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Los integrantes de la escudería Mercedes celebran el título mundial de constructores. EFE
Todos contra Mercedes... y van seis años
GP de Japón

Todos contra Mercedes... y van seis años

Ni Ferrari ni Red Bull, ni mucho menos los demás, han logrado acercarse en los últimos años a las cotas de éxito de los hexacampeones del mundo de constructores

david sánchez de castro

Madrid

Lunes, 14 de octubre 2019, 19:19

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Las grandes dinastías deportivas suelen generar una cierta suspicacia en sus rivales. Cuándo han encontrado el truco, qué trampa tienen, dónde está el amaño, cómo esquivan los controles. En definitiva: qué han hecho unos que no han logrado los otros.

La Fórmula 1 hace mucho tiempo que es un deporte de ingenieros conducido por pilotos. Masticando y deglutiendo el reglamento técnico se puede conseguir un monoplaza invencible, y eso es algo que no es de esta era híbrida, sino que ha sido desde que el automovilismo se convirtió en deporte. Los Colin Chapman, Adrian Newey o Ross Brawn saben bien que el éxito o fracaso de sus equipos pasan por su inspiración, más que las de los Jim Clark, Sebastian Vettel o Michael Schumacher.

Ahora mismo, quien manda es Mercedes. No sólo manda, sino que aplasta a sus rivales sin piedad. No hay quien pueda batirles, al menos hasta ahora, y nadie puede culparles: son los demás equipos quienes no han hecho bien su trabajo. Todos, de manera pública, quieren más igualdad en la Fórmula 1. siempre que no estén en posición de ganar arrasando. Hoy Vettel pide más oportunidades, pero cuando pilotaba para Red Bull no se quejaba. Igual que tampoco lo hizo un Fernando Alonso que vivió el bienio glorioso de Renault sin protestar porque tenían un coche (no tan) superior a los de los demás.

Sin embargo, a diferencia de otros grandes reinados, el de Mercedes no es cosa de un día. Desde que entró en juego la motorización híbrida en la Fórmula 1, en una búsqueda de limpiar la conciencia ecológica y acercarse a los mercados, los de Stuttgart basaron su dominio en la vieja tesis de crear el coche más potente, que de la aerodinámica ya se encargarán otros. Es por ello que en los últimos años ha habido oportunidades de ver brillar a Red Bull o Ferrari, siempre y cuando estos no se autosaboteen con decisiones erróneas antes, durante o después de cada temporada.

Tras los seis años de dominio con otros tantos campeonatos del mundo hay muchísimo trabajo. Horas y horas de dedicación absoluta, como el resto de equipos, pero con un mayor grado de eficiencia. Al fin y al cabo, tener a los mejores no siempre es suficiente, sino que además hay que contar con unas circunstancias propicias que ayuden al buen hacer de los alemanes. Contar con un baluarte como Michael Schumacher en sus inicios, fichar a uno de los mejores pilotos de la presente generación como Lewis Hamilton, ser inspirados por un hombre como Niki Lauda y estar dirigidos por un Toto Wolff que ha sabido torear las dificultades (incluido el tumultuoso 2016, que también ganaron) son sólo algunas de las virtudes que han sabido mantener hasta el momento desde la escuadra afincada en Brackley.

Del mérito de Mercedes también tiene culpa el demérito de sus rivales. Red Bull no ha sabido encontrar el camino desde que se montaron los V6 híbridos, aunque sí han sido una amenaza constante. La irrupción de Max Verstappen les hizo olvidar pronto a Sebastian Vettel, pero aún están lejos. Un Vettel que con su llegada a Ferrari parecía querer hacer olvidar el lustro de Fernando Alonso y, de momento, no lo ha superado. Es más: ahora tiene una amenaza mayor dentro de su garaje, con un Charles Leclerc cuya progresión le ha hecho colocarse sino por encima como mínimo a la altura de todo un tetracampeón. A la ciclotimia de la escuadra de Maranello tiene mucho que agradecerle Mercedes, como ya demostraron en el 'súper domingo' de Suzuka: de un doblete rojo en parrilla a un segundo y un sexto en carrera, frente a una victoria y un tercer puesto de Mercedes. Y como estos, decenas de fines de semana.

Hamilton echa cuentas

El título de constructores de Mercedes es el entrante al gran banquete que se va a dar Lewis Hamilton. Por sexta vez, con uno más que Juan Manuel Fangio y a uno del récord histórico de Michael Schumacher, el británico se convertirá en campeón del mundo de Fórmula 1. Sólo él o Valtteri Bottas tienen posibilidades matemáticas, aunque el de Stevenage es quien más números tiene a favor.

Echando cuentas simples, a Hamilton le basta con sacar 14 puntos a su compañero. Lo más simple (que no sencillo) sería ganar y que su compañero sea quinto o peor en México, siguiente cita del campeonato. Si además hace la vuelta rápida, Bottas podría ser cuarto como máximo para no posponer más su celebración.

Tiene que ocurrir una debacle para que no se repita el campeón de los últimos años. Otro asunto será la campaña siguiente y, sobre todo, la de 2021. La nueva normativa será un rival más, y esta vez muy duro, para Mercedes.

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