«La turborrotonda de Valdecilla es un infierno»
Golpes, sustos, pitidos y atascos son el día a día de una glorieta que no termina de convencer a los profesionales del volante
Si no lo conoce, imagine la situación: es día laborable, sobre las nueve de la mañana; el parking de Valdecilla Sur está lleno, o casi, ... con el trasiego de la gente que acude a las consultas del hospital, y los coches avanzan como tortugas formando una cola que ocupa todo el carril de entrada y se empieza a desbordar por la rotonda. La turborrotonda. La fila entorpece la entrada en la glorieta de los coches que bajan por Jerónimo Sainz de la Maza, así que acceden a la glorieta apelotonados por un carril. Y ahí llega la segunda parte, porque hay un flujo constante de vehículos que, procedentes de la autovía, suben desde la glorieta de la Marga para distribuirse por las diferentes salidas, de forma que para entrar en la turborrotonda hay que aprovechar cualquier hueco y acelerar como en el despegue de un cohete. Traducido a tiempo: desde Cuatro Caminos hasta allí, un buen cuarto de hora.
Las claves
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Turborrotonda Es una glorieta en la que los carriles de entrada determinan las salidas que habrá que tomar
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Código Los conductores que se equivocan al elegir el carril no dudan en saltarse la línea continua
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Atascos Bajar desde Cuatro Caminos hasta Valdecilla Sur puede suponer perder un cuarto de hora
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Intensidad La distinta carga de tráfico de los diferentes accesos obliga a esperar a quien llega por Sainz de la Maza
Pero, lo primero de todo, ¿qué es una turborrotonda? Pues es una glorieta modificada para que los carriles de entrada delimiten previamente las posibles salidas. En teoría, debería mejorar la fluidez de la circulación, aunque en la práctica pierde eficacia cuando la intensidad el tráfico está muy descompensada entre las distintas vías de acceso. Y eso es exactamente lo que sucede en la turborrotonda de Valdecilla Sur.
Ésa es la situación general. Después, ya dentro de la glorieta, empieza una guerra distinta, precisamente por la obligación de seguir el trazado del carril de acceso, que no siempre coincide con el que pretenden seguir los conductores... que no dudarán en saltarse la línea continua para cambiar al carril vecino y salir por donde les conviene. ¿La consecuencia? Pitidos, frenazos, sustos y golpes.
Pilar Terán, presidenta de la Cooperativa de Radio Taxi y la Asociación de Taxis de Santander y Cantabria, lo resume de forma muy clara: «Si un cliente te dice que quiere ir desde Cuatro Caminos al Barrio Pesquero, tenemos que decirle que hay que ir por el centro, dando toda la vuelta, porque al final lo gana en tiempo».
¿Instalar semáforos?
«Dentro de nuestra experiencia, que es bastante, y hablando como colectivo, creemos que podríamos copiar el ejemplo de otras ciudades instalando también unos semáforos, que siempre se regula mejor aunque se vaya a atascar en momentos puntuales. La gente, además, no sabe circular, no sabe qué carril coger para ir a su destino. A día de hoy, la turborrotonda no funciona dependiendo de la zona por la que llegues a ella».
Alejandro Peña, profesor y director de Autoescuela Bahía, forma a sus alumnos circulando por ella. «Hay que llevarlos, porque es una zona relativamente frecuente en los exámenes de tráfico». «La clave es que en la fase de aproximación hay carteles que especifican qué carril tomar según la dirección que se quiera seguir». Aunque defiende la utilidad de las turborrotondas para hacer más fluido el tráfico, opina que ésta, en concreto, «no absorbe la cantidad de tráfico que baja por Sainz de la Maza». Y otro detalle revelador: confiesa que sólo baja por esa calle cuando es de noche y no hay coches. «Sé que si bajo por la Plaza de Toros y hay tráfico es una ratonera».
«La turborrotonda de Valdecilla es un infierno», afirma, rotundo, Miguel Iglesias, presidente del comité de empresa del TUS. «La bajada de Cuatro Caminos se atasca constantemente y perdemos muchísimo tiempo. No sé hasta qué punto es mejor que la rotonda normal que había antes». «Es un punto negro de la circulación de Santander, yo diría que el más negro, y lleva así bastante tiempo», zanja.
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