El legado de Martija
Arquitecto silencioso. En los tres años que ha ejercido como director deportivo del Racing deja tras de sí una plantilla con valor de mercado, un proyecto a largo plazo y una cultura de la estabilidad que se convirtió en el ancla del renacer verdiblanco
Tres años después de aterrizar en Santander con una maleta y un proyecto ambicioso, Mikel Martija cierra la puerta de su despacho en los Campos ... de Sport. Y lo ha hecho con la sobriedad que ha marcado su paso por el Racing. Tras de sí deja una estructura, una idea y una dirección deportiva sólida que se convirtió en el ancla del renacer verdiblanco. Martija llegó en 2022 y se mantuvo durante tres temporadas en un club que había convertido el cargo en una silla eléctrica: un año, dos y adiós. Su legado, sin embargo, va más allá de la longevidad en el despacho. Bajo su mando un Racing recién ascendido logró lo más complicado, estabilizarse. No hubo milagros, pero sí método, y no se firmaron estrellas, en su lugar se apostó por piezas útiles. Pero por encima de todo se gestó un proyecto con vocación de continuidad a largo plazo.
En su última rueda de prensa fue tajante y sincero: «Si yo siguiera este año, no tengáis ninguna duda, el entrenador del primer equipo del Racing seguiría siendo José Alberto». Martija se va, pero el Racing que ayudó a reconstruir se queda.
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Largo plazoEl diseño de un proyecto que mira lejos
Desde el primer día, Martija quiso mirar más allá de la inmediatez. No parecía movido por el impulso de cerrar fichajes de relumbrón para contentar a la grada o sobrevivir al próximo resultado. Su obsesión era más bien sentar bases. El Racing, tras años de vaivenes, necesitaba un plan. Y él se lo dio. Diseñó un proyecto que abarcaba más que el primer equipo, articulaba una metodología y criterios comunes para que todas las decisiones tuviesen coherencia. Llegó con la premisa de construir un Racing competitivo a medio y largo plazo, no solo de sobrevivir cada temporada. Ese trabajo ha dejado frutos visibles: una plantilla con valor de mercado, una dirección deportiva profesionalizada y, sobre todo, una cultura de estabilidad que durante años fue esquiva. Su marcha no es un punto final, sino una transición. El donostiarra ha dejado el manual escrito y los pilares colocados. Que el Racing lo mantenga ahora es una tarea de otros.
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El renacer del RacingLa dirección deportiva como eje del cambio
Uno de sus grandes logros ha sido situar la dirección deportiva en el centro neurálgico del club. Durante años, el Racing fue rehén de decisiones improvisadas y también de algunos fichajes sin criterio y entrenadores sin respaldo. Martija cambió la ecuación. Profesionalizó el área y la dotó de recursos. Apostó por perfiles de jugadores jóvenes y transformó la dirección deportiva en una verdadera columna vertebral. Todo se filtraba por una lógica deportiva clara, desde los refuerzos del primer equipo hasta las apuestas de futuro.
Esta refundación silenciosa ha sido decisiva para que el Racing dejase de ser un club errático y empezase a comportarse como una entidad con rumbo. Y todo sin alzar la voz para imponer su criterio, lo hizo valer a través de su trabajo. La dirección deportiva pasó de ser un departamento más a convertirse en una gran herramienta del renacimiento racinguista.
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Arana, Vicente y AndrésHa dotado al club de activos económicos
Uno de los capítulos más visibles de su gestión es el valor económico que deja en la plantilla. En el fútbol los ingresos no llegan solo a través de la taquilla o de la televisión, saber fichar también es generar patrimonio y Martija ha sido un experto en eso. Bajo su dirección llegaron jugadores como Íñigo Vicente, Andrés Martín o Juan Carlos Arana. Futbolistas con calidad y también con potencial de revalorización. No solo han aportado sobre el césped sino que se han convertido en activos valiosos para el Racing. La gestión inteligente del mercado permitió al equipo equilibrar el presupuesto sin renunciar a la competitividad.
Más allá de los nombres, lo importante es la filosofía: fichajes con sentido, con proyección y con posibilidad de retorno. No se trata de comprar cromos, sino de invertir en piezas que, si terminan saliendo del club, dejen una buena cuantía en sus arcas, igual que ocurrió con Peque. Una plantilla con valor de mercado es también una garantía de futuro. Por eso el Racing que deja Martija no solo es más fuerte deportivamente, también lo es en sus activos.
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El banquilloPara Martija el fichaje de José Alberto es su «mayor acierto»
«Es el mejor fichaje que he hecho en estos tres años y solo puedo darle las gracias por todo lo que me ha ayudado a construir en este club». Martija no titubeó en su despedida a la hora de hablar de José Alberto. El donostiarra llegó en mayo de 2022 y algo más de medio año después, tras la destitución de Guillermo Fernández Romo, apostó por el asturiano para dirigir el destino del Racing. El técnico encajó como un guante en el proyecto. Su llegada dio estabilidad al banquillo -lleva dos años y medio en él, un récord que ha tardado 32 años en romperse-, pero también personalidad al equipo, que comenzó a tener una identidad propia. En su primer año como técnico del Racing logró enderezar su rumbo y alcanzó la permanencia sin que el racinguismo tuviese que morderse la uñas a final de temporada. La campaña siguiente, la del casi play off, y esta última, donde lo ha disputado, han sido pruebas de esa evolución. Tanto que el asturiano ha sido reconocido con el Premio Miguel Muñoz por su destacada labor en este curso.
La sintonía entre Martija y el míster fue absoluta. «Es una persona espectacular. Hemos llorado, hemos reído, nos hemos abrazado... Me llevo un amigo», decía el guipuzcoano el jueves. Si el Racing ha encontrado por fin un técnico de largo recorrido, se lo debe en gran parte a la decisión que tomó su ya exdirector deportivo.
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Implantar una metodologíaAhora el Racing cuenta con una base de datos propia
Uno de los pasos más importantes en la modernización del club ha sido la implantación de una metodología de trabajo basada en datos. Martija entendió que el fútbol profesional exige tecnología, información y capacidad de análisis. Por eso incorporó a Manu Durán, un técnico informático responsable del desarrollo de las herramientas internas del club, como él mismo explicó en su última rueda de prensa. El resultado: una base de datos propia de scouting que no depende de proveedores externos. «Lo hacemos nosotros mismos. Generamos un tipo de informes, unos datos que vamos desarrollando para después tener la capacidad», comentó el vasco en su despedida. Ese avance permite al Racing planificar fichajes y tomar decisiones deportivas con mayor rigor y autonomía.
La implantación de esta metodología no es visible en el césped, pero es vital en los despachos. Supone, además, una inversión de futuro. Un club que domina sus datos, entiende su presente y puede anticiparse al mercado. Los detalles marcan la diferencia y Martija ha dejado al Racing con herramientas para sostener su trabajo. Y es que la tecnología, bien usada, es también una forma de competir.
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Trayectoria ascendenteTres temporadas en Segunda y creciendo
La historia reciente del Racing tiene un punto de inflexión en el ascenso de 2022, pero lo realmente meritorio vino después: mantenerse. Bajo la dirección deportiva de Martija, el club no solo logró asentarse en Segunda División, sino que coqueteó con metas mayores. El primer curso fue el de la supervivencia, sin alardes, pero con solvencia. El segundo, el del despertar. A pesar del batacazo en Villarreal, el equipo rozó los puestos de play off y el tercero y último, el de la confirmación: el Racing disputó la fase de ascenso y se ganó el respeto de la categoría sobre todo durante el primer tramo de la temporada, donde firmó unos números espectaculares y batió algún que otro récord.
Una progresión que responde a un trabajo de planificación y una estructura que supo identificar las carencias y reforzarlas. Cada verano, la plantilla se afinaba, y en el mercado de invierno se corregía lo justo. El club no se volvió loco, pero tampoco se conformó. Tres temporadas después, el Racing ha pasado de recién ascendido a aspirante serio al ascenso.
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LongevoEl director deportivo más duradero en nueve años
Uno de los méritos silenciosos de Mikel Martija ha sido su continuidad. En un club acostumbrado a los vaivenes, él se ha convertido en el director deportivo más duradero de los últimos nueve años del Racing. Desde 2017 por la silla pasaron Pachín (una temporada), Chuti Molina (dos años convulsos), Amorrortu (una campaña con foco en la cantera, pero desastrosa) y finalmente Martija, que ha aguantado tres años. Su permanencia habla de confianza mutua entre la directiva y él mismo. Y de una forma de trabajar que convenció dentro del club. No había más que echar un vistazo el jueves al presidente, entrenador y otros empleados hechos un mar de lagrimas en su despedida. Precisamente, esa estabilidad es el caldo de cultivo para que florezcan los proyectos.
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Discreto y sin estridenciasHa dado credibilidad a la entidad
El estilo de Martija ha sido también parte de su legado. Nunca ha buscado el protagonismo, ni los focos, más bien ha sido un director deportivo de perfil bajo, casi invisible, pero con un peso evidente en las decisiones del club. Su carácter discreto fue una ventaja en un entorno a menudo ruidoso. Evitó los conflictos públicos, declaraciones altisonantes y también las filtraciones. Hablar poco, trabajar mucho. Esa forma de ejercer el cargo dio credibilidad al Racing. Le devolvió al club una imagen de seriedad y de institución bien gestionada.
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Maguette y SuliFichajes pensando en una proyección de futuro
Martija no solo ha pensado en el presente, también se ha preocupado de sembrar para el futuro. Sus dos apuestas: Maguette y Suli. Jóvenes, con proyección y fichados con la mirada puesta en lo que pueden llegar a ser. Apuestas arriesgadas que no llegaron para resolver urgencias, sino para crecer en el ecosistema verdiblanco. Su incorporación responde a una política de captación de talento antes de que explote.
«Hemos entendido que era una oportunidad muy interesante y viene en propiedad para cuatro temporadas», recordó Martija en la presentación de Suli. Hasta junio de 2028, de lo que se desprende que el Racing buscaba tener en propiedad a un jugador joven que pueda revalorizase en un futuro, como ya ocurrió con Peque, que llegó a Santander en el verano de 2022 y el Racing lo vendió al Sevilla hace un año por 4 millones de euros. Mentalidad de inversor, que diría Sebastián Ceria. Luego llegó Maguette Gueye, que firmó por cinco temporadas, el contrato más largo desde que Martija asumió la dirección deportiva. Su aparición en la libreta del vasco se debió a que el futbolista se encontraba en su último año de contrato «y eso siempre puede convertirse en una oportunidad de mercado y también para el chico», comento el guipuzcoano en la presentación del jugador.
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Al servicio del clubFacilitará la transición a Chema Aragón
Martija no se va con portazos ni con reproches. Al contrario, se va agradecido y sobre todo, disponible. En su despedida dejó claro que estará al servicio del club y de su sustituto, Chema Aragón, para facilitar la transición. Está dispuesto a explicar y a entregar informes. Quiere que lo construido tenga continuidad y por eso prometió estar «a disposición durante el tiempo que me necesiten» para facilitar una transición «y explicar a quien venga dónde está hasta el último documento». Chema Aragón recibirá una mano tendida en un mundo donde las salidas suelen ser frías o abruptas, pero este relevo se parece más a un traspaso de poderes. Ordenado, sensato, elegante. Es el último servicio de un profesional que ha dejado huella en el Racing.
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