Miengo frena la entrada de autocaravanas en sus playas con la instalación de barreras
Un control de gálibo disuade desde la semana pasada a los conductores de estos vehículos, al tiempo que dos personas vigilan y sancionan su acceso
Lejos del desorden de hace un par de temporadas en los aledaños de las playas de Miengo, diferentes medidas facilitan ahora la misión de aparcar ... y diluyen el caos en pleno verano. Ninguna de ellas es de pago. La Ordenanza Limitadora de Aparcamiento (OLA) fue desestimada recientemente por el equipo de Gobierno (PP), tras haber comprobado que la función de los vigilantes en la playa y las sanciones daba los frutos esperados, con menos presupuesto y sin que los usuarios de los arenales tengan que desembolsar dinero para dejar su vehículo.
Lo de este verano constituye ya, como explica la teniente Alcalde de Miengo, Elena Castillo, «un plan integral para mejorar la movilidad y el uso responsable de las zonas de playa». Así, el equipo de Gobierno continúa implementando una serie de medidas orientadas a potenciar la seguridad y la convivencia en las zonas de playa del municipio. Con ello, indica la edil, «se da cumplimiento a la planificación diseñada al inicio de la legislatura».
La última de estas medidas, actualmente en ejecución, consiste en la instalación de sistemas de control de gálibo en diversas zonas del municipio. El objetivo es regular la presencia de autocaravanas y furgonetas adaptadas o 'campers', para acampada, evitando así que estos vehículos pernocten de forma descontrolada fuera de los espacios habilitados.
La pernocta solo se permitirá en zonas específicamente designadas para ello, como el aparcamiento gratuito habilitado junto al colegio público Marzán. Para reforzar esta regulación, se han instalado también controles de altura en los aparcamientos de uso general, con el fin de evitar su ocupación nocturna por parte de este tipo de vehículos.
En lo que va de verano, los vigilantes de las playas han tramitado ya más de 300 sanciones, cuyo importe es de 50 euros cada una
La primera de estas actuaciones había sido la contratación en la temporada pasada de dos vigilantes, uno en la playa de Cuchía y otro en la playa de Mogro, con el objetivo de sancionar a quienes incumplen las normas del código de circulación. Esta medida busca evitar atascos y situaciones de riesgo, especialmente en momentos en los que es necesaria la intervención de servicios de emergencia como ambulancias. Además, se han habilitado estacionamientos disuasorios para favorecer la reordenación del tráfico, más concretamente cuatro. Tres en Cuchia y uno en Robayera.
La desestimación de implantar la OLA vino tras el buen resultado de la vigilancia en la temporada pasada, cuando se registraron 397 multas en dos meses. Sanciones que no sólo se impusieron en la playa de Cuchía, sino también en otros lugares menos concurridos como la estación de Mogro o la playa de Usgo, donde no estaba planteado implantar la citada ordenanza. Este verano, se han registrado ya más de trescientas multas solamente en el mes de julio.
El importe de cada multa es de 50 euros si se paga en periodo voluntario pero la suma no alcanza para costear la vigilancia, por lo que la concejala aclara que «no tiene un fin recaudatorio». Castillo contrapone la situación actual con la de cuando se podían ver coches aparcados «en las isletas, en las glorietas y a ambos lados de la carretera, dejando solo un sentido de circulación en vías de doble sentido».
Acceso de perros
En una segunda fase, se ha reforzado la aplicación de la ordenanza municipal que regula la convivencia entre personas y animales en las playas. Para ello, se ha establecido una distribución clara de usos. Algunas playas estarán destinadas exclusivamente al disfrute de personas durante el día, mientras que otras, como la playa de La Pozona, han sido designadas para el uso con animales.
Concretamente, desde el 1de junio hasta el 1 de septiembre, se permite el acceso a perros en horario de 21.00 a 09.00 horas del día siguiente en las playas urbanas. Es decir, Marzán, Usgo y Usil. Por su parte, en los arenales rurales, que son los de El Huevo Frito, Los Caballos, Los Vikingos, La Playuca y Robayera, se permite el acceso de perros hasta las 13.00 horas.
Mientras, desde el 1 de octubre hasta el 31 de mayo, pueden pasear los perros en todas las playas sin necesidad de ir atados y sin limitación de horarios. Además, se ha establecido que los animales que transiten por la vía pública irán provistos de correa o cadena con collar y que el uso del bozal será obligatorio para los animales de razas potencialmente peligrosas.
Desde el Ayuntamiento de Miengo, también se ha querido recordar a la ciudadanía y a los visitantes que todas estas medidas tienen como finalidad «garantizar la seguridad, la convivencia y el uso ordenado de los espacios públicos durante la temporada estival, y se agradece la colaboración ciudadana para su cumplimiento».
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