Cien años de la Gradona de los Malditos
La actual grada de animación recoge la herencia de la primigenia
Hoy volverán a estar ahí. Ahora más que nunca y aunque llueva o sople sur. Son los incondicionales del racinguismo que habitan detrás de la ... portería de los Campos de Sport orientada al norte. Son los siempre animosos componentes de la Gradona de los malditos, el graderío que el club construyó en 1925 y que un periodista bautizó con tanta fortuna que su nombre ha logrado perdurar en el tiempo. Este año se cumple su centenario.
Es cierto que aquella gradona no es la misma, porque los viejos Campos de Sport fueron demolidos en 1988. Además, se sustituyó en 1948 por una tribuna de madera cuya cubierta se la llevó un fuerte viento en septiembre de 1949, durante el encuentro contra el Racing de Ferrol. Pero el espíritu de aquella gradona se mantiene vivo, incluso con más brío y vigor.
Fue precisamente el brío y el vigor de los gritos de ánimo que surgieron de aquel nuevo graderío lo que llamaría la atención, recibiendo un nombre de carácter literario. Allí se ubicaron los jóvenes entusiastas de una peña histórica del club, la del Tirabeque. Los chavales de la peña alborotaban los Campos de Sport con un escandaloso entusiasmo de gritos y flamear de pañuelos. Cuando el fotógrafo, periodista, árbitro y años después presidente de la Federación Cántabra de Fútbol, Alejandro Quintana, percibió aquel jaleo de gritos nunca oídos en los Campos de Sport, exclamó dando nombre a la nueva grada ya que, a modo de sorpresa, recitó el primero de los versos del 'Don Juan Tenorio' de Zorrilla: «¡Cuál gritan esos malditos!».
La exclamación de Quintana fue tan celebrada entre sus colegas de la prensa que aquella grada pasaría a llamarse la 'Gradona de los Malditos'. Ya abundaban entonces las exclamaciones tan características de los estadios deportivos. Se protestaba al árbitro con silbidos y se celebraban los goles con una alegría desbordada. No había más coordinación ni ensayo que la improvisada y sugerida por el desenlace del juego. Pero buscando un estilo propio, los jóvenes del Tirabeque acogieron la propuesta del rítmico cántico del 'Ra, ra, ra' que alguno de sus miembros había traído de México. El cántico se presentó en los Campos de Sport en la apertura del Campeonato de Cantabria de la temporada 1925-26 que enfrentaba al Racing con la Gimnástica. El periodista de la revista 'Palestra', José María Barbosa (Pepe Cualquiera), lo destacó en su crónica y lo escribió por primera vez: 'Alavivo, alabá/ Alavín, bon, ban / Racing, Racing / Ra, Ra, Ra!'.
Pero aquella explosión del 'Ra, ra, ra' nació con polémica. En aquel partido se dio la circunstancia de que la afición torrelaveguense, que en gran número había seguido a la Gimnástica hasta los Campos de Sport, fue víctima del entusiasmo desmedido de tanto cántico ruidoso que se cebaba en cada gol, y fueron cuatro los que anotó el Racing aquella tarde. Hay que tener en cuenta que ya existía esa rivalidad entre los dos mejores equipos de Cantabria con sus respectivos seguidores, y después del encuentro, los socios del Tirabeque continuaron cantando y cantando, provocando momentos de tensión con los hinchas gimnásticos. El periodista Román Sánchez Acevedo, que firmaba sus crónicas en 'La Atalaya' con el seudónimo de Pepito Pedal, expuso su queja por el cántico del Tirabeque proponiendo la intervención del gobernador civil, el señor Oreja Elósegui, que respondió enviando dos días después una circular a los periodistas para comunicar que cualquier espectador que insultara al público o alguno de los actores del juego sería detenido y multado con una sanción de no menos de cien pesetas.
Aquellas acusaciones de intolerancia y provocación se superaron. El cántico se trasladó a los campos forasteros en las excursiones que los racinguistas realizaban para animar a su equipo. Se cantó en San Mamés, donde compitió con el grito del alirón bilbaíno. Y más tarde se escuchó en Madrid, mezclado con los sones de pito y tambor de los socios de la Casa de la Montaña en la capital de España. Años después, en mayo de 1935, se utilizó para animar a la selección nacional española que disputaba en Colonia un partido contra Alemania. El conjunto español derrotó al alemán (1-2) y el público español que asistió al encuentro se dejó notar con el grito del 'Ra, ra, ra, sustituyendo Racing por España. El cántico pudo escucharse entonces gracias a la retransmisión radiofónica del encuentro, y el éxito del equipo español lo popularizó aún más.
Cuando se extendió por España se produjo confusión y polémica sobre su procedencia. Las aficiones de todos los campos se disputaban el honor de haber sido los primeros en cantar el 'Ra, ra, ra'. Fue el periodista Luis Soler (Sollerius), quien recordó en las páginas de 'El Cantábrico' en 1935 que lo trajo desde México el aficionado racinguista Jesús Lera y se estrenó en El Sardinero.
Después de cien años, la Gradona de los malditos sigue dentificada con el fervor racinguista, con el aliento al equipo y, en los últimos tiempos, con las manifestaciones artísticas de tifos y pancartas que embellecen y agrandan el espectáculo deportivo de los Campos de Sport.
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