesis
El club de remo Ciudad de Santander logra un histórico tercer puesto en la London Great River Race tras adelantar a 275 embarcaciones con 'La Virgen del Mar'
El Támesis amaneció calmo, con ese gris inglés que parece hecho para guardar secretos entre la niebla. En la orilla, una trainera blanca con la ... bandera española pintada en el costado se preparaba para escribir una historia improbable. «Arrancamos los últimos de 277 dorsales, adelantamos a 275 embarcaciones y llegamos a tan solo un minuto del segundo», cuenta Álex Barjau, uno de los trece remeros del Club de Remo Ciudad de Santander. «Fue una locura. Algo que nunca olvidaremos».
Lo que lograron en la London Great River Race 2025 fue mucho más que una medalla o un número en una clasificación. Fue una gesta marinera en pleno corazón de Londres. Desde la salida en Ham hasta la meta bajo el puente de Richmond, la trainera 'La Virgen del Mar' navegó 21,6 millas náuticas -casi 35 kilómetros- y atravesó 28 puentes. En cada tramo, un rugido de esfuerzo y madera, un ritmo que no se detuvo ni para respirar. «Este año sabíamos mucho más de la regata, de sus corrientes, de cómo adelantar, de dónde beber, de cómo acometer los pasos por los puentes y de qué ritmo imprimir a la prueba», explica Barjau. La experiencia del año anterior, cuando terminaron en el puesto 21, fue el cimiento sobre el que construyeron su tercer puesto.
No lo tuvieron fácil. «Nuestro gran hándicap es que nos ponen siempre últimos en la salida porque somos la embarcación de mayor eslora. Pero eso no nos desanima, al contrario: nos da un objetivo claro, ir cazando barcos uno a uno», detalla el remero. Y ciertamente los cazaron. Desde los pequeños esquifes ingleses hasta las veloces canoas hawaianas tipo paddle o maorí, todos vieron pasar por su proa a una trainera blanca que parecía movida por la propia marea. «Si no hubiéramos roto un remo, con lo que perdimos más de un minuto al cambiarlo, y si hubiéramos tenido la aplicación que muestra la posición real de los rivales, habríamos podido atacar al segundo y, quién sabe, adelantarlo», reconoce Barjau.
El vencedor fue, de nuevo, el 'Amazon', un prototipo diseñado expresamente para dominar la regata. «A mi parecer no debería competir con los demás, es un barco distinto. Pero incluso así, haber quedado terceros, con una trainera tradicional es para nosotros como ganar», dice orgulloso. El mérito no se mide solo en segundos ni en clasificaciones. También en la imagen que dejaron. El diseño del uniforme, el logotipo del club y la bandera española ondeando sobre el Támesis no pasaron desapercibidos. «Causaron furor. Todo Londres vio cómo adelantábamos a todos los barcos menos a dos, a una velocidad claramente superior».
Aunque no es la primera vez que participan, este segundo año la experiencia ha sido si cabe más extraordinaria. «Navegar y competir por el Támesis es algo único. Pasar bajo el Puente de las Dos Torres, remar viendo el Big Ben y el Parlamento, escuchar al público gritar: '¡Viva Cantabria! ¡Viva Santander!'. Eso te da fuerza para empujar más y más fuerte, incluso cuando el cuerpo ya no puede más», cuenta Álex. Las ampollas en las manos y el dolor en el cuerpo son el precio del sueño. «El culo se te queda hecho caldo», ríe. «Pero las ampollas son la prueba del esfuerzo, y la celebración entre amigos es lo que nos mueve a retos como este», dice.
En esa mezcla de sufrimiento y júbilo se resume el espíritu del remo cántabro: la constancia, el compañerismo y la pasión por el mar. Y en el emblemático río londinense, treinta y cinco kilómetros después, bajo el último puente, 'La Virgen del Mar' cruzó la meta. El rugido de las palas en el agua se mezcló con el del público. Santander había dejado su estela en Londres, y en el reflejo del Támesis quedaba la silueta de trece remeros que demostraron que incluso los últimos pueden rozar la victoria.
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