«No pienso en si este ha sido mi último entrenamiento»
Iván Ania se juega su futuro como técnico del Racing esta tarde en Alcorcón, donde necesita ganar por fin tras un triunfo en trece jornadas
Es la parte más amarga de la vida del entrenador. Casi siempre, solo ante el peligro. Iván Ania es consciente de su situación. Esta ha ... sido su semana más dura desde que llegó en el verano de 2018 al Racing. El asturiano se la juega en Alcorcón. Su equipo no arranca y, aunque quizá no toda la culpa sea suya, él mismo reconoció ayer en rueda de prensa que en el mundo del fútbol «todos sabemos por dónde rompe siempre el primer eslabón». Este deporte es así. Resultadista. Desmemoriado. El recuerdo del ascenso de hace apenas unos meses queda borroso después de trece partidos con una sola victoria y el Racing sumido en los puestos de descenso. A Santo Domingo se encomienda el míster. Esta, salvo sorpresa, es su última bala.
«No pienso en si este ha sido mi último entrenamiento. Sólo pienso en el partido. En ganar y que salgan las cosas lo mejor posible». Con esa frase abrió ayer el entrenador su comparecencia previa al choque. Esa sería su suerte y también la de todo el racinguismo, que quiere volver a ver ganar a su equipo y quizá también creer de nuevo en el entrenador que logró el ascenso a Segunda División. Pero, visto lo visto esta temporada, no será fácil. «Vamos a un campo complicado, porque el Alcorcón es un equipo que se ha asentado en la categoría. Es muy intenso, que roba dentro y sale rapidísimo, y tiene muy buena transición. Intentaremos minimizar sus virtudes y aprovechar nuestras fortalezas». Esa es su receta, habrá que ver el resultado de la elaboración.
Ania necesita que su equipo haga lo que lleva tanto tiempo sin hacer con asiduidad. Ganar. Porque aunque un empate a domicilio no suele sonar mal, con los guarismos que arrastra el conjunto verdiblanco, un punto ya no sabe a casi nada. Hambre. La que tiene el racinguismo después de ver una única victoria desde el 7 de abril. Y aunque quizá el problema es que la plantilla no da para más, en este vertiginoso escenario balompédico y hasta que llegue el mercado invernal de enero, la única decisión -que no tiene por qué ser solución- que se puede tomar es cambiar al entrenador. El asturiano necesita dar un golpe sobre la mesa.
Lo sabe, y por eso esta semana, en concreto en la sesión del jueves, paró el entrenamiento para pedir más carne en el asador a sus futbolistas. «Si no somos igual de intensos que el Alcorcón, será muy difícil poder ganar el partido. Es un equipo que disputa cada balón como si fuera el último. Muy intenso y agresivo. Si solamente quieres ganarles con fútbol, va a ser difícil. Tenemos que igualar su intensidad y a partir de ahí intentar la diferencia con el fútbol», explicó. Hace falta que lo hayan entendido los del césped.
Se la juega, pero él, por sí solo, no puede hacer mucho más. Necesita que sus pupilos respondan al agobio. Y se ha afanado en las últimas semanas en mostrarse lo más calmado posible y en publicitar su confianza en su trabajo y en el de sus jugadores. «Estamos cerca de ganar». Puede ser una forma optimista de verlo o quizá pura probabilidad. Buscó consuelo para las casi infinitas no victorias racinguistas: «Siempre pasa algo que no nos permite ganar. Algunas veces porque, como el otro día, hicimos un mal segundo tiempo. Otras porque en la última jugada no eres capaz de defenderla bien y te hacen el gol. Pero con los empates, estamos siempre cerca de ganar. Es cierto que somos un equipo difícil de vencer, pero también lo es que nos cuesta ganar o cerrar los partidos».
Contra la ansiedad
Los malos resultados agotan su crédito, pero la grada no la ha tomado todavía con él. Ania aún se siente respaldado por la afición. «Desde el primer día que vine a Santander he sentido el cariño de la gente. Entiendo que cuando no ganas partidos tengas críticas. Sabemos por dónde rompe siempre el primer eslabón, pero el año pasado fue muy positivo y este año la sensación que transmite el equipo es mucho mejor que la clasificación». Espera un punto de inflexión: «Lo que nos hace falta es ganar un partido que nos genere confianza y no jugar cada partido como si fuera la final de la Champions».
En su aún corta trayectoria como míster, ha vivido una coyuntura parecida, aunque con matices importantes. «Cuando estaba en el Villanovense hubo un partido que fuimos a jugar a Jumilla, que veníamos de no ganar desde hacía varias semanas. Evidentamente, no tiene la misma repercusión el Racing que el Villanovense, pero fue una situación similar», relató. Aquella vez le salió bien la jugada. A ver en esta ocasión.
Salvo sorpresa, no parece que al míster le vaya a dar un ataque de entrenador acorralado en esta final. Puede morir con sus ideas. En los últimos encuentros ha optado por una especie de continuidad que se puede mantener en Alcorcón. 4-2-3-1 y con los habituales. Lo demás será inesperado, pero probablemente haya algún matiz en lo individual. Buñuel y Moi ocuparán los laterales y Figueras y Olaortua el centro de la defensa. Alexis se retiró ayer de la sesión con problemas físicos, así que tampoco hay muchas más variantes.
En el centro del campo, sin Dani Toribio por la 'cláusula del miedo' al estar cedido por el Alcorcón, Kitoko volverá a ser el acompañante de Mario Ortiz. Que Sergio Ruiz fuese titular junto a su paisano sería todo un acontecimiento, después de que el astillerense haya pasado a un segundo plano. Y por delante de la dupla, la trilogía de los jugones que está sosteniendo al Racing, aunque no ofrezca esa dosis de trabajo que un equipo sufridor necesita. Yoda y Enzo Lombardo estarán en las bandas y Cejudo, a quien no se le puede negar que se está dejando lo que tiene, en la mediapunta.
Dudas en la delantera
En la delantera, en esta ocasión, hay alguna duda más que de costumbre. Un par de ellas más, en concreto. Porque Alcorcón, donde David Rodríguez forjó su caché como nueve en la categoría, puede ser un buen motivante para que el talaverano ofrezca por fin la imagen que se espera de él. Ania ayer no negó esa posibilidad, aunque, conociéndole, quizá también estaba buscando el despiste. «Cuando jugamos contra equipos de los que tenemos exjugadores, sabemos que tienen una motivación extra, conocen el campo mejor que nosotros... A él -David Rodríguez- le tiene que transmitir buenas sensaciones. Son bazas que podemos poner a nuestro favor». Por otro lado, la otra opción puede ser la de mandar a Jon Ander directamente a la titularidad sin pasar por el recambio. El vasco tiene muchas opciones de disputar hoy sus primeros minutos tras su grave lesión de rodilla. Barral ya ni cuenta. «Es una decisión mía -no del club-. Se lo argumenté cuando vino a pedirme explicaciones», afirmó el entrenador verdiblanco. Por cierto, quien hoy vuelve a la convocatoria es el meta Iván Crespo, aunque la titularidad parece exclusividad de Luca.
En Santo Domingo, Ania quiere ver a «un Racing que tiene que estar sólido defensivamente. Muy atento a recoger las segundas jugadas cuando ellos jueguen directo. Un Racing que sea valiente, atrevido, que vaya a por el partido, porque es lo que necesitamos. Partiendo de la portería a cero será mucho más fácil conseguir la victoria, pero ni mucho menos meternos atrás y darle la iniciativa al rival».
Enfrente, el Racing se encontrará a un Alcorcón que navega por la parte media de la tabla, pese a que cuenta con un presupuesto menos de un millón superior al del club cántabro. Sin embargo, hay una buena noticia para Iván Ania en este envite tan decisivo, aunque el Racing es, históricamente, un as en eso de romper estadísticas en favor de los rivales. El cuadro madrileño es un local pésimo. De seis partidos en Santo Domingo, sólo ha sacado un empate y una victoria. Eso sí, el triunfo, por 3-0 frente al líder, el Cádiz. Así pues, no parece un lugar poco propicio para llevarse el botín, pero para el Racing cualquier cosa, a día de hoy, es altamente complicada. «Es cierto que está más fuerte fuera de casa que como local, pero eso no garantiza nada», comentó el entrenador.
Iván Ania se la juega, pero también el director deportivo, Chuti Molina. El manchego estará atento a lo que suceda esta tarde en Alcorcón, porque de ahí dependerá el que tenga que cortar la cuerda que acciona la guillotina, o pueda ganar tranquilidad por unos días más. Aunque es evidente que la relación entre director deportivo y entrenador y la confianza del primero sobre el segundo han pasado tiempos mejores, cualquier medida abrupta irá en detrimento del ambiente alrededor del club y del crédito de Molina, que también empieza a mermar en la grada. Y al fin y al cabo, el técnico también hace, en el banquillo, de parapeto hacia el palco. Porque un cambio de responsable del vestuario que no surta efecto, hará girar las cabezas de la platea hacia el escalón superior. Hacia quien confeccionó la plantilla.
Son hipótesis. Ayer, en las Instalaciones Nando Yosu, tras la rueda de prensa y antes de comer y subir al autobús, Iván Ania agradecía sinceramente cualquier deseo de suerte. Sabe que la necesita, porque más allá de las cosas que haya podido hacer mal, de fortuna no ha andado sobrado desde que arrancó su estreno como técnico en Segunda División. En el tambor de su revólver, una sola bala. Esta vez, no puede fallar.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión